¿Por qué una luna de miel?
Se suele soñar con el momento de la esperada luna de miel pero ¿qué tanto sabes sobre ella? Hoy te explicamos sobre su origen y los diferentes cambios que ha tenido a través del tiempo hasta llegar a lo que hoy en día es ¡no te lo pierdas!
La luna de miel es una de las tantas tradiciones de boda que se llevan a cabo en la gran mayoría de los países, pero rara vez nos detenemos a pensar en el origen de esta tradición o en el significado de “luna de miel”, dando por sentado que son solo unas vacaciones, las primeras dentro de su vida de casados. Pero lo cierto es que esta fabulosa tradición tiene una larga e interesante historia que incluye diferentes versiones y su modificación a través del tiempo hasta convertirse en lo que conocemos hoy como “luna de miel”.
Una de las versiones más antiguas sobre el origen del concepto de “luna de miel” data de casi 4,000 años atrás, cuando los babilónicos prosperaban en lo que hoy es el país de Irak. Allí se tenía como costumbre que el padre de la novia le regalase al novio una cantidad suficiente de cerveza de miel como para beber un ciclo entero de la luna, es decir casi un mes.
También se dice que el término “luna de miel” se pudo haber acuñado en la antigua Roma, donde la madre de la novia debía de dejar una vasija rebosante de miel en la alcoba de los recién casados, buscando que los novios pudieran comerla y recuperar las energías gastadas durante ese largo día y sentirse mejor durante su encuentro íntimo, además de que se pensaba que la miel aumentaba la fertilidad.
Sin embargo, la teoría más ampliamente aceptada dice que el concepto proviene de los teutones, allá en Alemania en la Edad Media. Este pueblo tenía como costumbre celebrar las bodas sólo los días de luna llena, y tras el acontecimiento los recién casados tenían que beber licor de miel o hidromiel durante treinta días, conociéndose este periodo justamente como “luna de miel”.
Y aunque el término se haya acuñado mucho antes de que tuviera su significado actual, no fue sino hasta el siglo XIX que la burguesía inglesa comenzó a popularizar el que los novios tuvieran un viaje después de la boda, que utilizaban para visitar aquellos parientes que no habían podido asistir al casamiento.
Ya llegado el siglo XX la idea de este viaje nupcial se había propagado, primero por toda Europa y después América y muchos otros lugares del mundo. Y aunque hoy en día no se suela visitar a los parientes, si se acostumbra tomarse una o dos semanas para tener un romántico viaje y disfrutar a pleno de sus primeros días como recién casados.