Mariana y Alberto: "Una mirada suya hace que todo en mi vida tenga sentido"

Si pudiéramos describir con una sola palabra a la boda de Mariana y Alberto, no sería sólo una palabra precisa, sino más bien una palabra exclusiva, que le pertenece totalmente a esta ocasión y que la manifiesta completamente: la boda de Mariana y Alberto fue simplemente conmovedora. La pasión, el cariño y la complicidad que construyeron y compartieron durante su relación fueron los componentes necesarios para hacer de su boda una celebración emotiva y cálida.

Mariana y Alberto se casaron en febrero del 2014, y eligieron Camino Real Sumiya como escenario para este día tan especial. Su fotógrafo, Pilar Campos Media, capturó la emoción con la que los novios empezaban su nueva etapa juntos. Mariana usó un vestido con corte princesa y escote corazón. Lució su cabello recogido con un tocado de flores y pedrería: una novia moderna y romántica. Alberto usó un traje azul oscuro, destacando el color azul rey de su corbata y el azar de su solapa. El eléctrico, vibrante y sofisticado azul rey brilló en las corbatas de los best men y en los vestidos de las damas de honor, generando una atmósfera festiva y fresca.

Todos los invitados a la boda se entregaron al momento y se contagiaron de la magia de esta pareja. La ceremonia fue muy especial porque fueron los familiares y amigos de los novios quienes sellaron este pacto de amor al hablar del cariño que sienten por Mariana y por Alberto, dar testimonio del amor que los une y de cómo ambos han sido influencias positivas e irremplazables en las vidas de quienes los conocen.

Tanto en la ceremonia como en la fiesta, la alegría se apoderó de invitados y recién casados, quienes no podían contener las lágrimas y las sonrisas. Uno de los testimonios más conmovedores fue la narración de la respuesta que dio Alberto cuando le preguntaron por qué quería casarse con Mariana: “Porque una mirada suya es capaz de cambiar mi trayecto en un instante y servirme de gasolina cada día. Porque una mirada suya hace que me sienta mucho en ésos días en que me siento poco. Porque una mirada suya hace que todo en mi vida tenga sentido.”

La fiesta no podía ser más que íntima y elegante, con un baile muy animado. El color blanco y el azul, los principales en la ambientación, compusieron un ambiente único. Las flores de la boda fueron alcatraces y lirios blancos, que se abrían tanto en el ramo de la novia como en los arreglos florales del jardín. Las luces invitaban a bailar en la pista, donde los novios se abrazaban al ritmo de sus corazones.