La boda de Erik y Selma en Querétaro, Querétaro

La crónica de nuestra boda

Toda mi vida había soñado con la fiesta del día de mi boda. Para mí, el amor y el compromiso ya lo teníamos al dar nuestro 100 % en la relación cada día, no hacía falta tener un anillo o estar en una iglesia, pero no voy a negar que decir "lo platico con mi esposo", se siente chido y la mano de mi marido se ve más preciosa con argolla.

Para mí, la boda era el año entero de preparación, de elegir los detalles junto con mi novio, emocionarme con mis amigas y platicar los detalles con la familia. Aun así no voy a negar que me estresé mucho al final, pero ya en la boda solté todo, comí mucho y me la pasé muy bien. Me encantaba cómo se veía todo y me reí de los errores que ocurrieron, el tiempo se me fue volando. Ahora llevamos poco más de 90 días de casados infinitamente, agradecidos con todas las personas que nos acompañaron.