Con la estabilidad de un árbol y la pureza de una cascada: la boda de Juan Carlos y Mónica
Juan Carlos y Mónica son una pareja que atesora la naturaleza y cuyo amor se ha fortalecido con cada sonrisa y cada recuerdo. Te invitamos a conocerlos y a revivir su boda llena de flores y color.
El amor crece, extendiéndose hacia el cielo y fortaleciendo sus raíces con cada momento que se convierte en un recuerdo perenne. Así como los árboles que los rodean, la relación de Juan Carlos y Mónica es sólida y alegre, y su romance se extiende en distintas direcciones, todas abiertas hacia el futuro deslumbrante. Juan Carlos y Mónica han aprendido que cuando un reto se presenta, es para superarlo juntos y crecer hombro con hombro, encontrando en el otro fuerza e ilusión.
Mónica no se consideraba una persona romántica hasta que conoció a Juan Carlos. Ella sostenía con firmeza la idea de que nunca iba a casarse. Sin embargo, la dicha y el júbilo de su relación con Juan Carlos compusieron una historia plena de tranquilidad y diversión. A través de la armonía y la comunicación, juntos han construido una confianza inquebrantable, misma que podemos apreciar en sus fotografías: en un bosque exuberante, con una cascada de agua pura fluyendo tras ellos, Mónica lucía su maravilloso vestido blanco, abrazada a Juan Carlos, quien vestía un formal traje oscuro.
El carácter tranquilo y auténtico de la pareja permitió que su equipo fotográfico, Nadia Reyes Fotografía, los conociera muy bien y capturara la esencia de la pareja y de su relación. Según nos cuentan, durante una sesión fotográfica en Valle de Bravo, las personas que veían juntos a los futuros esposos se detenían para capturar con sus celulares el conmovedor momento y para felicitarlos. La lluvia de la fecha parecía coordinarse con la personalidad dinámica y primaveral de los novios.
La naturaleza es, de hecho, uno de los principales lazos de la pareja: ambos respetan tanto a los seres vivos, que rescataron a un par de perritos de la calle, mismos que los acompañaron en sus sesiones fotográficas. Hasta los muñequitos de su pastel miran hacia el cielo, recostados en una nube.
El matrimonio de Juan Carlos y Mónica reunió a las familias y amigos de los novios. Las flores rosas, blancas y lilas florecían en cada rincón, desde el ojal de Juan Carlos, el ramo de Mónica, su cabello, y, por supuesto, fueron el sello de la ambientación en su boda. Emocionados y felices, los novios pactaron su unión y dirigieron, uno para el otro, palabras copiosas de ternura.
Entre luces de colores, la pareja bailó hasta el cansancio con sus seres queridos. Los abrazos con sus familiares no fueron la única muestra de cariño, ya que los recién casados recibieron una sorpresa: cada familia presente llevó un cartel en el que escribieron sus mejores deseos para los novios, tales como amor eterno, unión y abundancia. Así, Juan Carlos y Mónica celebraron su amor, firme y cristalino.