Bodas de oro: cómo renovar sus votos después de 50 años
Llegar a los 50 años de casados es una ocasión especial y única a la que todas las parejas aspiran. Si sus padres, amigos, abuelos o ustedes están por cumplir 50 años de matrimonio es momento de festejar. Aquí compartimos una sencilla guía para hacerlo.
Las bodas de oro se remontan a la época medieval en Alemania. En aquel entonces, si una pareja lograba llegar a los 50 años de casados, la esposa recibía —usualmente de sus hijos, amigos y familia— una corona de oro como felicitación por preservar un matrimonio armonioso. Como todas, esta tradición se fue adaptando a cada cultura y hoy en día es uno de los acontecimientos más importantes en la vida de cualquier matrimonio. La manera más común de celebrarlo es en familia y con los amigos, pues es una especie de recuento que vale la pena compartir entre gente que los ha visto crecer y construir su relación.
Índice de contenido
- La organización
- Los invitados
- Tipo de celebración
- El protocolo
- La locación
- La decoración y semblanzas
- Los regalos
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La organización
Los hijos son quienes, regularmente, se encargan de la organización —por iniciativa propia o por petición de los novios— como una manera de homenajearlos. Asumen la mayor parte de la planeación del evento porque los conocen más que nadie, saben de su historia y de sus anhelos, de sus gustos y de la idea que tienen sobre una celebración de esta magnitud. Cuando no tienen hijos, la pareja toma las riendas del festejo, porque genuinamente desean celebrar los 50 años que han compartido, aunque nunca falta un miembro de la familia o alguna amistad cercana que los aliente a organizar unas bodas de oro.
Los invitados
A lo largo de 50 años se hacen muchas amistades y gran parte de ellas quieren verlos celebrar medio siglo en el que han compartido su amor. Las bodas de oro son una reunión entrañable entre familia y amigos de toda la vida. Si son los hijos y están organizando, no dejen de echarle un vistazo a las fotos, las historias y las agendas de sus padres, así podrán sorprenderlos con la presencia de aquellos amigos que hace mucho no ven, pero quieren con todo el corazón. Las invitaciones de bodas de oro se caracterizan por ser elegantes y sobrias, acompañadas de un mensaje breve y muy significativo, de agradecimiento por tanto tiempo valioso en pareja.
Tipo de celebración
En México, las bodas de oro suelen celebrarse con mucha nostalgia y están repletas de recuerdos. Algunas parejas visten como si fuera su primera boda, de traje y vestido blanco, pero hay otras que prefieren usar vestidos hechos especialmente para bodas de oro, con aplicaciones y bordados en color dorado. También, hay quienes prefieren saltarse la fiesta para disfrutar de un viaje de ensueño, para conocer un país diferente o terminar de recorrer México.
Aún así, ya sea festejo o viaje, en familia será mucho más emotivo, pues los hijos, hermanos, sobrinos o, quizás, amigos desearán compartir con la pareja la alegría de llegar a ese momento. Según el tipo de celebración es que se emplean o no los recuerdos para bodas de oro que suelen ser sencillos, pero especiales, como una planta de larga vida.
El protocolo
Si la pareja elige la opción tradicional para tener una boda clásica, con ceremonia y fiesta, sepan que no hay un reglamento escrito; sin embargo, las ceremonias religiosas brindan la oportunidad de agradecer a Dios el haber cumplido tantos años en matrimonio. La diferencia entre las primeras nupcias y las bodas de oro radica en que en estas últimas no se recurre a todos los padrinos (aunque hay quienes sí lo hacen), regularmente, solo nombran a unos padrinos de anillos y arras de boda de oro, pues son estos elementos los de más carga simbólica. Las arras representan la prosperidad y el amor que compartirán (en este caso, lo que han compartido y, hasta la fecha, quieren seguir compartiendo), y los anillos son para la renovación de votos. Imaginen lo que podrían decirse a 50 años de matrimonio…
La locación
Muchas parejas regresan a la iglesia donde se dieron el “sí” por primera vez. Algo que les llena el corazón y da al evento un significado mucho más profundo. Otras, buscan algo diferente como un espacio al aire libre o algo más íntimo, como un salón solo para banquete. Incluso, hay quienes reducen la celebración a su círculo más cercano y lo hacen en su hogar, aunque nunca falta el pastel de bodas de oro para poder partirlo al mismo tiempo como si fuera la primera vez. Eso sí, sea donde sea, la decoración es predominantemente dorada para hacer honor al evento.
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La decoración y semblanzas
Las bodas de oro son en sí muy significativas y especiales; sin embargo, hay que darles ese toque que las haga lucir. La decoración de bodas de oro ayuda muchísimo y le deja ver a la pareja lo importante que es para sus seres queridos. En un evento de este tipo es oportuno echar un vistazo al pasado y recordar los sucesos más importantes y más felices; una proyección de videos y fotografías les encantará. Colocar fotos del matrimonio como decoración elegante y romántica, también es una muy buena alternativa, así como una sesión previa para recrear fotos de hace 50 años (los invitados, pero sobre todo los novios, amarán ver los resultados). Si quieren agregar el dorado de manera sutil o muy elegante, pueden usarlo en la mantelería, cristalería y en los arreglos florales.
Los regalos
Cuando se trata de elegir regalos para bodas de oro, muchos pueden entrar en un predicamento, pues es difícil saber qué desean y qué les hace falta a estas alturas de la vida. Si están en esta posición, lo mejor es regalar experiencias: un viaje, una cena o una actividad especial. O bien, algo hecho o pensado, especialmente, para ellos: un libro de recuerdos, el periódico de la fecha en que se casaron, un vino embotellado con su año de aniversario o algo más personal. Al final, todo será bien recibido. Las parejas en sus 50 años de casados estarán felices de recibir cualquier muestra de afecto por su matrimonio.
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Cincuenta años, definitivamente, no se dicen ni se viven fácil. Los matrimonios que llegan a esa etapa pueden confirmarlo y, sin duda, son dignos de admiración en muchos sentidos, pero también de celebración por la dicha de vivir tanto tiempo junto a su gran amor.