La boda de Akari y David en Miguel Hidalgo, Ciudad de México
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A&D
06 Abr, 2022La crónica de nuestra boda
Me voy a extender explicando porqué creo que nuestra boda tiene todos los ingredientes para ganar este premio de $50.000, y porqué no os vais a arrepentir si decidís saliros de la raya y hacer algo que va más con vuestras personalidades y forma de ser, huyendo de los preconceptos de cómo debe ser una boda. Comienza la historia:
A poco más de un mes de la fecha del evento, Akari y yo ya habíamos contactado con la juez que oficiaría el mismo. Teníamos claro que no queríamos casarnos en unas oficinas y recordar este día de esa manera, como unos tacos sin salsa, sin condimento. Queríamos hacer algo bonito, así como habíamos conseguido hacer único cada momento de nuestra relación a distancia durante un año creando juegos, maneras de comunicarnos, y formas de hacer cosas juntos en la distancia.
En ese momento Akari sugirió contratar a Mónica (Mónica Planner) para que nos ayudara a gestionar todas las cosas de este día, a la par que escuchar todas las ideas que nosotros teníamos. Akari es diseñadora industrial, yo soy arquitecto. Digo esto porque eso nos hace ser personas que valoran mucho el cuidado en los detalles, en los objetos, la calidad de los elementos, así como la gestión de tiempos, presupuestos y la importancia que tienen las ideas en cualquier tipo de proyecto.
Seguir leyendo »Mónica entraba en este juego. Nosotros comenzamos proponiéndole un lugar que lo hacía difícil: el hemiciclo Juventino Rosas, dentro del bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México. Para nosotros este hemiciclo era un punto importante por ser uno de los primeros lugares donde paseamos cuando nos conocimos personalmente, y además fue el lugar donde le pedí ser mi novia... Por esto nos parecía un lugar idóneo con el que sustituir los juzgados de la CDMX. Esto, sin embargo, lanzaba algunas dudas y retos; ¿es posible ocupar un espacio público para un evento de este tipo? ¿Qué pasa si aparece la policía? ¿Habrá mucha gente que pueda molestarnos de algún modo? ¿Afectaremos nosotros a la gente que esté por allí?
Empezamos así a trabajar con Mónica de qué formas podríamos ocupar este espacio y cómo podríamos celebrar el evento sin crear ningún percance. La boda comenzaba a convertirse en una performance que rompía continuamente con cánones establecidos, haciendo las cosas a nuestra manera, y con la complicidad de Mónica como la directora de orquesta que veía qué elementos eran necesarios, en qué momento debían estar listos o desocuparse, algo vital por todas las cuestiones mencionadas al casarnos en el Bosque de Chapultepec.
Con todo planeado ya sólo quedaba celebrar el día en cuestión. Todo comenzaba en nuestro AirBnB, un lugar rentado cerca del Bosque para disminuir los tiempos en coche en la ciudad, así como un gran escenario donde hacer parte de esta boda. Aquí llevamos a cabo ese "first look" donde descubrimos cómo nos quedaban nuestras ropitas, así como también realizamos la parte más técnica del oficio (firma de documentos) para reducir tiempos y elementos necesarios en el bosque. De esta primera parte salían unas bonitas fotos del antes y después, así como alguna complicidad y sensación divertida por estar legalmente vinculados, pero no haber celebrado aún la parte más sentimental y bonita del día.
El siguiente paso llegaba a través del viaje al bosque, que también se hizo divertido. A la salida del AirBnB se encontraban varios obreros trabajando en la calzada. Al vernos salir e ir en dirección al bosque, se animaron por voluntad propia a parar el tráfico para dejarnos pasar. Lo que no sabían era que en realidad necesitábamos parar un taxi para poder acercarnos a una de las entradas principales al parque. Con este gesto de ayuda consiguieron sacarnos unas risas y atrasarnos un poquito. Conseguíamos subirnos a un taxi de la ciudad, y junto con nuestros dos fotógrafos nos movíamos hacia el bosque.
Caminamos por la zona de tianguis y éramos el centro de muchas miradas de sorpresa, incredulidad, y otras de risa. No nos importaba. Era nuestro día. Éramos los protagonistas. Y allí estábamos, para hacer la ciudad nuestra y comérnosla.
Llegamos al hemiciclo y lo encontramos con diferentes arreglos florales y elementos decorativos que superaban las expectativas puestas. Ahora sí, nos preparábamos para la parte emblemática, con la lectura de votos e intercambio de anillos, así como otra sesión de fotos con la que recordar el día. Fue el momento en el que casi se nos saltan las lágrimas a ambos. Unos votos escritos a mano sobre unos cuadernillos de papel hechos por nosotros. Unos votos personales, cargados de sentimientos, referencias a nuestro camino juntos, y a lo que nos queda aún por ver. Tras este emotivo momento, llegan algunas risas y más fotos, así como nuevamente un paseo por el parque en dirección al lugar de celebración. De nuevo miradas, poses, risas. Seguimos siendo el objetivo de la gente que circula a nuestro alrededor.
Un nuevo viaje, esta vez en Uber, nos llevaba a donde tuvimos nuestra cena con los cómplices que estaban haciendo eso posible. El destino, Orinoco, para tomar unos taquitos y celebrarlo. Allí, los meseros se sorprendían y rápidamente nos asistieron en todo lo que necesitamos. Ocupamos una mesa en el exterior, y entre taco y taco, mirada y mirada de personas ajenas, apareció una señora con un altavoz que iba poniendo música para ganarse algunos pesitos. El baile nupcial había llegado. Quizás fue el único momento donde yo sentí pena real. Mónica avisaba a la muchacha de que nos habíamos casado, y que si nos ponía alguna canción.
Comenzaba a sonar Thinking out loud de Ed Sheeran, y Akari con toda su energía jalaba mi mano y me llevaba a bailar en el centro de la calle. Nos volvíamos a convertir en el centro de atención –si en algún momento dejamos de serlo-. Risas de los comensales, de los meseros, de la gente pasando.
Hicimos la ciudad el escenario de nuestra boda. Y nos llevamos los mejores recuerdos de ese día.
Aprovecho una vez más para agradecer tanto a Mónica como a nuestros fotógrafos, Alejandro Manzo y Juan Fernando Tascón, a quienes les agradecemos el hermoso reportaje fotográfico a lo largo de todo el día. Lo mejor de todo, sin embargo, es el haber conectado con personas con fondo bonito, con las que haber desarrollado algunos lazos de complicidad y amistad en tan poco tiempo.
Un día de cosas positivas.
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