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Bodas

Rafa y Gaby: el inicio de un viaje lleno de vida

Rafa y Gaby, una pareja muy alegre y llena de esperanza, comparten su romántica historia y la crónica de su boda. ¡Conócelos e inspírate con su felicidad!

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Paulo May Fotografía

La historia de Gaby y Rafa empezó con un click: se conocieron por internet e iniciaron una amistad por medio de mensajes y charlas virtuales. Un mes después tuvieron, por fin, su primera cita. Bastó solamente un mes más para que Rafael pasara a la siguiente pestaña y le pidiera a Gaby que fuera su novia. Ella aceptó. Y ése fue el comienzo de tres años de un noviazgo que estuvo marcado por los 55 kilómetros que hay de Cozumel a Cancún: Rafa, quien es piloto aviador, administraba el aeródromo de Cozumel, y Gaby, quien por su parte tiene una maestría en diseño industrial, realizaba sus proyectos en el lugar de la serpiente dorada.

Rafael se encargó de que su propuesta de una vida junto a Gaby fuera, cuanto menos, sorpresiva. La pareja disfrutó de un viaje de tres días en la paradisiaca Isla Holbox, ubicada en el extraordinario estado de Quintana Roo. Esta playa es uno de los tesoros de México, un sitio muy romántico con playas blancas y aguas azules que reciben a los amantes de la naturaleza. Durante el segundo día del viaje, Rafa adoptó un semblante serio y grave, ligeramente adusto.

Por la noche, cuando el desasosiego de Gaby ya había alcanzado su cumbre, la llevó a un lugar apartado pero hermoso. Rafael, de pie ante Gaby y sin apartar ni por un instante sus ojos de los de ella, le dijo que ya no quería seguir siendo su novio. Los segundos se prolongaban infinitamente. Gaby estaba paralizada. La pausa, indefinida debido a las emociones, parecía eterna. Entonces Rafa la tomó de la mano y le dijo que ya no quería ser su novio por más tiempo: quería ser, a partir de ese momento, su esposo. Rafa sacó de su bolsillo una cajita, destapó el anillo y se lo puso a Gaby. Gaby, embargada por un torrente de sentimientos, abrazó a Rafa y le dijo que sí, que sí quería que fuera su esposo.

Según nos ha contado Paulo May Fotografía, el experto en congelar los mejores momentos y en capturar la esencia de esta pareja, la relación entre Gaby y Rafa está rotulada por una singular alegría. Cuando están juntos ríen constantemente, se abrazan, manifiestan su amor por el otro ante todo el mundo. Es suficiente con que Rafa se acerque o con que Gaby lo mire para que él sonría y a ella se le ilumine el rostro. Son una pareja que lucha por estar unida y que no teme a las aventuras: una pareja que vive el momento con la sabiduría de que estando juntos nada puede salir mal. Para muestra, su sesión de fotos: el clima era lluvioso, el árbol que habían elegido desde un año antes para la ocasión se había caído; el tronco estaba resbaloso y el mar estaba peligrosamente cerca. Sin embargo, Gaby subió, intrépida y sin temor alguno. Rafa no dudó en seguirla.

Muchos detalles de la boda fueron planeados por los propios novios en persona. Mientras se arreglaban para el gran momento, mantuvieron una comunicación constante para supervisar que todo lo que tenían preparado para sus invitados estuviera listo a tiempo. Rafael estaba siempre al pendiente de los avances, incluso a pesar de los nervios y la euforia. Algunos de los amigos que acompañaron a la pareja viajaron 24 horas, para llegar desde Malasia hasta Cozumel.

Ambos novios vistieron de blanco. Gaby lució un vestido entallado con escote corazón e incrustaciones de brillantes en el corsé. Su largo velo parecía volar y acariciar al mar como lo hace la arena. Su ramo era muy colorido y se notaba en ella una novia segura y entusiasmada. La ceremonia fue íntima y todos los presentes estaban contentos y entregados al momento. Inmediatamente se llevó a cabo la boda civil, en el Hotel Cozumel & Resort. El día tuvo destellos soleados, pero el clima húmedo correspondía a los augurios de un matrimonio duradero y tocado por la abundancia.

La sesión de fotos del día se llevó a cabo en el aeródromo: una idea espontánea de Rafa muy bien conducida por su fotógrafo. La recepción se realizó en el salón del Hotel y fue una fiesta salpicada por el color azul, de la esperanza. Desde su altar hasta su celebración, todo parecía un anuncio del viaje que estaban a punto de emprender juntos y de la dicha que ambos comparte por estar uno al lado del otro.

 

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