La boda de Edrei y Sunem en Jiutepec, Morelos

Al caminar hacia el altar tomada de mi papá, y ver a mi ahora esposo, no podía evitar sonreír de oreja a oreja, no podía contener tanta felicidad, y ver que las lágrimas brotaban de sus ojos, fue una sensación tan bella que no puedo explicarla con palabras. En la ceremonia, claro que hubo errores ¡y muchos! Nos falló el sonido, el DJ no usó las bocinas correctas, nos equivocamos en nuestros votos, pero más mi esposo, el velo se me cayó, ¡y mi collar desapareció! (lo encontré una semana después en mi vestido) pero todo fue tan bello y genuino, que por nada cambiaría todo lo que pasó.

Fuimos nosotros en nuestra boda, y es algo que atesoraré por siempre. Nuestra fiesta ni se diga, fue tan perfecta, desde los cocteles de bienvenida, el banquete delicioso, el brindis, nuestro primer baile, y el haber dado un baile sorpresa, uf, este baile lo preparamos con mi hermana la más pequeña, y a la mera hora, durante el baile, una sobrinita de 2 años quiso ser partícipe y que nos pide cargarla. Fue un momento también tan bello que todos disfrutaron ver cómo nos divertíamos.

Toda la fiesta, el baile, la mesa de dulces, la sesión fotográfica aunque a mi esposo no le gusten las fotos, la Víbora de la Mar, el aventar el ramo, el pastel delicioso, la tornaboda con taquitos de canasta y chilaquiles, hasta que no podíamos más, fue todo tan perfecto, que todos nuestros invitados nos agradecieron por haber sido parte de nuestra historia. Cada preparativo, cada momento de estrés, cada diseño, cada pago, cada momento junto a mi esposo y nuestras familias durante todo el proceso y durante nuestra boda, son cosas que llevaré por siempre el el corazón.

Y de la noche de bodas, mi esposo durmió en un campamento con mi hermanita y mi familia, y yo perdida en mi cama. ¡Amé con intensidad nuestra boda! ¡No cambiaría nada de lo que pasó por nada del mundo!