La boda de Daniel y Yesica en Bahía de Banderas, Nayarit
En la playa Verano Azul 5 profesionales
D&Y
05 Jun, 2017La crónica de nuestra boda
¡Pues qué les puedo decir! Soy una persona perfeccionista. Como mi boda fue en la playa tenía mucho miedo de olvidar algo importante el mero día, así que hice listas para todo: lista para el templo, lista para la fiesta, lista para las madrinas, listas de pendientes, la lista de la lista de todo lo que iba a hacer cada quien... en fin, no se puede controlar todo, así que el día dejé a dos cuñadas encargadas de todo el evento para no preocuparme. Las pobres estuvieron corre y corre, pero me ayudaron muchísimo. Ese día 0% estrés.
Comenzaron a arreglar a las 9 am (la misa era las 5 pm). Me llevé mi celular con algunos juegos para entretenerme mientras me arreglaban, pedí servicio a la habitación, todo muy relax.
Como a las 3 pm ya estaba maquillada y comida, solo faltaba empezar a poner el ajuar de novia. Lo malo era que no tenía a nadie para ayudarme, así que comencé a ponerme nerviosa y estresada, y en eso llego mi mamá al rescate. Mientras me ayudaba con todos los accesorios comencé a ponerme nerviosa y emocionada, el gran momento se acercaba…
Seguir leyendo »A las 4:30 ya estaba lista, ansiosa, emocionada, entusiasmada, exaltada, ¡en fin! ¡Hecha un manojo de emociones!
A las 4:50 estaba lista para bajar cuando nos detuvo la coordinadora. Faltaban 2 personas del cortejo de entrada que no habían llegado. En vez de estresarme contemple el paisaje y el momento. Desde mi balcón podía ver la capilla así que observé a todos mis invitados desde ahí y tuve unos momentos para contemplar todo lo que habíamos planeado durante un año: observé mi vestido, mi velo, mis zapatos, alcancé a ver a mi futuro esposo con su traje, sus zapatos, su azar. Miré a mis madrinas formadas, a las personas encargadas de poner misales (los cuales nosotros hicimos), a los encargados de repartir abanicos, a los encargados de dar los pétalos y las burbujas para la salida, a los niños listos con las ofrendas, el padre acomodando los últimos detalles, el coro haciendo pruebas de sonido, el fotógrafo acomodando el caballete… y vi a mi papá viniendo hacia las habitaciones. Era la hora.
Comencé a bajar las escaleras, toman fotos mientras bajaba, comencé a temblar y a sudar, quería llorar de emoción, ¡por fin! Un año de espera y todo estaba tomando forma. En el último escalón espera ya mi papá por mí, me vio y sus ojos se tornaron vidriosos. Lo abracé, suspiré y pensé en no llorar. Me preguntó si estaba lista, sonreí y afirmé. Caminamos lentamente y sentí que todos (excepto mi futuro esposo) volteaban a verme, señalaban y sonreían. Me acomodé con el cortejo, comenzaron a entrar poco a poco, mi futuro marido aun no me veía. Cuando comenzó la marcha nupcial entramos mi papá y yo, lento, nerviosa (mi vestido me quedo ligeramente largo y me lo pisaba), cuando iba a medio pasillo mi futuro marido volteó, me vio por primera vez en ese día, me miro, sonrió y comenzó a llorar, en ese momento supe que todo, todo había valido la pena. Cuando comenzó a llorar mi futuro marido provocó una reacción en cadena, que al poco tiempo se controló.
En la misa disfruté el momento, no pensé ni le di importancia a los pequeños detalles que suelen surgir, como: el sudor de mi futuro marido, que la corista desafino, que no pusieron las lecturas que elegimos, que la hermana de mi futuro marido iba de la peor manera posible, pero en fin... Después de la ceremonia tomaron fotos y de ahí nos fuimos a donde sería la fiesta (de camino los demás hospedados del hotel nos aplaudían, echaban porras, etcétera). La fiesta fue un éxito, todos mis invitados quedaron muy contentos, compramos mandiles los cuales fueron un éxito, pusimos hielos led en los centros de mesa (peceras) los cuales también les encantaron. Hasta la coordinadora de bodas dijo que era de las pocas fiestas donde nadie se quedaba en las mesas sentados, todos bailando y brincando.
Todo salió como lo esperaba, tanto que mi hermano se comprometió y se casará en la playa. La prima de mi esposo también se casará en la playa y hasta me hicieron su coordinadora de bodas.
¡Fue un momento mágico e inolvidable! Ya que no solo convivimos con los invitados en la ceremonia, si no, desde antes y después.
¡Estoy muy contenta con los resultados obtenidos!
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