¿Invitados solteros en la boda? 7 situaciones que solo ellos entenderán

Nunca falta aquel a quien el anuncio del compromiso de alguno de sus amigos le recuerda que todavía no aparece una persona especial en su vida. Si es tu caso, procura que ese pensamiento sea fugaz y pasajero, porque hay mucho por celebrar. Si tu hermana te pidió que la acompañaras a probarse vestidos de novia o ya recibiste la invitación de unos amigos muy queridos, enfócate en estar con ellos: por algo solicitaron tu presencia. Eso sí, para el día de la boda, checa cómo sortear estas siete incómodas situaciones. ¡El mundo también es para los solteros!

1. Ir o no ir... ¿y qué ponerse?

Si eres de esas personas a las que le incomoda ir sin pareja a una boda, empieza el coco wash en cuanto escuches la noticia de que un ser querido se casará. En cualquier momento llegará la invitación y hay que estar preparados. Tal vez estar soltero hace que la sangre se te vaya a los pies con el simple hecho de decidir si asistir solo o acompañado a la boda, sobre todo, si la invitación es para dos y no tienes con quién ir.

La indecisión de ir a solas o invitar a una de tus amistades no termina ahí. Seguirá el reto de elegir el estilo y el color del traje o del vestido de fiesta y todo lo necesario para completar el outfit. Por si acaso, cuida tu imagen: aunque no quieras que parezca que asistirás buscando pareja, nunca hay que cerrarse a todas las posibilidades.

2. La llegada a la fiesta

De ahora en adelante. la actitud será la línea que separe dos caminos: sufrir la situación o aprovecharla. La cosa se puede poner color de hormiga si en la invitación solo recibiste un pase, ya sea porque los novios saben de tu soltería o porque desean con el corazón que en su fiesta encuentres pareja.

Si no tienes amigos con quienes encontrarte allá, haz una llegada discreta, pero sociable. No entres llamando la atención, pero tampoco te deslices hasta el último rincón. Unos días antes, también puedes preguntar a los novios con quién creen que simpatizarías más. ¡Ah! Y si te invitaron a alguna de las despedidas de solteros, no desaproveches esa ocasión para entablar amistades.

3. "Y ahora ¿con quién me siento?"

Con casi total seguridad, los novios ya te habrán acomodado en una mesa con personas afines a ti, ya sea por edad o por intereses personales. Salvo que no se hayan asignado lugares, te encontrarás con un sitio asignado sin sufrir la angustia de tener que elegir lugar.

Pero, ¿y en la ceremonia? Que no cunda el pánico, seguramente habrá un rostro conocido al lado de quien puedas tomar asiento y comentar lo bonito que lucen los novios o lo bien que decoraron el altar.

4. Prepárate: casi todo girará en torno al amor

Nunca falta quien pregunta si tienes pareja o a quien se le escapa decir que a cierta edad uno ya corre el riesgo de quedarse para vestir santos... El matrimonio es una decisión muy personal y la edad a la que uno decide casarse aún lo es más. Si estás feliz con tu soltería, lo mejor será llevar un caparazón a prueba de mentalidades demasiado cuadradas y lenguas viperinas.

Tampoco pierdas de vista que asistirás a una boda y que seguramente surjan algunas conversaciones sobre el amor y las relaciones de pareja. Podría suceder que incluso alguien quiera intentar emparejarte con alguien, para lo cual nunca viene mal preparar una negativa muy asertiva: firme, pero cortés.

Estas situaciones pueden resultar especialmente incómodas para quien acaba de salir de una relación importante y la ruptura aún no sanó. No tienes por qué dar tus credenciales amorosas a cualquiera, pero si el tema sale en alguna plática, también es válido sacar la mejor sonrisa junto a un "estoy muy bien así".

5. Depresión en 3, 2, 1...

"No me toquen ese vals", decimos cuando se comenta algo que aún nos causa pesar y es que estar soltero y en una boda puede poner sensible al más rudo. Que nadie olvide en casa el paquete de pañuelos por si los pensamientos de amor que se digan los novios en el altar resuenan fuerte en el corazón y empujan unas cuantas lágrimas. Sí, puede que te acuerdes de tu ex y sientas nostalgia por el pasado al ver cómo se miran los tortolitos después del "sí, acepto". ¡Ya llegará la persona indicada!

6. Amor-odio por la pista de baile

Y cuando ya se han librado varios obstáculos, viene otro: la pista de baile. ¿Bailar solo? No esperes que alguien te invite, además de que podría volverse una eternidad, también tú puedes tomar la iniciativa. Lo mejor será invitar al grupo de personas con quienes compartes mesa: las canciones más alegres serán grandes aliadas y servirán para relajar el ambiente. Cuando suenen las canciones para bailar en pareja podrás tomar un respiro o escaparte al baño a retocarte peinado y maquillaje con tranquilidad: hay que aprovechar el tiempo al máximo. Y recuerda: siempre siguiendo las recomendaciones y medidas que hayan durante la celebración.

7. "Mi soledad y yo"

Puede que, a lo largo de la noche, el resto de amigos o incluso los novios hayan intentado que salgas de la fiesta con una cita agendada. Sobre todo, si fuiste la afortunada ganadora del ramo. Si conoces a alguien interesante, estará muy bien, pero si no, tampoco sientas que traicionas sus expectativas.

Si durante la noche no hiciste clic con nadie como para salir en compañía, por lo menos, hasta el estacionamiento, despreocúpate: irse sola de la fiesta no es motivo para dramas. Menos aún si te toca escapar de alguna presencia especialmente insistente: toma tus cosas despistadamente y simula que alguien te está llamando para hacer bombita de humo.

¡Todo tiene solución en esta vida! Cuando menos te lo esperes, habrás salido bien librada de cualquier situación incómoda, hasta te vas a animar a "pelear" por el ramo y bailar la 'Víbora de la mar'. Así que disfruta tu rebanada de pastel como el mejor trofeo ¡y que vengan muchas bodas!