11 cosas que pueden pasar con tus suegros en fiestas navideñas
¿Nervios festivos? ¡Acaba con ellos! Vive una Navidad plena conviviendo con tu pareja y tus suegros. Si te preocupa que puedan darse situaciones incómodas, anticípate a ellas y sigue nuestros consejos para superarlas con la mejor actitud.
Así como celebrar su matrimonio significa buscar los centros de mesa para boda, elegir el menú y enviar las invitaciones de boda, las celebraciones navideñas implican mucho trabajo, cercanía con la familia y sensibilidad a flor de piel. A la dificultad de elegir entre todos los vestidos de fiesta uno acorde al tipo de reunión familiar, se suman las circunstancias especiales de convivir más estrechamente con la familia política.
Pero ¡no te preocupes! Con estos consejos estarás listo o lista para pasar las fiestas navideñas como pro y disfrutar plenamente de los regalos, la comida y la compañía de tus suegros y cuñados. Incluso si ya tienen una relación supersana con ellos, a veces estas situaciones aparecen ¡hasta en las mejores familias!
1. No conozco demasiado a mi familia política
Lo que necesitas son reglas básicas de protocolo: sé amable, puntual y conserva cierta distancia, pero no te cierres a la posibilidad de conocerlos mejor y entablar una relación más íntima con ellos. Usa ropa con la que te sientas cómoda en este ambiente e intenta ayudar lo más posible tanto en los preparativos como en las actividades del día. A veces, cuando somos diferentes nos sentimos excluidos. Respira profundo y recuerda: a pesar de ser todos distintos, podemos crear infinitas combinaciones de pensamiento y belleza.
2. Es demasiada Navidad
No es necesario que tú seas grinch (o quizás un poquito), sino que tal vez tu familia política vive la Navidad con demasiada, demasiada intensidad. Para algunas familias esta es la época más especial del año y hay que celebrarla encarnizadamente. No te sientas mal si estas costumbres te ponen un poquillo de nervios: cada hogar tiene creencias diferentes y cada persona experimenta estas fechas de forma distinta.
Aprovecha para aprender un poco más sobre tu pareja, y trata de mantenerte abierto o abierta a contagiarte de esta alegría navideña. Eso sí, si sientes demasiada presión, mantente al margen procurando herir susceptibilidades: mereces el mismo respeto que tu familia política.
3. ¡Yo quiero celebrar más!
Este es el otro extremo. Te encanta la Navidad y la época de fin de año y resulta que en la casa de tus suegros solo se hace una cena. ¡Toma la iniciativa! Procurando evitar el protagonismo, organiza alguna actividad para contagiar a todos (con moderación) tu espíritu festivo. Esconde regalos en la casa, organiza un concurso de tarjetas navideñas, improvisa un coro de villancicos, o, simplemente, haz un brindis: si pones de tu parte te sentirás mucho mejor. Tal vez hasta encuentres voluntarios para hacer recuerdos para boda sencillos o para organizar un Halloween el año siguiente.
4. No me gustaron mis regalos
¿Por qué si el color que usas todo el año hasta en las uñas es el rojo, tu suegra insiste en regalarte ropa azul? ¿Otra vez pantuflas? ¿Es neta que solo tenían bufandas en toda la tienda? Espera, respira profundo, ten calma. Los regalos de Navidad son como la lotería: atinarle es casi imposible. Si tus regalos no te gustaron, no te desilusiones: agradece haber recibido algo y tómalo como una muestra de cariño o de cordialidad. Piensa que tal vez puedas cambiar los calcetines por un monedero o que ya tendrás suéter de estambre para las próximas fiestas.
5. No sé qué regalar (y ya casi no queda tiempo)
¿Ves como no es fácil atinarle a los regalos? Pero la Navidad puede ser la mejor ocasión para explotar tu creatividad y tu imaginación. Si no conoces muy bien a tus familiares políticos o no has encontrado nada que se ajuste a sus gustos, apuesta por ideas lo más universales posible, como manualidades para el hogar o arreglos de dulces. Igual que sucede con los recuerdos para boda útiles, los regalos navideños más creativos son recordados por siempre.
