La boda de Erick y Merit en Tampico, Tamaulipas

La boda por el civil fue una hermosa ceremonia celebrada al mediodía, seguida de una bellísima fiesta en un jardín en La Ribera, un cálido pueblito que se encuentra al norte de Veracruz, la comida fue exquisita y la ambientación perfecta a pesar del intenso calor que se sintió ese día, sin embargo, todo pasó muy rápido, pronto se acabó el fin de semana y Erick tenía que irse de la ciudad, quedándonos muy tristes por separarnos a las pocas horas de convertirnos en esposos, pero Dios es tan grande que se nos presentó una grata sorpresa antes de cumplir un mes de casados, Erick tuvo la oportunidad de tomar una buena oferta laboral en nuestra ciudad. Cuando tienes fe todo se acomoda de tal manera que te conviertes en fiel creyente de los milagros, ya que las probabilidades que él tenía de regresar eran muy remotas. A partir de ese punto las cosas se tornaron mucho más sencillas ya que rápidamente se involucró en todos los detalles de la boda, y el tiempo como siempre... huyó entre nuestras manos y pronto llegó el gran día, tan ansiado y esperado que inclusive 7 meses antes creí no llegaría jamás. Tuvimos la gran fortuna que nuestra familia estuvo siempre presente ayudándonos en todo lo que necesitábamos, los papás de Erick nos apoyaron muchísimo, mi mamá que no se rindió y me acompañó a todas las casas de novia de la ciudad hasta que pude encontrar los vestidos perfectos, mi hermana Anaid que fungió como mi wedding planner y me ayudó inclusive a decorar el salón, mi hermana Sarai, Mary y Lalo hermanos de Erick, mi amiga Judith, y muchos más amigos y familiares que siempre estuvieron apoyándonos. Y por fin todo comenzó el 29 de julio muy temprano, yo me hospedé una noche antes en el hotel que celebraríamos la fiesta, así que mi maquillista arribó desde las 6 am para comenzar con mi arreglo, cuando por fin dieron la 1 pm todo estaba listo para el encuentro, tuvimos 3.5 horas de fotos en 3 locaciones distintas, terminamos agotados pero valió la pena cada segundo que quedó capturado y el fotógrafo buenísimo y siempre dispuesto a aportar más ideas aún cuando el tiempo estuviera en nuestra contra. Por fin dieron las 6 pm y nos encontrábamos afuera de la iglesia el Sagrado Corazón de Jesús, obviamente Erick y yo con los nervios a flor de piel y al escuchar los violines con la marcha nupcial sentí que me temblaba el cuerpo de la emoción, tuve miedo que se quedara atorado mi velo en algún punto al caminar hacia el altar pero todo salió de maravilla, la ceremonia fue divina, el momento de colocarnos el lazo, el intercambio de arras y anillos fue mágico y pronto el sacerdote pronunció las hermosas palabras. Ya éramos esposos ante Dios. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre- concluyó el sacerdote.

La fiesta tuvo lugar en el salón Pánuco del Hotel Posada de Tampico y al entrar fue verdaderamente mágica la vista con el juego de luces y la bella ambientación. Pronto nos encontramos bailando nuestro tan ansiado vals, el cual fue un hermoso mix que compusimos entre los dos con nuestras canciones favoritas. El banquete, la música, La Víbora de la Mar, el ramo y la liga, todo fue magnífico, y gracias al bello vídeo que nos regaló un amigo lo volveremos a repetir una y otra vez. Volvíamos a ser esposos, pero la diferencia era que nos encontrábamos juntos esta vez, y lo mejor con las maletas ya listas para comenzar nuestra luna de miel. Por último, para cerrar con broche de oro un mes después nuestra última sesión de fotos se consumaba con un bello atardecer en la playa.

Realmente es hermosa la vida conyugal cuando existe amor, empatía, respeto, paciencia y tolerancia de por medio. La preparación de la boda puede durar meses, la ceremonia y la fiesta un par de horas, pero la construcción del matrimonio durará toda la vida. Los cuentos de hadas sí existen, no como los proyectan en las películas sino desde una perspectiva diferente, ya que la vida real puede estar tan llena de amor y satisfacción como lo es el amor puro y verdadero de Dios.