Rogerio y Nohemí, un amor chiapaneco con sabor a París
¿Preocupados de que algo salga mal en su boda? ¡Para nada! Rogerio y Nohemí estaban de lo más relajados y solo se ocuparon de una cosa: ¡disfrutar al máximo su gran día! Una imagen vale más que mil palabras, así que ¿quieres ser su invitada virtual?
Encontrar el amor de tu vida en una noche de pachanga puede ser complicado, mas no imposible si las dos partes están interesadas y trabajan para que la relación funcione. La historia de hoy arranca en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. En 2014 y como cada diciembre se celebraba la tradicional feria en la capital del estado. Al cabo de dos horas y media arribó Rogerio, oriundo de Comitán de Domínguez, quien entre gente, juegos y festejos, vislumbró a Nohemí. Ella, originaria de esta ciudad, fue empujada por el destino y probablemente también por la multitud, hasta que ambos estuvieron frente a frente.
Quien busca encuentra
Esa noche, intercambiaron palabras y risas, nada de números telefónicos, pero sobra mencionar que el interés quedó muy bien cimentado en ambas partes. Nohemí quería conocerlo y platicar más, así que invocó a Facebook y cuando por fin lo encontró, decidió enviarle una solicitud de amistad. Transcurrieron tres días sin novedad alguna. “Un día más y, si no acepta, elimino la solicitud”, admitió Nohemí con cierta resignación, la cual desapareció unas horas después cuando el susodicho la aceptó.
Desde entonces, conversaban todos los días, salían cada semana y, a pesar de los 150 kilómetros de distancia, poco a poco se veían con mayor frecuencia. Finalmente el 8 de marzo de 2015… ¡se hicieron novios!
París, el Sena, un par de enamorados ¡y Charly!
El noviazgo marchaba viento en popa y un buen día emprendieron un viaje a Europa con Charly, primo de Rogerio. Siendo la Capital del Amor una escala obligatoria, Rogerio encontró en el río Sena el escenario propicio para abrazar a Nohemí, sacar el anillo y preguntar: “¿quieres ser mi novia para toda la vida?” ¡Vaya sorpresa! Ella quedó atónita y apenas pudo reaccionar, respondió con un rotundo "¡sí!”. Ya de regreso de París, los recién comprometidos iniciaron los preparativos del gran día.
Una princesa muy práctica
Nohemí, fascinada con su vestido de novia corte princesa, con mucha organza y tul, enmarcado por accesorios ligeros y un velo de tres metros, caminó muy emocionada hacia el altar portando un precioso bouquet, en el que colocó una fotografía de su papá, a quien lleva siempre en su corazón. Pregonando la bandera de "ante todo, la comodidad”, usó tacones solo para la sesión fotográfica, que se desarrolló bajo la batuta del estudio de Frankof. Así, tanto sus pies como ella disfrutaron súper cómodos toda la celebración. ¿Y qué llevó? Sus botines favoritos, que para nada se veían porque el vestido los cubría perfectamente.
Tal como deseaban, la boda tuvo lugar en el Hotel Parador San Juan de Dios, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Los recién casados hicieron su entrada triunfal a la recepción, sintiendo el inmenso cariño de sus seres queridos y una magnífica energía. El baile de novios fue "su momento”, durante el cual percibieron miradas llenas de amor y alegría. Posteriormente, llegaron los cálidos abrazos y pasos de baile muy divertidos que Rogerio y Nohemí compartieron con sus invitados.
La feliz pareja dejó que todo fluyera en manos expertas y gracias al apoyo incondicional de sus proveedores, llegaron relajados a su boda y gozaron plenamente cada instante. No queda más que desear felicidad y dicha a Rogerio y Nohemí, una pareja auténtica que basa su relación en la comunicación y el respeto. Entregados el uno al otro, caminando de la mano y apoyándose siempre, suman hoy un capítulo más a su increíble historia de amor.