El amor a primera vista también llega al altar: la boda de Alejandro y Ana
Querétaro los vio nacer y fue testigo de su enlace matrimonial. Tras cuatro años de noviazgo, Ana y Alejandro se dijeron “sí, quiero” en una hermosa ceremonia. Sigan leyendo y conozcan el gran ambiente y diversión que reinaron en su gran día.
A veces solo se necesita un instante para enlazar toda una vida. Esto fue justo lo que les sucedió a Alejandro y Ana, ya que solo les hizo falta coincidir para decidir que sus caminos se unieran por siempre. ¿Quieren conocer todos los pormenores? Aquí se los contamos y les compartimos cada detalle de su boda, gracias al material de José Luis Photographer, profesional encargado de cubrir el evento y capturar los momentos más emotivos de la celebración.
Amor a primera vista
Ana es amiga de la hermana de Alejandro desde hace algún tiempo. Las casualidades de la vida hicieron que coincidieran en junio de 2011 en el estadio, cuando habían quedado para ir a ver un partido. La amiga de Ana le comentó que sus hermanos estaban ahí y que pasaría a saludarlos un momento.
Ana llamó la atención de Alejandro desde el primer instante y, aunque le gustó y él empezó a preguntar detalles a su hermana, no los presentaron porque ella se iba a realizar un intercambio estudiantil por seis meses. Durante su estancia en el extranjero, otra amiga la contactó para decirle que había conocido a Alejandro, que era perfecto para ella y que estaba segura que se casaría con él. Ana quedó expectante y quería conocerlo.
Envuelta en curiosidad, en enero de 2012, en cuanto regresó de su intercambio los presentaron formalmente y empezaron a salir… Desde entonces, no se han separado.
San Cristóbal de las Casas, un mariachi y un “sí, acepto”
Cuando cumplieron cuatro años de novios y uno de vivir juntos, fueron a celebrar su aniversario a San Cristóbal de las Casas, Chiapas. En teoría, Alejandro no había organizado nada del viaje más que una comida en un sitio que le habían recomendado mucho al que asistirían el segundo día de su estancia.
El lugar resultó ser un hotel. La primera impresión de Ana fue que era un sitio sin chiste, pero siguió a Alejandro, que parecía bastante tranquilo. Se anunciaron en la recepción, el lugar parecía vacío y tardaban mucho en asignarles la mesa, al punto de que Ana comenzó a desesperarse.
De pronto, apareció una persona que los dirigió hasta un auto y les indicó que los llevaría a su mesa. Subieron por un sendero impresionante entre árboles y llegaron a un hermoso jardín con una mesa decorada para la ocasión y con unas vistas espectaculares de todo San Cristóbal.
Ana creía que era la perfecta sorpresa de aniversario. Abrieron una botella de vino y fue cuando notó que Alejandro estaba un poco intranquilo y nervioso. Caminaron a un desnivel para tener más intimidad y Alejandro comenzó a expresarle lo feliz que era a su lado, lo mucho que la amaba y, con la voz entrecortada, sacó el anillo de su bolsa para pedirle que compartieran sus vidas para siempre. Ambos no lograron contener las lágrimas de emoción y nervios, mientras se escuchaba un mariachi, que fue el acompañamiento perfecto para el momento.
Detalles auténticos y cercanía
Desde los preparativos, Alejandro y Ana tenían claro que querían una boda muy auténtica y que no invitarían a nadie por compromiso, solo a las personas de su día a día. Esto se tradujo en un ambiente divertido y cercano en el que todos los presentes compartieron y celebraron la felicidad de los novios.
Lo auténtico de los detalles se hizo evidente hasta en el estilismo de la novia, quien soñaba con un vestido que fuera único y que pocas se atrevieran a usar. El modelo es muy ceñido, con un hermoso escote con adornos en la espalda y una linda cauda que la hacía lucir romántica y sofisticada. Lo combinó con un peinado recogido elegante y un tocado que hacía lucir el velo que Ana diseñó y elaboró con tul de seda y aplicaciones de flores cosidas.
Otro detalle muy original fue la frase que grabaron en sus argollas, un recordatorio constante de que hacerse felices, vivir cada día intensamente y disfrutar al máximo “es la idea”. Estas son las palabras que ambos portan hoy en sus alianzas y que les parecieron más adecuadas que una fecha.
Una boda romántica, moderna y, sobre todo, divertida
Después de una ceremonia religiosa, la recepción se llevó a cabo en una hermosa hacienda, en la que los novios se encargaron personalmente de recibir a cada uno de sus invitados, lo cual todos percibieron con sorpresa y como un hermoso gesto por su parte.
Tan solo al entrar al recinto, se observaba en el centro un hermoso colgante de lazos blancos con velas flotantes que creaba un ambiente romántico y moderno. Esto se complementaba con mesas de varias formas y sillas de diferentes estilos, velas que iluminaban las mesas y otros rincones, así como elementos de cristal y flores para boda en tonos blancos y rosados.
El buen ambiente no faltó en ningún momento, desde el cuarteto que amenizó la cena hasta la hora del baile. Los novios e invitados pasaron momentos muy divertidos en la pista, en especial cuando empezaron a aparecer máscaras de celebrities como Marilyn Monroe o Kim Kardashian mostrando sus mejores pasos.
Uno de los momentos más emotivos fue el baile de los novios, que sorprendieron a todos con un juego de pirotécnica y confeti metálico que inundaron el sitio. Este baile se repitió a las 5:20 de la madrugada, cuando ya todos sus invitados se habían ido. Fue un momento íntimo y de complicidad entre los ahora esposos, que revivieron ese primer baile como marido y mujer.
Esta pareja escogió Asia como destino para su luna de miel. Disfrutaron mucho las semanas visitando diferentes destinos en ese continente y reafirmando lo felices que son compartiendo tiempo juntos. ¡Que sean felices por siempre!