La boda de Francisco y Daphne en Cadereyta de Montes, Querétaro

Nuestro perrito fue testigo de honor y nos permitieron que pusiera su huella en el documento, fue un momento precioso y muy gracioso pues no fue una gran huella si no una mancha de tinta, pero él se veía divino sonriendo. De ahí pasamos a un jardín cercado donde fue la ceremonia simbólica con todos los invitados. Este momento fue muy especial pues nuestra guía hizo una meditación previa con los invitados y se sentía una energía de amor y luz en el ambiente en cuanto llegamos. Los detalles fueron en lo que más nos fijamos, queríamos que nuestros invitados la pasaran increíble y se sintieran super consentidos.

El cóctel fue en otro jardín más amplio donde ofrecimos una barra de quesos de la región y cócteles a base de vino, con un show circense para amenizar. Finalmente, la fiesta en la caballeriza donde llegamos en carruaje y sorprendimos a los invitados con nuestra cena favorita: espadas de cortes brasileños mar y tierra. Tuvimos barra de mixología a base de mezcal, pues mi esposo es de Guerrero y era muy importante un buen mezcal artesanal. Para mí era muy importante el baile de novios, siempre quise bailar una bachata y mi esposo lo sabía y cumplió mi capricho, meses antes de la boda entramos a clases de baile y nos aprendimos una coreografía ADMV versión bachata, realmente fue espectacular bailar tanto pues aprovechamos cada ocasión para bailar juntos desde la entrada de novios al salón, no paramos de bailar más que para comer. Para cerrar con broche de oro, mariachis. Cantamos a todo pulmón nuestros boleros favoritos y zapateamos el mariachi loco. Fue un día increíble desde el amanecer hasta al anochecer.