Francisca y Orlando, una preciosa boda en tonos amarillos
¡El amarillo fue el símbolo del amor en esta boda mágica y alegre! Para reinventar los colores sólo se necesita llenarlos de significado.
El amor es camaleónico: adopta cualquier textura, color y tonalidad imaginable. Para Francisca y Orlando, el amarillo fue el énfasis perfecto para una boda diferente y el inicio de su nueva vida. Es emocionante cómo la búsqueda de un toque mágico inicia con una chispa de inquietud y termina en un despliegue de creatividad.
Desde que empezaron a planear la boda, los novios deseaban algo diferente, algo que les permitiera externar su alegría. Para ello, hicieron del color amarillo su símbolo particular.
El amarillo simboliza muchas cosas, entre ellas el optimismo. Existen más de cien tonalidades de amarillo y es un color puro, ya que no proviene de ninguna mezcla. Es el color de la creatividad, ya que sólo hace falta mezclarlo con una gota de otro color para generar un tercero totalmente distinto.
Por si todo esta fuera poco, con el amarillo se simboliza a la vida, transmite una poderosa energía a quien lo mira y, en las culturas orientales, es considerado de buena suerte.
Para resaltar este color, Orlando y Francisca eligieron combinarlo con gris y con blanco, y el resultado fue adorable y elegante.
La naturaleza y sus luminosos colores amarillos los acompañaron en el altar de la boda civil, adornado con girasoles y margaritas de papel. Esta fue la escenografía perfecta para las fotografías de la familia y la pareja, en las que la diversión y el ánimo saltan a la vista.
Después de la ceremonia religiosa, estos novios chilenos fueron recibidos a la salida de la iglesia con una lluvia de burbujas de jabón. La ceremonia se llevó a cabo en un día de verano, perfecto para la ocasión.
Gracias a la ayuda de sus familiares, quienes se encargaron de la decoración y la comida, Orlando y Francisca tuvieron una boda en la que el amarillo se colaba por todos los rincones: no hubo un pastelito sin decorar ni un bombón sin teñirse del color de las estrellas.
Banderitas, dulces, flores, y, por supuesto, el pastel, todos los detalles estuvieron cubiertos: con lazos amarillos y coronadas de flores, cuatro tartas acompañaban a la figurita muy original de los novios subiendo a un taxi.
La ambientación estuvo a la altura de los elegantes vestuarios de la pareja: Francisca lució un vestido blanco, con encaje y de manga corta, ceñido por un cinturón plateado y brillante.
Orlando, por su parte, eligió un traje estilo vintage que cerraba la ilusión de una boda en otro mundo, en otro tiempo, como en una película de un director fantástico. Los vivos amarillos que tanta vida dan al cine (piensen en los narcisos de Big Fish o en la sombrilla de Ted y Tracy Mosby) se asomaban en los botones, flores, moño y demás detalles de la vestimenta de los novios.
Si hubo un detalle cautivador que concluyera esta escena, fueron los zapatos amarillos de Francisca, digna inspiración para un cuento de hadas.
Francisca y Orlando tuvieron una sesión de fotografías urbanas muy románticas, trascendiendo en el tiempo con su alegría y su luz. Su boda no sólo fue un evento mágico, también fue una muestra de contagiosa alegría y vivacidad.
Esta pareja tuvo una boda muy inspiradora gracias a que sus pusieron su estilo y su creatividad en cada detalle. El amarillo, color del esfuerzo, sin duda será su protección en todos los años felices que pasarán juntos.
*Fotografías cedidas por: Dianne Diaz Fotografía
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