Cómo cuidar tu vestido de novia antes y durante la boda
De entre todos los preparativos y detalles de la boda, el vestido es uno de los que requiere mayor atención y cuidados especiales. Ponte atenta a estos consejos para no sufrir sorpresas ni imprevistos.
Llega un momento decisivo para toda novia, sea en la tienda o modista de tu elección, cuando te entregan el vestido parece cumplirse un logro que también es responsabilidad.
Quizá entonces te encuentras a ti misma en casa, con un vestido hermoso pero también delicado, sin saber muy bien qué hacer antes de usarlo para conservarlo en todo su esplendor; o el gran día, cuando hagas tu primera aparición y aún quede mucho por delante.
¿Cómo saber cómo cuidar tu vestido en los diferentes momentos? Toma nota de lo siguiente:
Antes de la boda
El lugar de la ceremonia y la celebración condicionarán el clima y desgaste que recibirá tu vestido. Por ello, incluso antes de decidirte por tu modelo favorito, saber esos datos te será útil. En el caso de las bodas en la playa, por ejemplo, es mejor huir de la seda, ya que el salitre y la arena deteriorarían severamente los tejidos del vestido.
Uno de los factores que más pueden dañar al vestido durante la jornada es el arrastre, por tanto cerciórate de que el largo sea el indicado, considerando la altura de los tacones, así evitarás el contacto innecesario que podría producirse con elementos presentes sobre todo en una boda al aire libre: arena, césped o incluso tierra.
A veces es tan ilusionante la visión de nuestro vestido, que quisiéramos verlo más del tiempo necesario. No obstante, procura guardarlo hasta el día indicado. Es una tentación irresistible manipularlo, palparlo o sencillamente lucirlo para las amigas, pero como tentación te puede salir cara, por tanto, tócalo o pruébatelo lo menos posible, y en última instancia, si haz de moverlo de lugar, que sea con las manos recién lavadas.
Recuerda mantenerlo a salvo de manos curiosas, especialmente de los niños.
Al almacenarlo, utiliza alguna hombrera con recubrimiento de tela, pues los ganchos metálicas se vencen con el peso, llegando a deformarse y las de madera pueden liberar aceites que manchan el tejido. Y si las manchas son una preocupación, incluso en un clóset o ropero el vestido corre riesgos, sobre todo al ponerse en contacto con otras prendas.
Aunque deseáramos tenerlo separado del resto de nuestro guardarropa, lo importante es evitar que otras prendas lo puedan aplastar y por tanto arrugarlo. Es por eso que un portavestido será una buena inversión para almacenarlo.
Elige siempre lo natural, que el portavestido sea de tela y no de plástico, pues una funda de éste último material impedirá que las fibras naturales del vestido respiren, causando decoloración, o incluso amarilleo.
Lo mejor es que al momento de guardarlo, lo sostengas de las tiras pertinentes que salen de las costuras, ¡no lo cuelgues de los tirantes del vestido en sí! Es un error habitual que puede costarte, sobre todo si éstos son delgados.
El día de la boda
Antes de la ceremonia…
Los riesgos que correrá tu vestido durante tu boda serán tantos, que el primer paso para evitarlos será vigilar cuidadosamente la aplicación de los cosméticos. Aplícalos en su totalidad antes de ponerte el vestido y esperando pacientemente a que sequen y evaporen. No retoques el maquillaje tú misma si ya te has colocado el vestido, pide una mano experimentada que evite que te llegues a manchar.
Importantísimo recordar que tanto los perfumes, desodorantes o lociones tienen agentes químicos que pueden llegar a provocar manchas, al igual que el maquillaje en sí. Evita utilizar fijador para el cabello después de vestirte, o cualquier otro producto en spray.
Si bien será difícil, huye de los besos y abrazos antes de la ceremonia, no quisieras mancharte con maquillaje ajeno. Y también será difícil, pero lo mejor es que una vez vestida solo bebas agua y no comas nada. Cualquier cosa puede manchar el vestido.
Sin importar cuál sea el transporte que te lleve a la ceremonia, procura sentarte en los asientos de detrás para tener el espacio necesario y que así no se arrugue el vestido. Si la cola del vestido es muy prolongada, introdúcela primero al coche y luego siéntate tú; debes estar atenta al bajar y subir, para que la cola no quede atrapada en la puerta.
Recuerda caminar siempre hacia adelante al portar un vestido de cola, nunca hacia atrás pues corres el riesgo de pisarlo y rasgarlo. Tanto al subir como al bajar del coche vigila que la cola no quede atrapada con la puerta.
Y después de la ceremonia…
Algunas situaciones podrían exponer tu vestido a nuevas manchas a lo largo de la boda. Y aunque en realidad después de la ceremonia, se permiten más libertades de etiqueta, la típica lluvia de arroz, confeti, pétalos o burbujas también pueden llegar a teñir tu vestido de modo irreversible. Por ello, procura liberar al vestido de estos contactos apenas sucedan.
En el banquete es donde mayores riesgos existen para tu vestido. Si éste se mancha con comida o bebida no intentes solucionarlo ni con agua ni con productos químicos ya que puedes diseminar la misma mancha o incluso deteriorar la tela de modo abrasivo; mejor dejarlo para la tintorería.
Mucho ojo con tu sesión de fotos, antes o después de la boda, para ella es preciso tener los cuidados sensatos: no arrastrar demasiado el vestido, evitar que se arruge, vigiliar las superficies sobre las que camines o reposes, etc.
El vestido de nuestra boda retrata un momento lleno de ilusión. Cuidarlo, es cuidar nuestra imagen y proyección, llena de amor y felicidad, pues una unión matrimonial no es para menos. Esperamos que con estos consejos procures mostrar y reflejar lo mejor de ti, a través de tu vestido, en ese tu día más memorable.