La boda de Erik y Samantha en Durango, Durango
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07 Ene, 2017La crónica de nuestra boda
Esta historia comenzó con un día lleno de emociones, un día 11 de julio en el cual el amor de mi vida y ahora mi esposito, se decidió después de casi 4 años de novios el pedirme matrimonio. Curiosamente, ya unos días antes me lo había preguntado y había aceptado, pero ese día hizo todo mágico: fuimos a un restaurant a cenar y rentó la cava de vinos para estar él y yo solos. El camino estaba lleno de pétalos y velas hasta llegar a una mesa que tenía un ramo de rosas. Platicamos de tantas locuras que hemos hecho juntos y las que aún tenemos planeado hacer, y fue ahí cuando se hincó y me pidió matrimonio. Arreglamos todo para que la boda fuera en enero. Les comencé a comunicar a mis amigas que me iba a casar y todas me felicitaron, unas lloraron de alegría y cuando le pedí a mi dama de honor que lo fuera las dos nos abrazamos y nos dijimos cosas bonitas y me acompañó a la búsqueda de las cosas necesarias.
Desde que me entregó el anillo, salí con mi mamá, mi suegra y mi dama de honor en busca de mi vestido perfecto. Pasé tienda por tienda viendo vestidos (claro que ya tenía una idea de lo que quería), entramos a una tienda en la cual luego de medirme vestidos, ví uno que llamó mi atención desde que lo vi colgado en probadores. Pedí medírmelo y me quedó perfecto, me enamoré de mi vestido.
Seguir leyendo »Continuámos con la búsqueda de flores y arreglos, cada que veía uno me gustaba más que el anterior y me decidí y comencé a buscar todo en el color que elegí, o sea color buganvilia. Les busqué el vestido a mis damas y las acompañé a la casa de modas donde mandaron a hacer su vestido.
Mi novio y yo nos veíamos muy poco pero estábamos en contacto para ver cada uno de los detalles, elegimos el templo para nuestra ceremonia y el salón juntos después de andar viendo varios en la ciudad. Comenzamos el trámite en mi parroquia para tener el permiso de casarnos en otra iglesia, fuimos a las pláticas prematrimoniales, entregamos papelería, y con 2 meses de anticipación ya teníamos lista la ceremonia y el lugar de la recepción.
Un mes antes me llaman de la tienda de novias para darme una mala noticia; mi vestido no iba a llegar, cosa que me puso a llorar y llorar. Fuí a la tienda y dentro de lo malo lo bueno: encontré un vestido que me volvió a la vida. Me entregaron las invitaciones y comenzamos a entregarlas, contratamos el fotógrafo y fuimos a ver varias casas para nuestro nuevo hogar. Fuí a varias pruebas de maquillaje y peinado, arreglé todo lo de la florería, banquete, meseros y demás pendientitos.
Finalmente llegó el día 7 de enero de 2017, me desperté a las 8 de la mañana con un lindo mensaje de mi ahora esposo que me decía lo ansioso que se sentía de que llegara la hora para ver a la mujer más hermosa de su vida. Desayuné con mi familia y platicamos entre risas y lágrimas de emoción. Comencé a acomodar todo lo que iba a requerir, revisé mi vestido y accesorios, me di un baño relajante y de repente ví que llegaron con el pastel mis padres. Salí a verlo y cuando iba saliendo llegó mi cuñado y el padrino de honor de mi novio con un ramo de rosas y una carta la cual me hicieron leer en voz alta, no pude más y lloré de emoción. Mi cuñado y el padrino me abrazaron, se fueron y en ese momento llegó la persona encargada de mi maquillaje, terminando de un rico facial y un tratamiento exfoliante de rostro y manos comenzó a maquillarme, entre platicas y risas con dos de mis damas. Mi dama de honor y mi hermana terminaron de arreglarme, me colocaron los accesorios y llegó mi mamá. Al verme me abrazó y me dijo que me veía hermosa y radiante. Me colocaron el vestido y entre lágrimas, abrazos y nervios, salí rumbo al carro que me llevaría al templo de San Agustín. Cuando iba en camino, mi esposo me mandó un mensaje para ver si ya iba llegando porque él con sus nervios no podía más. Llegamos y todos entraron a la iglesia, afuera quedaron solo mis damas, mis pajecitos y mis papás. Me mandaron de regalo mi ramo de flores y empezaron los nervios. Bajé del carro frente a las luces de mi fotógrafo, y me tomé del brazo de mis padres, comencé a caminar y ví en el altar a mis suegros y al amor de mi vida. Los nervios y la alegría me llenaron totalmente y al llegar y vernos a los ojos todo nervio se fué, el padre comenzó la misa y pidió que todos los padrinos se acercaran a darnos su bendición. Terminando y con nuestro intercambio de votos listo, me colocó el anillo y yo a él, ahí fue cuando sellamos nuestra gran historia de amor con un beso.
Salimos de misa tomados de la mano y afuera nos esperaban amigos y familiares con pétalos, confeti y arroz. Caminamos por un arco de luces de bengala que hicieron mis damas y padrinos en general. Llenos de felicitaciones, caminamos como pareja al carro que nos esperaba para ir a la recepción. Llegando al salón Olímpicos, fué una verdadera sorpresa que una tía envió unos mariachis ya que ella no pudo estar con nosotros. Lloramos y nos abrazamos fuerte mientras ellos nos cantaban Hermoso Cariño y la venia bendita. Subimos al segundo piso para ver a todos los invitados y los mariachis siguieron cantando y cuando se despidieron después de casi 2 horas comenzó nuestro vals, bailamos la canción de Sin Bandera- Que me alcance la vida. Luego ví la cara de mi esposo del cual salió una lagrima, nos miramos y fué mágico. Comenzaron el vals de los papás y padrinos y luego el del billete y me la pasé riendo cada momento y mi novio igual.
Luego comenzó la viborita y la lanzada del ramo y fué muy divertido. Luego la viborita de los hombres y la atrapada de la liga, comenzó a tocar la banda clave sinaloense y bailamos una canción tocada por ellos, terminando comenzamos a cenar. Luego comenzó la fiesta y a bailar toda la noche, a reír y a jugar con los amigos y familias de los dos. Terminando la banda, la primera hora comenzó a poner música el DJ y con los artículos de fiesta como globos y gorritos bailamos y bailamos toda la noche. Llegó la hora de partir el pastel casero que conseguimos, los meseros repartieron los postres de la mesa contratada de Creaciones Simental y todos comenzamos a bailar música de caballo dorado y cumbias. Pasadas las 3 de la mañana nos retiramos todos y a pasar una luna de miel bonita. Claro que pospuesta porque al día siguiente continuamos con la tornaboda.
Todo fué perfecto para mí porque estuvieron las personas que tenían que estar, mis amigas y amigos, amigos de los dos y familia. Todos nos llenaron de amor y bendiciones e hicieron todo maravilloso, por lo cual les agradezco de corazón todo su apoyo y cariño. Mi boda después de ser algo tan planeado y un poco estresante en ciertos momentos, terminó siendo más que perfecta, llena de detalles y amor.
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