La boda de David y Fabiola en Tampico, Tamaulipas
De noche Otoño Vino 5 profesionales
D&F
03 Nov, 2018La crónica de nuestra boda
El pasado sábado 3 de noviembre de 2018, se llevó a cabo nuestra tan esperada boda religiosa.
Fueron muchísimos meses en los cuáles vivimos de todo, emoción, felicidad, risas, angustia, contratiempos, cambios; y aunque al final muchas cosas no resultaron como habíamos planeado o como lo deseábamos en un principio, pudimos unir nuestras vidas y disfrutar de ese inolvidable día junto a nuestros seres queridos.
Un día antes la pasamos ultimando detalles, e incluso nos desvelamos terminando los letreros de la iglesia que por alguna razón se nos salieron de las manos y los dejamos para el final.
Al llegar el gran día, desperté emocionada pero también algo aturdida por el desvelo, me bañé y me trasladé a la casa dónde todos nos alistaríamos para la ceremonia (mi ahora esposo, mi familia y su familia) y donde además el fotógrafo nos haría la sesión getting ready.
Honestamente, todos esos momentos durante la preparación, fueron una combinación de muchas situaciones, no todas muy agradables.
Seguir leyendo »Lo rescatable: El irme viendo arreglada y saber que era porque me iba a casar en unas horas, era algo muy bonito y emocionante. El sentirme feliz por contar con mi familia en esos momentos, también fue muy especial. Para mí era muy importante tener a mi abuelita materna conmigo ese día y afortunadamente pudo estar ahí como siempre quise. Todas las fotos que nos hicieron a mi mamá, hermana y abuelita materna las disfruté muchísimo aún y con los nervios.
Lo que no me gustó: Justo ese día ya avanzada la mañana, me enteré que la coordinadora que contratamos para hacerse cargo de la organización de la boda no estaría presente, sino que envió a algunas personas de su equipo. Esto es algo que no me pareció correcto, pues cuando hicimos el contrato y todavía el último día que nos vimos en esa semana antes de la boda, no nos comunicó nadie ni fue algo que nos comentara que podía pasar. Esto, aunado a la impuntualidad de las chicas tanto en el tiempo de alistarnos como en el lugar de la recepción, nos generó varios momentos de desconfianza y estrés, además de que hubo varios contratiempos y problemas con algunos proveedores que además de dejar en evidencia la desorganización ante nuestros invitados e incluso incomodarles, hicieron que estuviéramos tensos y desconcentrados en momentos que debíamos estar felices y disfrutando.
Me peinaron y maquillaron, inmediatamente subí a vestirme a la recámara que estaba destinada para mí (otra cosa que cambió, fue que nos maquillaron a todas en el comedor, cosa que volvió la experiencia mucho más impersonal y menos especial, pues yo quería mi momento de arreglarme solo con mi mamá, hermana y abuelita, y que me tomaran las fotos y video correspondientes, lo cual ya no ocurrió), pero antes de hacerlo me tomaron las fotos del getting ready, algo que aunque estaba nerviosa fue muy bonito para mí. Luego me puse el vestido con ayuda de la chica del servicio de coordinación, y me tomaron fotos también con él.
Al mismo tiempo siguieron maquillando y peinando a las demás, y mi ahora esposo estaba alistándose también en otra habitación. Le iban a hacer las fotos a él también y entonces se dio cuenta que no tenía los tirantes que iba a usar, estuvieron buscándolos y en algún momento caímos en cuenta de que se quedaron en mi casa. Terminaron las fotos sin ellos y luego él se fue con el fotógrafo a recogerlos y de ahí se fueron a la locación donde nos harían la sesión de novios.
Yo me fui con mi cuñado en el auto de la boda directamente al lugar de la sesión, separada de él pues nos iban a realizar el first look.
En el camino iba algo emocionada y nerviosa también, asimilando todo y preguntándome como resultaría.
