9 tips para reducir su lista de invitados... y evitar la migraña
Si los familiares y amigos “más cercanos” que llevan hasta ahora rebasan por mucho su presupuesto, la lista requiere una depuración. ¿Ya llevan varias y el número no baja? Estas estrategias les pueden ayudar para que su revisión sea más efectiva.
Si ya eligieron las imágenes de invitaciones de boda, pero no las pueden mandar a hacer porque mamá quiere invitar a las vecinas para que vean el hermoso vestido de novia de su hija o el sofisticado traje de su hijo y papá solo se anima a bailar si lo acompañan sus cuates de la vocacional, no se angustien. Sus papás pueden entender que no es posible invitar a todo el mundo porque, de lo contrario, no llegarán a los centros de mesa para boda si el presupuesto se desajusta tanto desde el principio.
Cuando obtener la versión final de la lista de invitados se convierte en un dolor de cabeza, ¡es momento de actuar! Si necesitan seguir recortando, pero les cuesta tomar decisiones, aplicando estos consejos conseguirán reducir el número total de invitados.
1. Identifiquen a los imprescindibles
Una vez que tengan su lista preliminar y definan cuál es la cantidad máxima de invitados que quieren tener y que puede soportar su presupuesto, tomen tres marcatextos de diferentes colores. Es hora de resaltar nombres según estas tres categorías:
- Los imprescindibles, esas personas sin las que no imaginan su boda: familiares cercanos y también amigos íntimos o de toda la vida.
- Los fácilmente descartables: todas esas personas con las que hace mucho tiempo que no tienen comunicación o que no son tan cercanos a ustedes.
- Los que podrían sacar en una segunda instancia: pueden ser amigos o familiares que viven lejos o aquellos con los que podrían disculparse diciendo que su boda fue algo pequeño e íntimo.
2. ¿Hace cuánto no se ven?
Nunca faltan los amigos o familiares que, si no están invitados, están predispuestos al drama. Y eso aunque solo los hayan visto un par de veces o ni siquiera conozcan a tu pareja. Hayan visto o no cómo fue la entrega del anillo de compromiso que postearon en Facebook, Instagram o cualquier otra red social, con toda libertad pueden descartar a quienes no han frecuentado en el último año o en un plazo de seis meses, lo cual también es razonable.
En su lista puede haber familiares muy lejanos, amigos de la infancia, de la adolescencia o de la universidad con los que no se reúnan mucho, pero si no se han visto en tanto tiempo es por algo, ¿no creen? Si piensan que alguno de ellos podría sentirse excluido, valoren qué implicaría hacerle un huequito en su lista.
3. En el trabajo, buena selección
A los compañeros del trabajo los ven todos los días, pero no es obligación (ni práctico) invitar a toda la oficina. Ojo, no es lo mismo "compañero" que "amigo". Así que, les puede funcionar pensar en aquellos con quienes han tenido convivencias fuera del trabajo o los han apoyado de alguna forma desde la entrega del anillo de compromiso de oro blanco. Y a esos seguro que los ubican muy bien.
¿Y los jefes? Esta decisión va en formas de pensar y también depende mucho del tipo de relación laboral que tengan. Hay parejas que los invitan por cordialidad y también hay muchos jefes que entienden que esa invitación es protocolaria y no siempre asisten.
4. Boletos unipersonales y excepciones mínimas
Más allá de cuñadas y cuñados o amistades que tengan en común con sus hermanas y hermanos, están las parejas en turno y los compadres o las comadres de algunos seres queridos no tan cercanos. Tal vez al principio parezca inofensivo pensar en dar un boleto más, pero, poco a poco, las excepciones hacen que la lista crezca sin parar.
Lo que podrían hacer es determinar un número máximo de concesiones y respetarlo, por mucho trabajo que cueste. Si temen que se vaya a correr la voz y todo el mundo se entere de las excepciones, tampoco es obligatorio mantenerlas.
5. ¿Restricciones para limitar?
Hay casos en los que, haciendo algunas restricciones, el número de invitados puede bajar exponencialmente y no de uno en uno. Por ejemplo, si deciden que no quieren niños en su boda, pueden ir tachando acompañantes infantiles de quienes tienen hijos pequeños. También puede haber amistades que, en su momento, fueron muy estrechas y en cuyo caso no aplica extender las invitaciones de boda originales a amigos o familiares.
6. Personalidades conflictivas, lejitos
El objetivo es compartir su felicidad con sus seres queridos y la idea es que todos juntos disfruten la fiesta a gusto. Si de antemano saben de personas que les harán pasar angustias o incomodidades, ¿para qué invitarlas?
Además de los familiares o amigos que se ponen agresivos o impertinentes con la bebida, eviten a las personas que reprueban todas sus elecciones. Seguro conocen a aquellos que, en vez de aportar algo positivo al gran día, seguro les corregirán cómo hacer centros de mesa para boda... y no vaya a ser que hasta el banquete les caiga mal. ¡Practiquen su diplomacia con ellos!
7. Siempre pueden tener una boda destino...
Lo habitual es que el total de boletos que repartirán con sus invitaciones de boda elegantes sea mayor al de personas que finalmente confirmarán asistencia. Y cuando se trata de bodas destino, el rango de inasistencia es aún mayor. Sin embargo, no apuren demasiado con las cifras, pues podrían llevarse sorpresas.
Tal vez algunos familiares y amigos no puedan viajar por compromisos personales o laborales o porque no puedan pagar el viaje. No se sientan comprometidos a cubrir los viáticos de sus invitados menos imprescindibles, pueden apoyarlos consiguiendo algunas promociones para el transporte o el hospedaje, pero si aun así no los pueden acompañar, otra vez será.
8. Tengan paciencia
Es normal desesperarse con la pareja o con los padres cuando estos quieren agregar invitados, sobre todo, si ustedes no los conocen. Pero, para evitar discusiones y un mal sabor de boca, lo mejor es armarse de paciencia y tener mucha tolerancia. Estén abiertos al diálogo, ya que hablando se entiende la gente.
Puede que sus padres sientan compromisos importantes con personas allegadas a ellos y, aunque no lo sean tanto para ustedes, consideren reservar algunos puestos en su lista. Una solución práctica y realista podría ser pedirles que cooperen económicamente para costear el gasto de sus invitados extra.
9. ¿Y qué hacer con quienes piden invitados extra?
Así como es muy fácil opinar si los arreglos de mesa para boda están bonitos o feos, cualquiera quiere invitar, pero qué tal cuando viene la hora de pagar. Como que el asunto ya no está tan padre, ¿cierto? Tal vez los números sean un dolorcito de cabeza, pero ayudan mucho en estos casos. Para calcular cuánto cuesta aproximadamente un invitado, consideren los gastos más representativos: locación, comida y bebida.
Si hallan la manera de comentárselo con total transparencia y educación a quienes quieran excederse añadiendo invitados nuevos, seguro los harán conscientes de lo que implica preguntar.
Claro, tampoco se trata de pedir cover o de cobrar los recuerdos para boda y el menú. Con que tomen en cuenta esos gastos para dar un número más sustantivo a quienes insisten en invitar a personas que ni conocen, pueden crear conciencia. Con mucha emoción mandan a hacer sus invitaciones de boda, pero también hay un gran esfuerzo económico detrás que, aunque no se vea, merece valorarse. Más justo, ¿no?