La boda de Alán y Sara en San Luis Potosí, San Luis Potosí
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A&S
27 Dic, 2015La crónica de nuestra boda
Antes que nada: ¡Hola!, ¿cómo están? Yo super feliz, ¡pues por fin me casé!, y quiero contarles un poco de mi mágico día.
Para empezar, un día antes de la boda comenzaron los nervios, tanto por mi parte como por parte de mi ahora esposo. Y para echarle más drama a la historia era su cumpleaños, jaja, así que desde un día antes andábamos locos por su cumple y por los últimos preparativos del día siguiente.
Ya el día 27 desde las 7 de la mañana estuve en movimiento: que el baño, que el peinado, que el maquillaje... Apenas sí terminé de eso que llegan los fotógrafos para la sesión "Getting Ready", así que en lo que ellos tomaban fotos de los detalles, yo me estaba echando unas ricas gorditas para aguantar el rato. Ya que terminaron con los detalles, seguían las fotos de la bendición de mi mamá y de mi abuelita, así que aquí empezaron las lágrimas emotivas.
Ya que terminamos esa sesión de fotos, llegó el momento de irnos a la sesión formal con mi esposo. Ah, para esto no rentamos coche para llegar a la iglesia, sino que Alán, mi esposo, llegó por mí en su coche. La sesión fue en un museo ubicado en el centro de la ciudad el Museo del Ferrocarril. Como era domingo y vacaciones, había bastante gente en el museo, que se nos quedaba viendo un poco raro…
Seguir leyendo »Ya que terminamos la sesión formal, lo que seguía era ir a la ceremonia religiosa. Ésta fue en una iglesia llamada Nuestra señora de la Anunciación, y aunque no es de las iglesias más grandes de San Luis, la ceremonia estuvo increíble. Además les cuento que la música que tuvimos fue un mariachi, lo que le dio un toque un poco más mexicano (que era el tema de la boda). La ceremonia estuvo super emotiva, y el padre que la celebró la hizo muy especial, pues como los dos estamos muy jóvenes, la ceremonia la adecuo a nuestras edades.
Al termino de la ceremonia religiosa tuvimos que correr al lugar de la recepción, pues la jueza ya nos estaba esperando para celebrar la ceremonia civil. Esta ceremonia no fue la común que todos conocemos, donde solo leen el acta y los novios la firman, así como los testigos y los padres; sino que, además de este procedimiento, tuvimos una ceremonia de luz, lo que hizo que tuviera un toque más bonito la unión.
La ceremonia consta en tener tres velas, una grande, y dos más pequeñas. Cada uno (Alán y yo), teníamos una de las pequeñas y las encendimos, y juntos encendimos la más grande. Lo que simboliza es la unión de dos vidas separadas, que se vuelve una sola familia.
Ya que se terminó la ceremonia por el civil, se sirvió la comida, y claro, no fue la típica crema de champiñones y un pollo relleno de verduras bañado en salsa de ciruela jaja, más bien seguimos la temática de la boda. Así que hubo: de entrada ensalada de nopales servida en molcajetes, y de plato fuerte asado de boda, arroz y frijoles, y aunque no quisimos tener un pastel super tradicional de bodas, el postre fueron unas ricas campechanas (postre típico de Santa María del Río, S.L.P.) acompañadas con un café caliente. Y para no salirnos del tema de la boda, nuestros centros de mesa eran peceras con 5 cactus en cada una, los cuales se podían llevar los invitados, ya que traían hasta instrucciones para el cuidado de los mismos.
Como ni Alán ni yo sabemos bailar muy bien, decidimos omitir eso del vals, así que en vez de eso hicimos un vídeo donde contábamos nuestra historia, para compartirlo con la familia y los amigos. Ah, pero eso sí, pusimos unos puerquitos de barro de alcancía en cada mesa, que tenían una leyenda que decía: "Hey, no habrá vals, alimenta al puerquito para nuestro viaje de bodas".
Pasando el video hicimos el clásico lanzamiento de ramo y liga, y acabando esto empezamos el baile, aunque el sonido solamente tocó un poco, ya que queríamos algo más mexicano. Contratamos pues un grupo "norteño-banda" para amenizar el resto del evento. Además de todo esto, teníamos una cabina de fotos, para que nuestros invitados pudieran tener un bonito recuerdo de nuestra boda.
Ya que se terminó el tiempo en el jardín, decidimos seguirle un rato a la fiesta, así que nos fuimos a la casa de una tía de mi esposo y ahí tenían menudo para cenar. Claro que Alán y yo solo pudimos estar un ratito, ya que al día siguiente nos íbamos de luna de miel a Taxco, Guerrero, pero bueno, esa ya es otra historia, jaja.
Y bueno, es así como concluyo el relato del día más genial que he tenido en mi corta vida. ¡Espero que cada una de las chicas que lean mi relato se animen a hacer una boda no tan tradicional!
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