Llegamos al lugar y a partir de la entrada nos fuimos siguiendo el auto del fotógrafo, ya que estaba buscando el mejor lugar para las fotos. Estos momentos fueron divertidos y de mucha emoción, pues trataban de que no nos viéramos de auto a auto, aunque yo terminé viéndolo a él, pues se bajó primero del auto y lo dirigieron hasta el punto donde íbamos a comenzar.
Luego siguió mi turno, me bajé del auto y me ayudaron a irme metiendo entre la hierba, caminando hasta llegar con él.
A partir de ese momento comenzó nuestra sesión, estando juntos todo se volvió real, en realidad estaba ocurriendo y nosotros ya estábamos listos y viviendo todas esas cosas propias de nuestra boda.
Disfruté mucho gran parte de la sesión, estábamos interactuando muy bien, había momentos bastantes divertidos y de muchas risas, y afortunadamente estaba nublado, así que aunque estábamos en el exterior y no había algún árbol que nos cubriera realmente, no nos asoleamos ni pasamos momentos de calor.
Sin embargo, nuestra sesión tampoco se escapó de momentos estresantes, ya que en determinado momento y durante ese tiempo, la persona encargada de montar el mobiliario le llamó a mi esposo para preguntarle algo relacionado con el montaje, ya que estaba habiendo varios problemas en el lugar de la recepción y las cosas no estaban saliendo bien.
Obviamente ambos nos estresamos y dejamos de disfrutar al máximo la sesión, y más porque el tiempo estaba avanzando y faltaba cada vez menos tiempo para que comenzara la fiesta. Nunca entendí por qué si teníamos personal que nos brindaba servicio de coordinación, los proveedores nos contactaban directamente a nosotros, si precisamente el fin de contratarlos era disminuir nuestras preocupaciones y dedicarnos a disfrutar.
Otra cosa que lamenté muchísimo, fue que por las prisas no bajamos el velo del auto y cuando el tiempo avanzó, ya no regresaron por él para hacerme algunas fotos usándolo y así poder lucirlo.
Al final llegó el tiempo de irnos rumbo a la iglesia, para ese punto la verdad estaba ya muy estresada, mi mente ya no dejaba de pensar y pensar en todo lo que no estaba saliendo bien en el jardín, y yo les estaba mandando mensajes tanto a los proveedores como a las chicas de la coordinación. Estaba flotando y desconcentrada, y bastante tensa. Lamento mucho no haber podido parar eso y es de las cosas que si pudiera, cambiaría.
Y luego, estábamos a escasos minutos de que la ceremonia religiosa comenzara y mis papás aún no habían llegado, así que para ese punto estaba muy estresada, ya había perdido mi paz y mi capacidad de disfrutar casi por completo.
Afortunadamente unos 5 minutos antes o menos, llegaron y pudimos comenzar a tiempo la ceremonia. La única que no participó fue mi hermana, que era madrina de Biblia pero como se quedó a cerrar la casa (ya que eso nunca lo previeron en la coordinación y la maquillista se retrasó muchísimo porque se fue a atender a una clienta que nunca nos comunicó que estaría en su itinerario), llegó ya después de que yo había entrado a la iglesia. Algo muy chistoso pero que en su momento fue una gotita más de estrés a la situación, fue que ella iba subiendo unas escaleras laterales cuando casi íbamos entrando, y solo repetía “yo soy la de la Biblia, yo soy la de la Biblia”, con cierta impotencia, queriendo hacer lo posible por entrar a tiempo, cuando ya no había nada que hacer.
Como era de esperarse, entré toda estresada y así caminé hacia el altar, lo cual se me hace muy triste. Me encantaría cambiar ese momento, pero ya no se puede. De hecho, iba caminando tan rápido y en automático, que me tuvieron que decir: “Con calma, despacio”. Lo que sí alcancé a percibir, fue la preciosa música de entrada, “Yellow” de Coldplay, con el cuarteto de cuerdas que contratamos. También pude observar a nuestros amigos y familiares presentes en la ceremonia. No sonreí, no pude, y en las fotos se nota. Estaba demasiado tensa y mi esposo también. Siempre soñé con ese encuentro de nuestras miradas, emocionados y sonrientes, mientras yo caminaba y él me esperaba al pie del altar. Aun así puedo decirles que si fue un momento bonito, con todo y el gran estrés hicimos lo más que pudimos para poder mantenernos en ese momento presente y conscientes de lo grande que estábamos a punto de vivir.
