La boda de Carlos y Elena en San Pedro Garza García, Nuevo León
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C&E
05 May, 2018La crónica de nuestra boda
El sábado desperté en el hotel que está junto al salón donde me casaría, me bañé y bajé a desayunar rápido. Terminé de desayunar y me lavé los dientes porque Mariana, la chica que me arreglaría, ya estaba por llegar. Llegó Mariana, muy puntual, y empezó primero por maquillarme y después siguió con el peinado. Luego de terminar conmigo continuó con mi mamá, lo de mi mamá no era tan complicado así que no tardó mucho.
Terminó de arreglarla a ella y me ayudaron ambas a ponerme el vestido y los accesorios de la boda. Antes de terminar entraron los de fotografía a tomar las fotos del "previo", tardaron con las fotos como 20 minutos. Ya estaba lista para "el encuentro", me metieron en un cuarto en donde no me viera nadie y a mi novio lo acomodaron en el pasillo, donde llegaría yo a taparle los ojos como parte de la sesión. Cuando me vio lloró y me abrazó muy fuerte, me encantó ese momento, ¡fue algo de lo más significativo ese día!
Cuando terminó la sesión del encuentro nos fuimos corriendo a las fotos de locación. Elegí un centro comercial en la carretera, por ser sábado habría algo de tráfico, así que nos fuimos con tiempo suficiente para no retrasarnos mucho. En la sesión todo bello, me encantó que no fueron las típicas fotos forzadas. Fue todo más natural, todo fluyó perfecto.
Seguir leyendo »Casi a las 2 horas llegó la familia para continuar con la sesión de fotos familiar, todo salió muy bonito en las fotos, todos compartían la misma felicidad que nosotros, los novios. Cuando terminamos la sesión salimos corriendo, porque quedaba casi 1 hora para que iniciara la misa y nosotros estábamos muy lejos de la iglesia.
Llegamos a tiempo para el retoque de maquillaje y para unas cuantas fotos antes de entrar al altar. La wedding planner nos acomodó en el cortejo y comenzamos a entrar, ya era mi turno y el de mi papá, quien me entregaría en el altar, ¡y yo estaba nerviosísima! Sentía que en cualquier momento me podría caer, pero afortunadamente no fue así. La misa fue tomando su curso, yo sentí que la ceremonia duró muy poco, pero después me di cuenta de que duró lo mismo, solo que la disfruté mucho.
Salimos de la iglesia y los invitados asistentes nos felicitaban en la puerta de la iglesia. Después de como de 20 minutos de muchos saludos y felicitaciones nos tuvimos que ir al salón, en donde nos casaríamos por lo civil, ahí ya nos estaban esperando varios familiares. En la ceremonia civil la juez dio unas palabras muy bonitas, yo solo veía a todos llorando de felicidad. Firmamos nosotros, firmaron los testigos y nos aplaudieron los invitados a esa ceremonia. Brindamos con champagne y nos tomamos unas cuantas fotos.
Cuando estábamos a punto de entrar al salón a bailar el vals fue que nos acordamos que no habíamos ensayado el vals, así que nos encerramos en un cuartito para ensayar un poco. Ensayamos y todo salió muy bonito, pero ya era el momento de bailar frente a nuestros invitados. Entramos al salón, todos gritaban o nos aplaudían, yo estaba feliz. ¡Nunca me había sentido tan feliz en la vida! Empezamos a bailar nuestro segundo vals como esposos, porque el primero lo bailamos él y yo solos. Quería llorar, ¡tenía todo el sentimiento a flor de piel!
Fue tan hermoso, en verdad, ¡no recuerdo haber sido más feliz en la vida! Sin darnos cuenta se acabó la canción y me tocaba bailar con mi papá, mientras bailábamos él me decía cosas tan bonitas de mi infancia, de todo lo que él deseaba, de lo feliz que estaba siendo él al verme feliz. Para mí el llanto fue incontenible completamente. Terminó la canción, al fin, y le tocaba bailar a mi suegra con mi ahora esposo. Él también lloró tanto, y eso que es raro verlo llorar. Al final de todos esos bailes tocaban las fotos grupales, tanto de las amigas de la pareja con los novios, como de los amigos.
Empezaron a servir la tan esperada cena, ya que desde temprano no había probado bocado, la cena estuvo deliciosa, en realidad no me acuerdo que era, pero estaba de-li-cio-sa. Debido a que los invitados nos iban a saludar o felicitar cuando ellos terminaban de comer, pues nunca pudimos terminar de cenar, pero ya me habían dicho que es parte del gran día.
La música empezaba a estar cada vez más ambientosa y hubo muchas parejas que se paraban a bailar o a tomarse fotos en la cabina de fotos o a fumar, en fin, nosotros aprovechábamos cada vez que teníamos oportunidad para darle un bocado a nuestra cena. Después, entre un trago y otro, no recuerdo si terminé de cenar o no. Ya era casi la 1 am y llegó el momento de aventar ramo y liga, muchas solteras y solteros estuvieron deseosos de ganarlos, pero al final el ramo lo atrapó una de mis mejores amigas y la liga mi mejor amigo. En realidad, ya no me acuerdo lo que pasó después de eso, pero yo estuve muy feliz todo el día, ¡si tuviera oportunidad lo repetiría sin cambiar nada!
Al siguiente día desperté en el mismo hotel, pero en una habitación diferente, tenía un dolor de cabeza impresionante y las piernas casi ni las sentía por haber bailado tanto una noche antes.
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