La boda de Eduardo y Liliana en Escárcega, Campeche

Y como a las cinco era la boda pedí el favor a mi cuñada que terminara de verificar la entrega de bebidas. Me fui a cambiar ya a eso de las cuatro me cambié apurado y no me di cuenta de que el traje estaba un poco largo de mangas, y el pantalón y el chalequito estaba grande. En últimas horas ahí estaban arreglándome los detalles de mi traje, ya con un horario atrasado.

Y la novia con su traje, le quedó perfecto, solo fue conmigo a los detalles. Y de ahí salió ella, de la casa de su mamá, hermosa vestida de blanco. Recuerdo cuando entró en la ceremonia, estaba tan hermosa como ahora, o aún más está ahora.

Se repartió un platillo de entrada y el plato fuerte. La música salió mejor que lo planeado, inicié el baile con ella y fue hermoso, con la proyección del vals. Los dos estábamos nerviosos al bailar el vals, ya que solo lo habíamos practicado un par de veces.

El pastel era hermoso, con forma de corazón, lo que más me gustó de todo. Y ella me dijo con lágrimas en los ojos (esa imagen nunca se me quitará del corazón): “Te quedó hermoso, amor. Te amo. “

Y esto no acaba ahí. Ya con el baile y las actividades programadas se fue dando cada uno, y todos mis primos, hermanos y hermanas bailaron el vals del recuerdo. Las fotos y el carro asignado estuvieron todo el rato ocupados.

Cuando terminó, mi esposa fue caminando hasta el cuarto con su vestido de novia lleno de lodo y sus zapatillas, pero aun así se veía más hermosa que nunca. Amigos, es una experiencia hermosa, y hasta ahora estamos muy felices. Solo me faltó la luna de miel, pero eso está pendiente todavía.