La boda de Andrick y Sara en Atizapán de Zaragoza, Estado México

La crónica de nuestra boda

Planeábamos nuestra boda a inicios de la pandemia, nadie sabía que durarían la tanto. Se suspendió la primera vez en noviembre, aún así decidimos casarnos solos él y yo en compañía de nuestras mamás y el pastor.

Esperamos otra fecha en febrero, después marzo y hasta agosto pudimos realizarla. De los invitados tuvimos que eliminar casi 180 personas y quedarnos con el mínimo y aunque fue penoso y doloroso cancelar, fue por el bien de los invitados y nuestro. Aún así disfrutamos mucho en compañía de la gente más cercana, ellos igual los disfrutaron. Decidimos que no habría baile ni bebidas alcohólicas, eso ayudó mucho a controlar a gente bajo las normas de higiene y seguridad. Pero todos se divirtieron igual y les encantó a pesar de no tener baile. Lo importante fue estar con nosotros, platicar con quienes no habían visto y convivir.

La comida fue espectacular, los arreglos, luces, en fotos nada que ver. Los niños fueron llevados a un salón de fiestas aparte donde tuvieron una fiesta con niñeros que les dieron de comer y jugaron con ellos, lo cual permitió a los papás disfrutar de su fiesta. Realmente quisimos que la gente se sintiera cómoda y que disfrutará con nosotros este paso que ya habíamos tomado meses antes pero que quisimos celebrar con ellos y agradecer a Dios por todas las bondades que ha tenido para con nosotros. Tuvimos una sorpresa que fue anunciar que ya estamos esperando nuestro primer bebé.