Ya iniciada la ceremonia, pude por fin reaccionar y convencerme de disfrutar lo más que pudiera y fluir con cada cosa. Decidí que a partir de ese momento, ya no iba a permitir perderme más momentos estando sólo con el cuerpo, pero de mente ausente.
Entonces pude experimentar cosas distintas, cada momento fue especial y tuvo sus partes emotivas, y fue lindísimo poder vivir por fin cada una de ellos.
Yo no tenía planeado entregar un ramo a la Virgen, pero una de las chicas de la coordinación prácticamente me obligó y me entregó el ramo que era para aventar para que lo dejara, fluí para que todo resultara ya sin contratiempos, y luego realizamos nuestra salida.
A la salida la mayoría de los presentes ya nos esperaban afuera y con listones y burbujas nos recibieron y felicitaron. De ahí el plan era irnos rápido (así nos recomendaron todo el tiempo nuestro fotógrafo y coordinadora) así que no nos tomamos fotos con los invitados, solo con los niños del cortejo. Varias personas se nos acercaron a felicitarnos e incluso querían la foto, pero tuvimos que cortarlos e incluso pienso que probablemente nos vimos groseros, pero pues esa era la instrucción y para que todo saliera bien, hicimos caso y nos subimos al auto.
Algo muy bonito que creo que además nuestros invitados si notaron, fue que al partir las latitas que le colocamos al auto iban sonando, lo cual nos dio un momentito de felicidad.
De ahí se supone que nos iríamos al jardín, pero en realidad aún no quedaba listo, por lo tanto, debíamos hacer tiempo y no podíamos llegar directamente. Además, se suponía que vería a la maquillista en la iglesia para un retoque del maquillaje y cambio de peinado, pero no llegó, entonces en algún punto nos iba a alcanzar en donde estuviéramos.
Al fin la vimos y me hicieron un retoque, me recogieron el cabello de tal manera que no me gustó pues no era lo que quería y que al final no resultó conveniente para mí, pero la chica del peinado fue muy insistente y yo ya en ese punto lo que quería era estar relajada así que lo acepté.
Nos acercamos por fin al jardín, cuando en eso comenzó a llover. El peor de nuestros temores se estaba materializando pero para ese punto me llené de fe y confié en que solo sería una lluvia ligera y pasajera (ya no me quedaba más por hacer). Después de algunos minutos por fortuna la lluvia se quitó y ya no volvió a llover en toda la noche.
Toda la gente regresó a sus asientos y por fin nos dispusimos a hacer nuestra entrada. Entramos y comenzó la fiesta. Fuimos hacia la pista y de inmediato comenzamos nuestro primer baile como esposos, la canción elegida fue “I won’t give up” de Jason Mraz, en compañía de algunos de nuestros invitados alrededor de la pista, con luces bengala encendidas. Fue uno de los momentos más bonitos de la noche.
Al terminar nuestro baile comenzamos a bailar con nuestros papás, familiares y amigos.
Inmediatamente después mi tío nos dedicó unas palabras delante de todos los invitados y brindamos por nuestro comienzo como esposos.
Comenzaron a servir la cena (algo que tampoco resultó muy bien, ya que los meseros que llevaba el proveedor eran insuficientes y poco eficientes, por lo que tardaban mucho en servir a muchas de las mesas, tanto la cena como sus bebidas, así en cierto momento hasta mi mamá tuvo que intervenir, y también mi esposo tuvo que hacerse cargo de algunas cosas, y hasta las chicas de la coordinación tuvieron que ayudar a servir), cenamos y disfrutamos de un momento tranquilo y a solas, y al terminar comenzó el tiempo de las fotos con nuestros invitados, algo que a momentos se tornaba algo cansado (físicamente) pero que sin lugar a dudas fue un momento de interacción con todos ellos y que también fue divertido.
