La boda de Ángel y Sandra en Monterrey, Nuevo León

La crónica de nuestra boda

Pese a la situación que hoy vivimos, nuestra boda fue de ensueño. Justo en esa semana el semáforo de Covid alcanzó el rojo de nuevo y teníamos mucha incertidumbre y miedo de lo que pudiera suceder con nuestro tan esperado día. Bien pues, para amortiguar un poco la crisis, conseguimos que un proveedor pudiera aplicar pruebas de antígeno a todos nuestros invitados, así como a los proveedores, fue una labor titánica de su parte. Nosotros contentos sabiendo que todos en la boda eran negativos y que podíamos disfrutar sin temor, y así fue.

Desde la mañana que llegamos al "centro de novias" comenzó el cuento de hadas, todo estuvo divino, y mi maquillaje estuvo espléndido. aun que debía usar cubre bocas ¡nunca se manchó! O sea, mi maquillaje siempre en mi piel y no embarrado en ningún lado, ¡me duró toda la noche! ¡Divino!

¡Después vino por nosotros un auto antiguo! Wow, qué aventura, ¡es padrísimo que en la calle te saludan como si fueras una celebridad!

Finalmente llegamos a la misa y tuvimos la sorpresa de nuestras vidas, el padre que nos iba a casar no estaba ahí, y al preguntar, ¿qué onda? ¿dónde esta el padre?, pues ¡que sale el monseñor! O sea, no teníamos planeado esa grata sorpresa y ¡pum, Dios nos la dio! Y la misa estuvo divina, las flores, la música, todo perfecto. Ángel y yo lloramos de la emoción. nunca lo olvidaré.