El amor trasciende fronteras: la boda de Meysam y Nasim

Una celebración llena de emotividad, tradiciones culturales, diversión y, por supuesto, nervios. Para ayudar a los novios, Andrea de la Parra, encargada de inmortalizar la boda de Meysam y Nasim, procura tener una sesión previa al evento para conocerlos mejor, ir por algo de tomar y que el gran día se sientan más relajados mientras toma las fotografías; logrando así, que las poses no se vean forzadas.

Los novios residen en Vancouver y se casaron en el Hotel Moon Palace en la Riviera Maya. Ella fue llevada hasta el Gazebo frente a la playa en un carruaje, acompañada de su padre, mientras el novio ya la esperaba ahí. Éste es sólo el inicio porque no tuvieron una, sino tres ceremonias: una civil, de arena y la principal fue persa.

La ceremonia Persa es muy interesante y original. Colocan en el frente una mesa con el Corán, un espejo y toda clase de dulces típicos de Irán. El bestman escribe previamente unas palabras para los novios y las lee en conjunto con unas oraciones mientras todas las mujeres van pasando al frente y frotan dos cilindros de azúcar comprimida sobre la cabeza de los novios, quienes se encuentran cubiertos con una tela, para endulzar su futuro matrimonio y dar buena suerte. Para finalizar, todos aplauden y gritan de felicidad.

Continuando con el programa, Meysam y Nasim fueron llevados a su sesión de fotos con sus familiares, seguida de una para ellos solos. Todo tenía que ser rápido y conforme a lo planeado; ya que, el tiempo es limitado cuando se trata de bodas destino. El arreglo de los novios; el vestido de corte recto con encaje y delicados bordados en la parte superior de la novia, la ornamentación y rasgos culturales de la ceremonia; el carruaje; el novio esperando en el altar, la novia del brazo de su padre, el primer beso como esposos, el brindis, la partida del pastel, son algunos de los momentos más especiales que conforman su álbum nupcial.

Cortar el pastel es toda una tradición y antes de hacerlo, el novio se pone frente al pastel y las mujeres empiezan a bailar frente a él con un cuchillo decorado con flores de una manera seductora, como si le estuvieran vendiendo el cuchillo para el pastel y él les va dando dinero. Empiezan con cantidades pequeñas, desde un dólar hasta 20 y 50 dólares, conforme van bailando una tras otra, pero ninguna le entrega el cuchillo, hasta que finalmente llega el turno de la novia, él le da la cantidad de dinero más alta y ella le da el cuchillo, así juntos cortan el pastel.

En el cocktail party llegó el mariachi y se sirvieron algunas bebidas sin alcohol, debido a su religión. La fiesta, a pesar de que nadie toma, estuvo muy animada, al ritmo de la música típica de su país, todos bailaron. Éste es un claro ejemplo de cómo cada boda tiene su magia, independientemente de la cultura y tradiciones.