Después de las fotos partimos nuestro pastel de novios y nos tomamos fotos en diferentes puntos del jardín, y enseguida dimos paso a otros de los momentos divertidos de la noche: lanzamiento del ramo, liga y sus respectivas Víboras de la Mar con hombres y mujeres.
La verdad en ese punto ya estábamos muy relajados y aunque los dos somos algo penosos y a veces evitamos ser muy públicos o ciertas situaciones sociales en donde estamos expuestos, la verdad disfrutamos bastante esos momentos y estábamos muy dispuestos.
Comenzamos con la Víbora de la Mar de las chicas, quienes la verdad tuvieron más gracia y resistencia a la hora de jugar. Luego siguió el lanzamiento del ramo, un momento bastante entretenido. De ahí pasamos a la Víbora de la Mar de los chicos, quienes se cansaron mucho más rápido pero también hicieron muy divertido el juego. Luego siguió el ritual de quitar la liga, que estuvo bastante interactivo y divertido, entre risas mi esposo me la quitó, no sin antes darme un bailecito. Después lanzó la liga, solo un invitado estuvo dispuesto a atraparla, ya que los demás se pusieron de acuerdo para salir corriendo y quitarse a la hora de ser lanzada.
Después se llevó a cabo el momento más tierno de la noche: la Víbora de la Mar de los niños, algo que gustó, divirtió y conmovió mucho a todos los invitados, y que nuestros invitados más pequeños disfrutaron mucho. Y es que decidimos hacerla pues teníamos muchos niños esa noche.
Al terminar esa sección de la noche, nos sentamos un poco para descansar y luego comenzamos el baile abriendo la pista. Hubo un rato en el que me quedé sola en la pista, ya que mi esposo tuvo que seguir resolviendo contratiempos con el proveedor del banquete, quién también estaba a cargo de las bebidas, afortunadamente mi tío fue a bailar conmigo y cuando por fin todo quedó solucionado, mi esposo estuvo bailando toda la noche, ya sin despegarse de la pista.
Realmente aunque no eran muchos invitados y no todos bailaron, nunca estuvo vacía la pista. Disfrutamos mucho el bailar y compartir con nuestros invitados divirtiéndonos, la mayoría de las canciones eran “retro” de los 90's y al parecer fue todo un éxito.
Así se nos pasaron las horas hasta que llegó el momento de terminar la fiesta. Estábamos cansados pero muy felices. Para cuando paró la música y encendieron las luces, la mitad de los invitados ya se habían marchado, y la otra mitad comenzó a despedirse. Casi de inmediato comenzaron a desmontar todo, y nosotros junto con algunos familiares, comenzamos a alistar las cosas que nos íbamos a llevar. Nos fuimos con las cosas a mi ex casa, y de ahí fuimos a recoger algunas cosas que habíamos dejado en la casa dónde nos alistamos, y finalmente llegamos al hotel donde pasamos nuestra primera noche juntos como esposos.
Recapitulando todo, les puedo decir algunas cosas: Amo las bodas, las amaba antes y las amo ahora, son tan bonitas y vale todo vivirlas. Si aún no se casan, por favor hagan todo por disfrutar cada momento y estar tranquilos sin preocupaciones. Elijan bien a sus proveedores, pero si al final llegan a ocurrir contratiempos ese gran día, no permitan que esas situaciones les roben esos momentos que ya no volverán. Ámense mucho y decidan ser felices de principio a fin. Ojalá mi experiencia les pueda ayudar o servir en algo.
Nuestra boda fue muy linda y es inolvidable por el simple hecho de lo que significa para mi esposo y para mí, iniciamos y concluimos el día con mucho amor, rodeados de nuestros seres queridos, agradeciendo por todo. Al final eso es lo más importante y con eso me quedo, aún y con las dificultades en torno a ese día.
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