La boda de Sandra y Gerardo: el amor hizo de las suyas
Estilismos muy cuidados, una ambientación supermimada por sus proveedores y un completísimo álbum de fotos que inmortalizará por siempre la felicidad de los novios y de sus invitados. ¿Quieren saber cómo transcurrió la boda de Sandra y Gerardo?
Sandra, una romántica mercadóloga, y Gerardo, un divertido odontólogo, emprendieron su camino juntos hace casi 11 años. Apenas eran unos adolescentes que cursaban la secundaria cuando, sin esperarlo, las flechas de Cupido hicieron su trabajo. Y en este caso, fue la prima de Gerardo, que cursaba el mismo año, la responsable de que ellos se conocieran para jamás dejarse ir.
Durante tres meses estuvieron saliendo para que un 17 de febrero, poco después del Día de los Enamorados, Gerardo le pidiera a Sandra que fueran novios. Desde aquel entonces no se han separado, pues saben que están hechos el uno para el otro. Desde entonces, pasaron 10 felices años hasta que la propuesta de matrimonio llegó.
Siempre nuestros…
Hoy Sandra y Gerardo cumplen su primer aniversario desde que se formalizó su compromiso. Y es que, al cumplir su décimo aniversario como novios el 17 de febrero del año pasado, Gerardo preparó una cena sorpresiva y romántica. Como debía ser, Sandra no tenía en mente que un anillo de compromiso pronto estaría entre sus dedos.
Entre nervios y anhelos, Gerardo se arrodilló frente a Sandra para pedirle ansiosamente que se casara con ella, a lo que ella respondió, felizmente, con un sí.
La dulce imagen del amor
La novia lució espectacular el día de su boda. Derrochó elegancia con su vestido corte sirena de encaje; su cauda amplia la acompañó a cada paso. Y es que el flechazo fue instantáneo. Sandra cuenta que, en cuanto lo vio en Amore Mío Boutique, quiso probárselo. Y se enamoró.
Su elegante peinado recogido lo realzaron diminutas florecitas blancas que se extendieron hasta el boutonniere de Gerardo. Fue la novia quien colocó este discreto ramillete en la solapa del traje de su ahora esposo, lo que les provocó inevitables lágrimas de felicidad.
El perfecto trabajo fotográfico de Cliché fue sumamente cuidado. Con tomas estudiadas, se ocupó de que, pese a estar en una sesión de first look, ni el novio se percatara de que detrás de él aparecería repentinamente su amada.
La sesión fotográfica, minutos antes de la ceremonia, fue naturalmente romántica y de estilo campestre. La luz del sol aportó encanto a cada toma al aire libre y puso en evidencia el estilo exquisito de los novios al vestirse. Y, por supuesto, ¡su amor incondicional!
De inicio a fin, la boda que siempre soñaron
¡Llegaron el día y la hora! La novia por fin cubrió su peinado con un extenso velo de finos encajes. Tomó su ramo de novia para subir a su auto de bodas, que fue nada, más y nada menos, que una combi que destacó por su estilo. Un arreglo floral que decoraba el frente y unas latas en la parte posterior se encargaron de anunciar a los vecinos de La Piedad, en Michoacán, que ese día alguien se estaba casando.
El vehículo se estacionó frente a la iglesia para permitir salir a la novia para encontrarse de nuevo con su futuro esposo y con todos los invitados. Las campanas anunciaron que un matrimonio se avecinaba, así que todos tomaron sus lugares y esperaron a ver entrar a la novia por aquella puerta gigantesca. Ya en el altar, la ceremonia comenzó iluminada por la luz de las amplias sonrisas de Gerardo y Sandra, que terminarían fundiéndose en un romántico beso después de recibir la bendición del sacerdote.
Un día lleno de encanto y magia
La recepción fue sorprendente, literal. Los novios fueron los primeros en quedarse boquiabiertos, pues no sabían que el resultado de la decoración del salón sería tan espectacular. Amplios listones vestían el techo acompañados de bombillas junto a un gran candelabro que estaba acentuado con pedrería y flores. Las velas formaron parte del ornamento e iluminaron cada rincón, especialmente las rosas que las rodeaban.
A un lado, en el salón, se podían apreciar algunas fotografías de los novios, colocadas sobre pequeños caballetes de madera y otras tendidas dentro de un marco que evocaba cierto estilo rústico de una manera muy chic.
El dulce colofón al delicioso menú de Banquetes Julio’s llegó en forma de un naked cake nupcial de cuatro pisos. En su receta había fresas, moras y zarzamoras, que también decoraban el pastel de la mano de unas pequeñas y coquetas flores.
El ambiente de la boda fue relajado y muy emotivo. Cada invitado pudo ser cómplice de la unión matrimonial que se llevó a cabo y todos celebraron encantados por la alegría y diversión que singularizó esta magna boda.
La boda culminó con sonrisas satisfechas por el grandioso día que marcó para siempre la vida de Sandra y Gerardo, quienes continuaron el festejo, ya de luna de miel, en Puerto Vallarta.