La boda de Arely y Daniel en Tepeji del Río, Hidalgo
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A&D
30 Dic, 2017La crónica de nuestra boda
Desde el momento en que mi esposa me dio el sí para casarse conmigo, inició una maravillosa aventura que fue la planeación de nuestro magno evento poco después de un año de habernos comprometido, lo cual salió de maravilla.
¡Y llegó el día de nuestra boda! La verdad todo el tiempo de preparación se pasó demasiado rápido, ese día fue de levantarse temprano para ir al jardín a revisar la colocación de las mesas, sillas para la ceremonia civil, adornos y arreglos florales. Posteriormente, regresar a casa a preparar desayuno y un pequeño almuerzo para mi todavía prometida y su familia, quienes procedían de su lugar de origen ubicado a poco más de dos horas del lugar de la fiesta. En cada momento me comunicaba con ellos, para verificar el lugar en el que venían para calcular el tiempo y subir con ellos en el vehículo para guiarlos al jardín, luego bajar un maravilloso árbol de firmas y de ahí conducirlos al hotel donde se iban a hospedar y maquillar a mi prometida. Todo esto fue poco después del mediodía y la boda civil estaba programada para las tres de la tarde.
Seguir leyendo »Enseguida que dejé a mi futura esposa, suegros y cuñados en su hotel, procedí a ir corriendo a dejar la ropa de mi esposa y mía, para pasar nuestra noche de bodas en un hotel en el centro de la ciudad, para posteriormente regresar corriendo a recoger el ramo que mi esposa iba a utilizar durante ambas ceremonias, lo cual me llevo esperarlo todavía poco más de 20 minutos, y cuando lo pasé a dejar a mi futura cuñada era la 1:45 p.m.
Creí que no iba poder tener tiempo de arreglarme para estar de forma puntual para la ceremonia civil, pero fui corriendo a casa a bañarme ya que estaba totalmente desalineado. En lo que me bañé, me puse mi traje y me arreglé fue tiempo justo para llegar al jardín a nuestra boda civil. El momento había llegado, al arribar al lugar, aún no llegaba mi futura esposa y su familia, ni el juez, ni el fotógrafo. Todo parecía que no iba a salir conforme a lo planeado, pero conservé la calma, llamé al fotógrafo para ver en donde estaba y me comentó que apenas iba en camino, para lo cual tardó media hora en llegar. Poco tiempo después llegó la juez y justo cuando me empecé a relajar, llegó mi prometida junto a su familia en la camioneta de un primo mío. Estaba inundado por los nervios y la emoción que, al verla descender del vehículo, con ese vestido blanco, tan hermosa y radiante; casi se me hace un nudo en la garganta, no lo podía creer, quería llorar de emoción, pero me contuve. Al encontrarnos frente a frente y vernos a punto de contraer matrimonio, nos generó muchas risas, alegría, suspiros, emoción, no sé realmente si son las palabras correctas, pero me sentía verdaderamente extasiado por el momento.
Después de tener un gran abrazo entre nosotros sin decirnos nada por casi un minuto, pasamos a saludar a nuestras respectivas familias políticas, momento en el cual llegó el fotógrafo un poco apresurado, pero enseguida nos ofreció una disculpa por la tardanza y no hubo ningún problema. Procedimos a solicitar a la juez que cambiara un poco el protocolo de la boda civil para hacer mención del juramento de boda y realizar el ritual de matrimonio al estilo "Juego de Tronos", lo cual sorprendió a nuestras familias, debido a que mi esposa y yo somos fanáticos de la serie. Al concluir la firma del acta de matrimonio civil y habiendo realizado nuestro juramento, siguió nuestra sesión fotográfica en las instalaciones del jardín para posteriormente partir hacia el templo donde se llevaría a cabo la boda religiosa.
Al culminar la sesión fotográfica, nos dirigimos a la boda religiosa a tan solo 10 minutos antes de la hora programada de la ceremonia, el tráfico sobre la avenida principal (que da acceso al recinto) era tremendo y llegamos 10 minutos más tarde de lo programado, siendo que el sacerdote y varios de nuestros invitados ya nos estaban esperando en la puerta de la iglesia. Que locura, los novios llegando tarde a la iglesia, aunque afortunadamente íbamos en caravana.
Al entrar a la iglesia todo fue nerviosismo puro, ya que éramos el centro de atención y sentir las miradas de todos nuestros seres queridos sobre nosotros es una sensación indescriptible, pero a la vez de los más maravilloso por estar jurando nuestro amor ante muchos testigos y ante los ojos de Dios. La misa tuvo una peculiaridad muy especial en el momento en que el sacerdote tomó su silla y se sentó frente a nosotros, argumentando ante la mirada de nuestras familias que así era su estilo de celebrar la misa y nos aguantábamos. Fue algo que soltó algunas risas entre los invitados. Posteriormente, al recibir los símbolos de unión, mi esposa traía puesto su anillo de compromiso, a lo que el sacerdote solicitó que se lo quitara para poner el anillo de matrimonio, para lo cual mi esposa me puso su anillo de compromiso en mi mano izquierda a lo que el padre dijo: “lo que uno ve en estos días”, mi esposa y yo nos reímos ya que consideramos que fue algo chusco por parte del sacerdote. La misa continuó y se llegó el momento de las fotografías y la salida de la iglesia, recibiéndonos con cientos de burbujas que compramos para ese momento especial.
