La boda de Esiolat y Edgardo Rene en Toluca, Estado México

En ese tiempo tanto ella como yo nos casamos, sin embargo, ella después de 10 años y yo después de 22 años nos divorciamos respectivamente y tanto a ella como a mí nos dejaron a nuestros hijos. Ella con un hijo de 23 y yo con uno de 21 y una princesa de 16, ya como padres solteros y es que la verdad, ya a nuestra edad difícilmente uno se pone a pensar en volver a empezar o enamorarse de otra persona. Lo que uno piensa es en sacar adelante a nuestros hijos, sin embargo, ahí es donde entran tanto la hermana de ella como mi hermana que aunque no lo crean nuestra hermanas seguían en constante comunicación, de hecho son muy buenas amigas, y mi hermana me dijo que por qué no trataba de volver a rehacer mi vida.

Fue entonces que ella me dijo que entrará a mi facebook y le mandara saludos a Esiolat, y así fue. Al principio fueron platicas por el messenger y después por teléfono, hasta que empecé a visitarla desde San Luis hasta Toluca y así comenzó de nuevo nuestro romance, e increíblemente yo seguía sintiendo todo aquello que sentía por ella y como me sentía con ella a su lado y después de algún tiempo tomamos la decisión de ya no separarnos. Así que el próximo paso sería la boda.

El día 03 de agosto sería el gran día, empezamos a ver la manera de hacer ese día en compañía de nuestros seres más queridos y los más allegados. Los nervios de ese día eran grandes, pero para mí es peor y ¿saben? es una decisión mega gigantesca ya que no solo era decisión mía, porque ara realizar la boda teníamos que irnos a vivir a la Cd. de Toluca y, qué difícil ya que mi hijo actualmente cursa su carrera en el Tecnológico y mi hija estudia preparatoria así que comprenderán la decisión que estábamos tomando los 3. Sin embargo, con el apoyo de mis hijos empezamos a empacar y comenzar una nueva historia en nuestras vidas.

Llegamos 10 días antes de la boda a Toluca, nos instalamos a manera de lo que podíamos ya que teníamos encima también la boda y todos los preparativos: el vestido de mi hija, el traje de mi hijo y el mío, la compra de los insumos para la boda (bebidas, refrescos, hielo) ¿Y la comida? Bueno, no me preocupaba mucho, mi primo sería el encargado de eso y ¿qué menú elegimos? una pasta a la crema deliciosa, atún a la vizcaina, paella riquísima y una ensalada que también estaba buenísima. Esiolat había pasado más de 10 días escogiendo salón y esto porque estábamos buscando algo no tan grande, un salón pequeño, pero acogedor hasta que por fin Salón Los Cisnes en Agustin Olachea Aviles 904. Un salón chico, pero acogedor, ideal para lo que nosotros buscábamos, con estacionamiento y la atención excelente, ya estaban listos los centros de mesas que se veían hermosos, una vela gigantesca con un arreglo floral que la rodeaba en cada mesa, ¿la música? ¿qué creen? una rokola donde podíamos escoger la música que quisiéramos ¿los invitados? Yo les aconsejo que inviten siempre a las personas que realmente quieran estar con ustedes, es mi segunda boda y les puedo decir que por más que hagan cuando invitan a tanta gente, nunca se les da gusto a todos y siempre hay alguien egoísta o envidioso y a veces hasta ajeno que hace comentarios tontos, es un momento nuestro y único y creo que la mejor manera de pasar ese momento es con las personas que sabes que siempre van a estar a nuestro lado apoyándonos, pero, sobre todo, acompañándonos en las buenas y en las malas.

Y bueno, hasta que por fin llegó la novia, mi preciosa Esiolat, se veía fantástica, radiante, hermosa, hicimos los votos de nuestro matrimonio frente al juez y frente a toda nuestra familia. Nos dimos el sí y todo fue padrísimo. Una boda relativamente pequeña, pero en compañía de todas las personas que sabemos que podemos contar con ellos para siempre.

Ojalá pudiera contarles todas las cosas hermosas que hemos vivido, que no fue fácil, llegar hasta este momento y que después de 30 años nadie diría que terminaríamos casados. Lo que si les puedo decir es que nuca dejen de luchar por ser felices, a veces cuesta mucho trabajo levantarse cuando hemos sufrido una caída, pero también estoy seguro que siempre hay alguien que nos puede ayudar a levantarnos.

Esiolat, gracias por volverme a la vida, te amo.