La boda de Israel y Anabella: el plan perfecto de una vida feliz juntos
¿Quieres leer una historia de amor sorprendente? ¿Quieres ver las fotografías inspiradoras de una boda muy emotiva? Te invitamos a conocer a Israel y Anabella, y a revivir con nosotros los detalles de su unión.
En las fotografías de Susana Vázquez, podemos ver a Anabella sonriendo radiante. La vemos luciendo su vestido de novia mientras el viento hace volar el velo. La vemos sosteniendo su ramo de flores blancas, y mirando a Israel con mucha alegría. Detrás de estas imágenes encantadoras hay una historia de amor sorprendente y plagada de momentos inspiradores.
Los caminos de Anabella e Israel corrieron paralelamente, hasta que se encontraron, en el momento perfecto. Anabella se dirigía a una despedida de soltera con sus amigas, e Israel, por su parte, iba en camino a la despedida de soltero de uno de sus amigos. Durante una parada en una gasolinera, uno de los amigos de Israel conoció a una de las amigas de Anabella y le pidió su número. Resultó que Anabella y él se conocían desde hacía tiempo, pues trabajaban en el mismo lugar. El amigo de Isra y la amiga de Anabella se mandaron mensajes durante el trayecto. Poco antes de llegar a Puerto Vallarta, Anabella y sus amigas chocaron en una carambola, junto con otros cinco autos. En cuanto pudieron, los otros autos se fueron y dejaron solas a las chicas. Ninguna de las tres pasajeras tenía señal y no había nada cerca. Israel y sus amigos pasaron al poco tiempo por allí, y se detuvieron para auxiliarlas. Israel trabajaba en una empresa de seguros, por lo que pudo ayudar a Anabella y a sus amigas.
Otras asistentes a la despedida de solteras regresaron al lugar del choque para recoger a las chicas. Cuando Anabella estaba a punto de subirse al carro, Israel se le acercó para darle su número de celular, por si se le ofrecía algo. Anabella no había planeado involucrarse con nadie en aquel paseo, así que le dijo a Israel que no tenía pila para anotar su teléfono. Pero Israel reaccionó rápidamente y le pidió su número. Anabella se lo dio, finalmente, y así fue como empezó su historia. Sólo se encontraron una vez más, una noche en Puerto Vallarta. Lo único que Israel le preguntó a Anabella si tenía novio. Ella dijo que no. Israel perseveró en sus esfuerzos por conocer a Anabella hasta que ella accedió a salir con él. Aunque en principio lo hizo por cortesía, resultó que se sintió muy bien con Israel, y decidió seguir saliendo con él.
A esta pareja le gusta pasar tiempo con sus amigos, disfrutan las bodas y el tiempo que pasan juntos es el más feliz para ambos. Además, sin saberlo, comparten la pasión del running y el atletismo. Incluso estuvieron en las mismas carreras, aunque nunca se encontraron. También llegaron a festejar sus cumpleaños en el mismo lugar al mismo tiempo, ya que ambos nacieron en septiembre, sin verse uno al otro. Israel y Anabella también tienen en común una fe profunda en la religión católica, y practican los preceptos de su espiritualidad puntualmente. “Creemos fielmente que Dios tiene planes y tiempos perfectos para cada persona, y que gracias a Él nos pudimos encontrar en ese choque en la carretera”, dice Anabella.
Su noviazgo fluyó, sin presiones ni expectativas, atesorando cada momento. A Israel no le tomó más de tres meses de relación saber que quería pasar el resto de su vida con Anabella. Había encontrado a la mujer con la que quería compartir el resto de su vida. Anabella encontró en su novio al hombre ideal para ella, pues admira profundamente la sensibilidad y el cariño que Israel demuestra a su familia.
Israel le propuso matrimonio a Anabella en la meta del Medio Maratón San Javier 2015, mientras demostraban la pasión que compartían por correr. Israel había comenzado con la organización de su sorpresa tres meses antes. Los amigos y amigas de los novios llevaban playeras en las que se leía el nombre de Anabella. Cuando se giraban, se podía leer en sus camisetas: “¿Te casas conmigo?”. Fue un momento muy emocionante para ella, que se convertiría en uno de los mejores días de su vida. La sorpresa fue aún mayor debido al carácter generalmente reservado de Israel: ¡había mucha gente a su alrededor! Las fotografías y videos del feliz momento circularon por redes sociales y medios de comunicación, pues fue un detalle excepcional.
Irael siempre tuvo la idea de casarse en la playa. “Semanas antes de la propuesta de matrimonio yo estuve en una boda en Playa del Carmen,” recuerda Anabella. “Le mandé una foto de mis pies sobre la arena y le decía ‘si algún día tú y yo nos casamos, me gustaría que fuera así.’” Ya que Anabella siempre usa tacones en su trabajo, cuando está fuera del horario laboral no los quiere ni ver. La playa elegida por los corazones de ambos para realizar la boda fue Tenacatica.
Su sacerdote fue muy simpático y mantuvo la atención y la emoción de todos los asistentes a la ceremonia desde que empezó hasta que terminó. Anabella y su novio intercambiaron votos muy emotivos, y ninguno de los asistentes se perdió una sola palabra. Anabella lució un vestido blanco puro, corte A, con incrustaciones de pedrería en el torso y en su cinturón.
Su modelo, igual que su velo, era largo y ondulaba tras sus pasos. Su cabella estaba sujeta en un peinado recogido. Cerraba su imagen un tocado lleno de flores blancas, como las de su ramo. Israel vistió un atuendo casual en colores gris y blanco, y portó como toque romántico un azar en su saco.
Anabella organizó su boda con mucha dedicación. Para Israel, lo más importante era que todo fuera exactamente como su novia quería. Después del estrés de tener que equilibrar los preparativos de la boda con su trabajo, Anabella decidió disfrutar al máximo el gran día, saliera como saliera. Gracias al peculiar estilo de su DJ, y a la alegría incansable de los novios, la fiesta fue muy divertida. “Creo que para ambos fue el mejor día d nuestra vida: cumplimos nuestro sueño de formar una familia ante Dios.”