¡Top secret! Cómo lograr que tu prometido se involucre en la boda
Ya has puesto todas las botellas de cabeza y tu futuro marido ¿aún no coopera? Definitivamente no está recibiendo bien las señales y hay que darle un empujoncito. ¡Aquí tienes siete maneras de involucrarlo! Muchas novias cuentan que les funcionó...
¿Tienes la sensación de que tu pareja se está lavando las manos de la planeación de la boda desde que te puso (o tú a él) el anillo de compromiso? Si tu prometido no le hace fiesta a todos los centros de mesa para boda que le muestras, no significa que no esté emocionado. Generalmente, los hombres son menos expresivos. Y aunque no siempre lo demuestre, los pasteles de boda podrían entusiasmarlo más de lo que imaginas.
Conseguir que el reparto de tareas de la boda sea equitativo no es sencillo. Ya sea porque un miembro de la pareja quiere mantener el control férreo de cada detalle o porque el otro se escuda en que no tiene habilidad para esto, a veces hay quienes se sienten prácticamente solos en el proceso previo a contraer nupcias.
Las indirectas no siempre surten efecto y las presiones para que tu pareja haga lo que tú quieres no sirven de mucho. Mejor practica estos siete trucos para conseguir que tu prometido colabore en la organización de la boda ¡y que disfrute en el proceso!
1. Casarse es cosa de dos
Si estás esperando algo como: “mira amor, seleccioné varios vestidos de novia modernos que van contigo y que te quedarían muy bien”, programa tu boda para la siguiente vida. En esta, las probabilidades de que tu pareja se sumerja en las imágenes de vestidos de novia son prácticamente nulas. Si deseas que participe, díselo abiertamente y no supongas que lo hará por instinto; mucho menos, que se asignará las tareas que tienes en mente. Así que antes de reprochar cualquier cosa, toma la iniciativa, compártele tus planes y compleméntalos con sus ideas. ¡Comunicación al rescate!
2. ¿La comida es su fuerte?
Este es uno de los grandes placeres de la vida y para ellos, ¡ni se diga! Hay estudios que confirman que un hombre promedio piensa en comida unas 25 veces al día. ¿Por qué no habría de tratarse alguna de esas veces del menú de la boda? Los catálogos de ramos de novia ni le van ni le vienen, pero qué tal si le propones la degustación del banquete, el coctel de bienvenida, la mesa de dulces para boda y el pastel. El objetivo es que se involucre con gusto.
3. Repartan según habilidades y motivaciones
A veces es complicado que uno solo se encargue de tareas completas y, a excepción del outfit, pueden ejecutarlas por fases. Por ejemplo, uno puede elaborar la lista filtrada de proveedores de boda en los que puedan estar interesados y el otro se encarga de hacer las citas. Asimismo, pueden distribuir las funciones de acuerdo a sus habilidades e intereses. De esta forma, el más creativo podría definir el estilo decorativo y el mejor negociador cierra el trato con los proveedores o planifica la luna de miel.
4. Omite las lecciones de colores
¿Sabías que los hombres son más propensos al daltonismo que las mujeres? Muchos lo padecen y se arman de trucos para no distinguir tonalidades básicas. Así que, no te enfurezcas si, cuando se trata de los vestidos de fiesta de tus damas de honor, el verde aqua y el mint son lo mismo para tu prometido. Tampoco intentes darle una cátedra de colores: no le interesa ¡y se vale!
5. Delega funciones
Si por alguna razón no puedes atender alguna parte de los preparativos, no intentes clonarte, mejor da el voto de confianza a tu pareja. Cuando descubras que las flores para boda de la mesa presidencial que tanto te fascinaron las eligió “de tin marín” y no por plena convicción, ¡morirás de risa!
6. Pese a tus temores, deja que decida
Tu afán de que todo salga "perfecto” puede acabar con las buenas intenciones de todo aquel que quiera ayudarte, incluido tu prometido. Se sentirá motivado si sus decisiones son tomadas en cuenta. Qué más da si el color de ojos de los muñecos para pastel de boda no coincide exactamente con los de ustedes. Lo más especial es que la celebración lleve el toque de los dos y que los dos tomen parte en ella.
7. Ve al grano
Los hombres suelen ser más prácticos y, excepciones aparte, las complicaciones y los rodeos no van con ellos. Si tienes hambre, les debes decir: "tengo hambre” en vez de "fíjate que el otro día pasé por un restaurante y como que me rugieron las tripas”. Al momento de repartir funciones, aplica las 3C: claro, conciso y concreto. ¡Tan, tan!
Algunos novios se involucran inmediatamente en los preparativos y sin necesidad de directas o indirectas. La mayoría deja que las cosas fluyan hasta que las invitaciones de boda están a punto de caducar y, en casos extremos, hasta quieren que les pongan el pastel de fondant para boda en la boquita. En estos casos, nada como la empatía. Si volteamos los papeles, ¿qué podría hacer tu prometido para que colaboraras más?