6. ¿Ayudar a los preparativos... o mejor no?
Aunque las instrucciones sean que lleguen directamente a la hora de la cena, haz un esfuerzo para llegar antes y participar en los preparativos. Esto no solo generará una buena impresión, sino que te dará la oportunidad para congeniar con la familia. Colabora en lo que mejor se te dé. Si no quieres cocinar, puedes llevar algunos dulces o bocadillos y servirlos o cuidar a los niños de la casa. Inspírate en la mesa de dulces para boda para llenar de dulzura la Navidad.
7. Quiero a mi mamá
Es normal extrañar a nuestra familia en estas fechas. Si la melancolía te ataca, acepta tus sentimientos e intenta ver el lado más positivo de pasar la Navidad con tus suegros. Estarás con tu pareja y su familia, habrá comida, regalos y quizás puedas ver a los tuyos pronto. Procura no comparar a la familia de tu pareja con la tuya: son mundos diferentes, con sus parecidos y sus diferencias y cada una merece una apreciación particular.
8. ¿Y si me quiero ir temprano?
En estas fechas, la unión hace la fuerza. Es necesario que tengas buena comunicación con tu pareja antes del evento y expongas tus sentimientos con honestidad, sin afán de molestar Si por alguna razón prevés que querrás irte temprano de la celebración, plantéaselo a tu pareja. Si deciden permanecer hasta el final, disfruta lo mejor posible del presente.
Si ambos están de acuerdo, establezcan un horario y retírense juntos. Si no lo tenías planeado y te dan ganas de irte, explícaselo a tu pareja con discreción: quizás quiera acompañarte o te convenza de quedarte. Parte de vivir el presente significa dejar que las emociones pasen, así que respira profundo y quizás se te quiten un poco las ganas de marcharte.
9. ¿Dónde dejamos a nuestra mascota?
No todas las familias son fans de los amigos peludos (o emplumados, acuáticos o escamosos). Si tienes una mascota y no la puedes llevar a la fiesta, pero tampoco quieres dejarla en casa, busca una pensión profesional con alojamiento cómodo. Lo importante es que no le guardes resentimiento a tu familia política por no aceptar a tu mascota. Disfruta de la celebración y recuerda que siempre hay un día más para apapachar a los que quieres y extrañas.
10. Nuestro menú chafeó
La comida es un tema de ancestral importancia, pero cada familia tiene gustos muy particulares. No te sientas incómoda si el platillo que llevaste a la cena o el menú que propusiste no tuvo éxito. En las celebraciones familiares, es importante recordar el cariño familiar y no aferrarse a lo negativo. Es decir, no se vale sentirse.
Lo importante no es que a todos les guste el pastel de fondant para boda, por ejemplo, sino que tú lo recuerdes con amor junto a tu pareja. Lo más indicado es que presenten un platillo tradicional de gusto más o menos universal (aunque nunca faltará el remilgoso). Si no tiene éxito, recuerden que cada paladar es un mundo impredecible. El próximo año tendrán ideas más certeras y poco a poco podrán demostrar su sazón.
11. El tema de los niños
Pueden darse muchas situaciones. Una puede ser que tu familia política esté llena de niños y no sepas cómo reaccionar ante ellos. Otra, que tus niños sean los únicos de la casa y nunca encuentren en qué entretenerse. U otra, que tus niños y los niños de la casa donde pasarán las fiestas no se lleven bien… Esta es la mejor época para limar asperezas. Intenta acercarte a todos por igual con una actividad o con un detallito.
¿Qué es lo que más te gusta de pasar la Navidad en casa de tus suegros? ¡Compártelo en tus comentarios! Disfruta de estas fechas con tu pareja y aprovechen para fortalecer su comunicación. Aprovecha estas fiestas para proyectos personales como buscar pensamientos para invitaciones de boda, aprender a meditar o practicar el peinado de novia. Recuerda que las fiestas navideñas pueden sacar lo mejor de cada uno, ¡así que anímate y a celebrar!