La boda de Antonio y Mónica en Guadalajara, Jalisco

Recorriendo en el auto de bodas en compañía de mi papá, ¡vi una Guadalajara que se engalanaba para conmemorar el día más feliz de nuestras vidas! Más que puntual llegamos al templo, media hora antes, y fui el centro de todas las miradas en el centro de mi querida Guadalajara, hermosa, y esperaban con ansias que bajara del auto para ser partícipes de mi alegría y de todos mis seres queridos que me acompañaban.

Más tarde llegó mi marido, pero sin permitirle que me viera para que la emoción fuera más y como habíamos acordado sería hasta que me viera entrar por el pasillo del brazo de mi padre para entregarme y nos diera su bendición. Toda la ceremonia religiosa fue de lo más emotiva y sublime, no sólo para los dos, sino para todos los que nos acompañaban en el día más importante de nuestras vidas. Terminando la ceremonia todos los presentes querían tomarse la foto con nosotros ¡los ya esposos! y nosotros más que fascinados de recibir abrazos, vivas, sonrisas de alegría por compartir tan bella e inigualable memoria.

Recorrimos el centro para tomarnos las fotos de ya esposos en nuestra sesión tan cálida por toda la gente que paseaba por el centro y nos deseaba muchas bendiciones y buenos augurios sin conocernos, eso sí que es lindo y por eso me enorgullezco de mi gente por la sencillez y calidez humana que tenemos los tapatíos.

Ya terminando la sesión nos esperaba el chico del auto para llevarnos a continuar nuestra felicidad a la recepción en la quinta donde nos amanecimos hasta las 04:00 am. con música de DJ y Grupo Versátil. Brindamos con vino espumoso y disfrutamos del recorrido y seguimos recibiendo muestras de afecto de los que paseaban o transitaban por las calles de camino a nuestra fiesta. Nuestra bienvenida fue tan espectacular, pues tuvimos pirotecnia en frío que nadie se lo esperaba y ¡creo un recibimiento sin igual!

Pasamos directo a la cena y posterior a nuestro primer baile como esposos al sonido de Il Divo de Hasta mi Final, mi marido me cantó al oído nuestra canción y con ello una explosión de papelitos de aluminio, también no esperado por nuestros invitados y ahora como sorpresa para mi marido, quien lo regocijó y quedó encantado.

Al término de nuestro baile dirigimos unas palabras a todas las personas que nos acompañaban y brindamos por nuestra felicidad infinita. Todos participaron de la apertura del baile hasta que el cuerpo nos lo permitió hasta las 04:00 am. con una cena de desvelados con la tradicional carne en su jugo para que se deleitaran los comensales foráneos.

Ahora ya casi a una semana de nuestra boda, estamos en nuestras labores diarias (trabajo, etc.), pero con más amor el uno por el otro y disfrutando cada momento juntos y agradeciendo a Dios por tan infinita bendición, el habernos cruzado en el camino para vivir el comienzo de una vida de amor, de entrega, de felicidad.