Por una vida juntos: Miguel y Eli
Una historia de amor, compromiso y pasión: conoce los detalles de la boda de Eli y Miguel, una pareja radiante.
“Nuestro amor puede hacer todo lo que nos propongamos”, Diario de una pasión
Después de ocho años de noviazgo, Miguel y Eli se unieron en matrimonio, y celebraron con una fiesta fenomenal que ellos mismos organizaron. De elegante traje oscuro, bien combinado con corbata de moño y zapatos deportivos, el novio estrechaba a su resplandeciente esposa, por primera vez juntos en esta nueva y emocionante etapa de su vida.
Del techo iluminado surgían olas de tela, como si una flor estallara al mismo tiempo que la sonrisa de Eli, quien usó un alegre vestido corte princesa con escote en V, delicadamente bordado con encaje.
Eli conoció a Miguel en una fiesta de su mejor amigo, quien era, a su vez, el mejor amigo de Miguel. Miguel demostró interés por Eli desde el principio, pero, debido al carácter natural y desdeñoso de ella, a Miguel le fue preciso esperar hasta un feliz encuentro casual. De este modo, tuvo él la oportunidad de demostrarle a Eli su carisma y, por fin, de atraer su atención. Un mes después, tomando juntos un café en la cafetería en la que Miguel trabajaba, Eli recibió un postre con una nota que decía: “¿Quieres ser mi novia?”
Poco tiempo después, Eli y Miguel emprendieron, prósperamente, un negocio juntos, mismo que les permitió agasajar a sus invitados con una fiesta espléndida. El escenario de la celebración fue el Rancho San Alejandro, y los mejores momentos del día fueron capturados por la lente brillante de MSV Fotografía, quien un testigo de la felicidad y la complicidad de la pareja, así como de la satisfacción de los invitados. Las damas vistieron vestidos azules y dulces coronas de flores. La fiesta empezó al atardecer: la iluminación en colores fríos y elegantes contrastaba con el naciente cielo nocturno.
Eli, rememorando su noviazgo, narra que, después de haber sufrido un accidente en auto, Miguel hizo hasta lo imposible por rescatarla, sin importar el riesgo que corría el mismo; “Ahí me di cuenta que daba la vida por mí”, narra. En el tiempo que han pasado juntos, han podido compartir todos los aspectos de su vida, creando una unión perfecta y armoniosa. En las fotografías, los vemos simplemente entusiasmados, felices lo mismo en una cantina del viejo oeste que en un jardín y jugando con sus mascotas. El agua, los árboles y la claridad del día, sellan la unión de Miguel y Eli, y la alegría de una vida juntos.