La boda de Carlos y Tania en Tampico, Tamaulipas
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C&T
08 Oct, 2016La crónica de nuestra boda
Mi ahora esposo y yo no nos distinguimos por ser muy organizados, más bien somos distraídos y un poco olvidadizos, así que un día antes del gran día B, estuvimos como locos literal con los últimos detalles, de arriba para abajo y en compras de pánico, al final del día todo parecía ya bajo control, excepto ese horrible pronóstico del tiempo que anunciaba tormentas, así que me puse a investigar e hice mi lista de los mil y un rituales al respecto y me dispuse a descansar.
A la mañana siguiente, cabe resaltar que abrí mis ojos alrededor de las 9 de la mañana, todo en calma y un sol precioso; según todo había funcionado, desayuné tranquilamente con mi madre, platicamos, alistamos los detalles finales y ya teníamos que irnos a nuestra cita de maquillaje y peinado, hasta ese momento todo bajo control; hicimos una oración y salimos de casa.
Mientras tanto Carlos, llevando el álbum de firmas y el “Busca tu mesa” al salón porque se nos había olvidado un día antes, también dio mil vueltas, nos mensajeamos de vez en cuando, para que cada quien se concentrara en lo suyo. Mi madre y yo nos arreglamos, me puse mi vestido y lo que sea de cada quien, me veía hermosa o lo que le sigue; mi mamá tomando mil fotos, yo mandando mensajes a mis damas y a mi prometido para que todo estuviera bajo control.
Seguir leyendo »Estuve esperando a que la camioneta llegara por mí, y entonces sí, los nervios empezaron a llegar; faltaban 15 minutos para la cita con el fotógrafo y apenas tenía tiempo de llegar, aunque bueno, aquí en mi ciudad todo está cerca afortunadamente, íbamos a nuestro ritmo y de repente dice mi mamá dice “¡Allá va el arreglo!” y yo entre en pánico porque el arreglo del coche salió volando, el chofer era el abuelito de mi prometido y también entró en pánico, ahora me da mucha risa, pero el señor estaba realmente preocupado y diciéndome a cada rato que le hablara al florista y yo con el nervio encima porque llegamos al estudio y el chico del video no aparecía. No quería bajarme porque no quería ver a mi prometido y que él me viera a mí y que nada de eso quedara grabado; total que en lo que esperaba el video, llamé al chico de las flores e inmediatamente se dispuso a trasladarse al lugar para solucionar el asunto y sí, no era igual de hermoso pero nos sacó del problema.
Pues finalmente este chico del video llegó corriendo casi casi, entré al estudio y por fin, ahí estaba mi prometido, el amor de mi vida, a quien me entregaría en cuerpo y alma, estaba de espaldas. Estaba tan emocionada, casi al borde del llanto y cuando el fotógrafo nos indicó que volteara, ¡wow! Quede más enamorada de ese hombre que sería mi esposo, a los dos se nos llenaron los ojos de lágrimas, fue el momento más emocionante, me encantó verlo y su cara al verme no tiene precio. Nos dimos un abrazo muy muy fuerte y corrieron mil emociones, ya después nos divertimos mucho en la sesión porque nos acompañaron mis damas y los damos.
De ahí nos fuimos al jardín-salón donde sería también la ceremonia religiosa, el llegó en una súper moto y yo llegué después en el coche, mi papá me ayudo a bajar y me acompañó al altar, me sentí tan confortada del brazo de mi padre, había muchísima gente, y todas las miradas expectantes sobre mí. Nuestro hijo fue pajecito con el letrero de “Ahí viene la novia”, se veía tan tierno que se escuchaban los “awww” de los invitados.
Llegando al lugar de la ceremonia, ya nos esperaba el pastor, quien nos habló de la vida en pareja, el matrimonio y todas las bendiciones, y ahí empecé a sentir más airecito de lo normal y con algo de agua, inmediatamente mi cara cambió, la verdad a pesar de que sabía que llovería no quería que pasara, pero pasó, me imagino que el pastor vio mi cara porque nos empezó a decir que era muy bueno que lloviera porque eran todas las bendiciones que caerían sobre nuestra familia, en todos los aspectos, eso me tranquilizó, me resigne y pensé “que sea lo que Dios quiera, si va a llover pues que llueva”.
Al terminar la ceremonia religiosa se vino un chubasco, afortunadamente teníamos carpas y nadie salió herido, hicimos nuestro recorrido de novios al son de la lluvia, nuestra canción “Y si te quedas qué” de Santiago Cruz, tal vez poco común para una boda, pero nos encantó y dice mucho de nuestro deseo de estar juntos por siempre y conocernos más allá de lo superficial, me sentí en ese preciso momento la mujer más feliz, afortunada y enamorada del mundo entero, y todo eso lo proyectamos, todos nos dijeron que nos veíamos muy felices y muy enamorados. Ya no nos importó el agua, estuvimos relajados, mi vestido y mi mantilla empapados, sus zapatos parecían sopa, pero nada de eso nos importó, era nuestro momento especial y único y como tal, lo disfrutamos.
Yo creo que fue esencial que no le diéramos importancia a la lluvia, para que nuestros invitados al igual que nosotros, se sintieran tranquilos, relajados y muy cómodos. Todos se quedaron a pesar del tiempo, se divirtieron, bailaron, rieron, el resto del protocolo salió genial, la víbora de las damas y de los chicos… me encantó lo que me pasó con el ramo, resulta que la idea era hacer un ramo del ramo de mis damas, pero el coordinador se me hizo bolas y no consiguió con qué sujetarlo, así que se me prendió el foco en ese momento y le dije que me diera solo 3 ramitos y a la hora de aventarlo salieron 3 afortunadas. Fue un momento muy divertido, causó sensación esa idea de última hora, también a la hora de aventar la liga fue todo un show, ya que el mejor amigo de mi novio es un soltero empedernido así que todos los invitados se hicieron a un lado y casi casi le entregaron la liga en la mano, para que no tuviera a donde escapar.
De ahí en adelante solo fueron risas y buenos momentos, muchísimas fotos con la familia, me encantó la hora del baile que transcurrió en espacios de lluvia y sin lluvia, pero la mayoría de los invitados se quedaron todo el festejo hasta que terminó, debo confesar que esa fue una de mis pesadillas durante la organización que después de comer todos se fueran, pero gracias a Dios no fue así, a pesar de que nuestro evento fue algo pequeño estuvieron las personas correctas, las que de verdad nos aprecian y que son especiales para nosotros y ahí quedó demostrado. Al finalizar mi esposo y yo dimos las gracias e hicimos una reverencia en agradecimiento a todos los que estaban ahí con nosotros dándonos su bendición y su apoyo. Nuestra boda, será algo inolvidable, fue especial llena de romanticismo, risas y mucho amor.
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