Después de recibir abrazos y felicitaciones por parte de todos nuestros invitados, partimos de regreso al jardín para ahora sí comenzar con la fiesta que estábamos esperando desde hacía un año atrás. Para sorpresa de mi esposa y mía, aún no llegaban todos los invitados, aunque afortunadamente logramos hacer un poco tiempo para ensayar un poco nuestro baile nupcial en una habitación especial para nosotros dentro del mismo lugar del evento. Cuando consideramos que estábamos listos, decidimos salir a verificar el aforo del lugar, para lo cual ya estaban presentes la mayoría de nuestros invitados y procedimos a anunciar el inicio de nuestra fiesta en medio de aplausos y la canción “Así hablaba Zaratrusta” de Richard Strauss, ya que consideramos que era un momento sumamente magno y especial.
¡Y la fiesta comenzó! Procedimos a ocupar nuestros lugares e inició el show de meseros al ritmo de “Bule Bule” hicieron su presentación ante nosotros para comenzar a servir la cena (para lo cual mi esposa y yo estábamos hambrientos). El menú consistió en una crema de chile poblano, pechuga de pollo rellena de queso y jamón cubierta con salsa de durazno, acompañada de papas a la alemana y el postre consistió en un exquisito pastel que elaboró una amiga de mi esposa, que era de rompope y una capa de pie de queso, lo cual debo decir, superó ampliamente nuestras expectativas.
Después de partir el pastel y con el estómago lleno, llegó el momento de realizar nuestro baile nupcial, el cual consistió en un remix elaborado por mí mismo, donde se incluyeron las canciones de “Sarai Qui” de Sarah Brigthman, “Un poco loco” de la película Coco, el “Gangman Style”, “Wepa” de Gloria Estefan, “YMCA” de Village People, “La Macarena” y concluir nuevamente con el final de Sarai Qui, en lo cual cargué a mi esposa para fundirnos en un romántico beso ante la emoción y sorpresa de todos, ya que ninguno de nuestros invitados había presenciado un baile de novios parecido al de nosotros.
Antes de continuar con el baile, tuvimos un momento de reflexión ya que mi esposa tuvo el detalle de colocar fotos de nuestros seres queridos más cercanos que ya se adelantaron en el camino, que eran la abuela paterna y el abuelo materno de mi esposa junto con mi mamá. Para lo cual tuve que contener las lágrimas y estuvimos seguros que estaban presentes entre nosotros, pero ambos al decir algunas palabras en memoria de nuestros seres queridos, agradecimos la presencia de nuestros invitados para hacer un brindis y ahora sí, a seguir la fiesta. Procedimos a abrir la pista del baile al ritmo de las cumbias, para lo cual la pista se llenó en menos de un minuto.
El ambiente estaba tan divertido que nuestro animador sacó unas pelucas de colores colocándome una color azul y estilo “afro” para bailar al ritmo de la música disco, rock and roll y pop. Seguimos con la tradicional “víbora de la mar”, canciones de caballo dorado y demás típicas de fiestas de bodas.
Poco después de eso, mi esposa y yo anunciamos que haríamos una pausa para quien nos quisiera acompañar, a elevar junto con nosotros nuestros más bellos deseos a través de unos globos de cantoya que compramos y que quisimos compartir con nuestros invitados, lo cual les encantó el detalle y tanta fue la buena vibra y emoción de todos nosotros, que todos los globos volaron, algo que muy pocas veces habíamos presenciado mi esposa y yo.
Seguimos bailando y poco a poco, nuestros invitados se empezaban a despedir de nosotros, diciendo que estaban muy contentos y la pasaron de maravilla en la fiesta, dejándonos sus mejores deseos (y muchos regalos). Hasta que llegó el punto que mi esposa y yo nos quedamos solos en el salón y tuvimos un momento para brindar por nuestro matrimonio, donde por cierto disfrutamos al máximo nuestra fiesta y rematamos comiendo una deliciosa rebana de pastel de chocolate y red velvet.
Sin lugar a dudas, puedo asegurar que fue una experiencia mágica e inigualable. Definitivamente me volvería a casar y revivir cada uno de los momentos que conlleva el organizar y disfrutar la fiesta del matrimonio.
Esto solo fue el inicio de una maravillosa y encantadora aventura junto con mi esposa, la cual confío plenamente que durará por mucho tiempo.
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