Quitar la liga a la novia, ¿sí o no y de qué depende?
El ambiente de la fiesta o la confianza que tengan con los invitados son algunos de los factores que se deben tomar en cuenta para quitarle (o no) la liga a la novia. ¿Ustedes ya decidieron si la lanzarán? Se vale la osadía, pero también la timidez.
Todas las parejas son diferentes. Mientras que algunos novios se reservan la entrega del anillo de compromiso para una cena romántica en privado, otros eligen que sea en presencia de toda la familia para compartir sus pensamientos de amor en público. Lo mismo pasa con la boda. Unos querrán el vestido de novia lleno de billetes en el acostumbrado baile, pero otros se limitarán a proporcionar el número de cuenta u omitirán esta usanza. ¿Y saben qué? ¡Todo está bien! La liga no es la excepción. Si esa tradición con un toque pícaro los tiene dudosos de llevarla a cabo o no, la siguiente información despejará sus dudas.
- La tradición de quitar y lanzar la liga
- El tono de la fiesta
- El grado de confianza con la mayoría de los invitados
- ¿Los novios son más o menos pudorosos?
La tradición de quitar y lanzar la liga
Todo comenzó en Francia en el siglo XIV. Imagínense la escena: los invitados a la boda perseguían a la recién casada para arrancarle un pedazo de tela de su vestido porque aseguraban que les daría suerte. ¡Pobre novia! Después, la Iglesia intervino para modificar esta tradición determinando que fuera la novia quien lanzara la liga a los hombres. Con el tiempo, se fue adaptando y se acostumbró que fuera el novio quien se la quitara de la pierna para entonces arrojarla a los presentes.
Ahora la dinámica no dista mucho de este último cambio. Si acaso, hay parejas que le imprimen un toque juguetón a este momento y hasta lo escenifican con divertidas canciones para el lanzamiento de la liga y algún baile más sensual que el clásico vals.
En muchos lugares de México, lo que se acostumbra hoy en día es que, después de lanzar el ramo de novia, los invitados varones se formen y, tomados de la mano, hagan el baile de la viborita, al que suelen inyectarle adrenalina y diversión recorriendo gran parte de la locación y aumentando la velocidad. Cuando la música se detiene, la novia espera sentada en una silla mientras el novio le levanta el vestido de novia y le quita la liga para lanzarla a los caballeros (solteros, generalmente), que esperan ansiosos ese golpe de suerte.
El tono de la fiesta
Esta tradición tiene cabida en todo tipo de celebraciones nupciales, hasta en las más glamorosas y elegantes. Básicamente la decisión de llevarla a cabo o no y de qué forma hacerlo depende de que los novios creen un ambiente divertido, pero no bochornoso.
Lo que sí es verdad es que la presencia de muchos niños y el carácter reservado o conservador de algunas parejas y familias puede hacer que se planteen si es prudente o no seguir esta tradición. En este sentido, omitirla es igual de válido que adaptar la versión convencional. Lo que hacen algunas parejas es comprar dos ligas, una para la novia y otra para ser lanzada, de manera que se evitan la escena que puede incomodar a algunos novios y comensales.
En cambio, si la fiesta es relajada y en un ambiente de confianza, se puede hacer el juego previo en el que el novio incluso retira con la boca la liga de su pareja con una canción sensual de fondo. Pidan ayuda a sus proveedores para que la música y la iluminación acompañen. Y si tendrán servicio de animación en la boda, también coordínense con los profesionales para que procuren el tono exacto que ustedes buscan para este momento.
El grado de confianza con la mayoría de los invitados
Cuando entregaron las invitaciones, incluyeron en la lista a personas que son importantes para ustedes por la relación familiar o de amistad que hay. Pero, independientemente del cariño que se tengan, no siempre hay la misma confianza con todos. Incluso el respeto que les tienen a sus abuelos, sus padres e incluso sus hijos podría ser un factor para que esta tradición no se lleve a cabo con el tono travieso que tal vez les gustaría imprimirle.
Pasa lo mismo con aquellas personas que son invitadas más por un compromiso laboral o social que por la parte afectiva, como compañeros de trabajo, vecinos, compañeros de escuela o amigos de sus padres. Valoren qué grado de confianza predomina con la mayoría de los presentes y qué tan cómodos se sentirán al decidirse a quitar y lanzar la liga. En cualquier caso, nadie debería recriminarles una u otra elección.
¿Los novios son más o menos pudorosos?
Y como cada persona es diferente, también habrá novios o novias que se sentirán incómodos con esta tradición. Bien porque la consideran un poco exhibicionista, por timidez o porque sentirán invadida su privacidad, esta costumbre no es del agrado de todas las personas.
El hecho de levantarse el vestido de novia frente a todos los invitados tal vez causa cierto pudor a la recién casada y puede que lo mismo pase con él. No se obcequen en seguir la tradición al pie de la letra, hay muchas alternativas para lanzar la liga sin necesidad de tener que quitársela en público.
Lo más importante es que decidan en pareja y, antes de dejarse llevar por lo que se acostumbra, antepongan lo que les haga sentir más cómodos. Y lo mismo debe ser con el peinado, con el traje del novio, con los colores elegidos para la decoración y hasta la "personalidad" de sus muñecos del pastel. Ahora sí, ¿qué harán con la liga? Quitarla o no quitarla, esa es la cuestión.