La boda de Gabriel y Marcela en Atizapán de Zaragoza, Estado México
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G&M
19 Ago, 2017La crónica de nuestra boda
¡Juntos Eternamente!
Soy el novio de esta historia, la siguiente crónica está dedicada a mi muñequita hermosa, por la cual todos los esfuerzos realizados fueron pocos para poder vivir la noche mágica de nuestra boda.
El banderazo de salida fue cuando anunciamos a todos, nuestra decisión de casarnos, a la gran mayoría le emocionó la idea, unos dudaron, otros se sorprendieron, algunos otros no sabían qué decir y pocos tenían las palabras exactas de aliento y apoyo para encaminar nuestro proyecto de vida. Siendo el punto de inflexión la boda del año como alguien así la llamo por todas las emociones provocadas, al igual que las acciones que se llevarían a cabo para lograr una noche llena de autenticidad, donde fuimos nosotros, solo nosotros, los más consentidos tanto amigos, familiares y proveedores, en general un regocijo total para ambos.
Los meses pasaron poco a poco, durante los cuales nos dimos a la tarea de una sola cosa, buscar, comparar y seleccionar solo lo que nosotros queríamos. Opiniones había muchas, acerca del clima, de la ropa, de la música, del salón, de la iglesia, de la ceremonia, de todos lados teníamos comentarios que enriquecían nuestro panorama, lo cual nos ayudó a poder elegir lo que más nos gustaba, lo cierto es que el involucramiento directo de todas las personas a nuestro alrededor, los detalles de nuestro sueño se fueron consolidando.
Seguir leyendo »Una gran herramienta fue el organizador de bodas.com.mx, con el cual sabíamos qué actividades eran las correctas, si bien no las cumplimos todas en tiempo y forma, las que llevábamos cabalmente las hacíamos juntos, disfrutando cada uno de los pasos, disfrutando la experiencia del proceso, si bien el evento de la boda es inolvidable, el proceso tiene sus matices irremplazables los cuales te ayudan a valorar esa noche como la mejor de tu vida.
No cabe duda que bien dicen lo rico no es la meta si no el camino. Haber vivido el proceso, nos llenó de una complicidad marital, donde lo más importante era (y siempre será) vernos felices. Mentiría si digo que todo fue miel sobre hojuelas, pero me gusta mentir y si, casi todo fue maravilloso, hicimos algunas trampas durante el camino y nos encontramos algunas piedras, mismas que no influyeron en nuestro estado de ánimo, ni en nuestra convicción de llegar en nuestro mejor momento y con todo nuestro empuje a esa pequeña pero tan valiosa frase “Si Acepto”.
La emoción crecía paso a paso, cada vez que visitábamos a alguien para entregarle invitaciones, y si bien no pudimos contar con toda nuestra familia que esperábamos, sabemos bien que están en nuestros corazones y nos acompañaron desde su hogar con una bendición. Esos recorridos maratónicos a través de toda la ciudad para anunciar, invitar o incluso pedir que fueras parte como padrinos, fueron un aliciente que alimentaba nuestra alma y corazón, al escuchar las felicitaciones y opiniones sobre nuestro estado de ánimo. Saberte estable y bien, no implica que una buena crítica no enaltezca el ego y amor propio.
Dos momentos fascinantes del proceso sin temor a equivocarme, fueron la toma de fotos casuales, donde mi muñequita fue acogida por mi familia, tal vez la parte más escabrosa de esta, pero la más leal, la más fuerte y la más unida de todas. Ese día se dio inicio a la fusión de dos familias, apuntaladas por un bloque tan representativo de mi lado, como lo son las “Castro”, una familia conformada por 4 hermanas y una prima, que resaltan todo momento y nunca saben pasar desapercibidas, y en esta ocasión no fue la excepción, vivimos un día extraordinario con ellas.
El segundo momento inédito fue la despedida de solteros (si solteros, fue mixta), siendo una reunión que conjugó, tradiciones, innovaciones, pero lo más memorable fue haber visto a toda una familia reunida, sin duda una vivencia que quedara guardada en nuestros corazones por toda nuestra vida. Esa reunión fue la antesala de lo que se auguraba sería una gran celebración en compañía de tanta gente bonita, que gracias a dios tuvimos la dicha de ver reunida.
El conteo regresivo de los días al principio parece algo exagerado, pero que con el paso del tiempo y el necesitar sentir el latido de tu pareja al dormir cada noche, sentir la ausencia de su calor al despertar, se vuelve poético suspirar para que ese reloj llegue a cero y sepas que estás a unas horas de entregar tu vida a la persona amada, al ser del que sabes que jamás te vas a separar, ni esta vida ni en la eternidad.
La última semana y con un 97% de cosas listas, los nervios comenzaron a invadir a la novia (mi muequita hermosa), quien aun con todo el avance, comenzaba a sentir los vaguidos que dan el saber que estas a unos días del evento más grande de tu vida (hasta ese momento). Yo por mi parte me sentía tranquilo, emocionado pero tranquilo porque estaba seguro de todo el empeño que habíamos puesto incluso en cada uno de los pequeños detalles que resaltarían lo maravilloso de nuestra unión. El clímax de todo este esfuerzo fue el ensayo de la ceremonia donde, nuestros padres y padrinos pudieron tener una visión expectante para el sábado por la tarde.
Decidimos estar separados un día previo a todo, sin vernos, ni hablarnos ni comunicarnos, algo que potencializaba el cosquilleo en el estómago, potencializando la emoción de llegar a la cita acordada desde un año antes. Esa cita que ninguno de los dos estábamos dispuestos a perdernos (yo pedí estar en primera fila). Cada uno desde su pequeño espacio personal nos enfocamos a relajar mentes, con la idea de llegar relajados.
En mi caso este día de meditación me sirvió para ratificar la frase “roma no se construyó en un día”, lo cual comprobé haciendo una retrospección, visualizando y recordando cada paso dado al lado de mi muñequita hermosa, para llegar al lugar y hora que queríamos, él instante donde nuestras vidas se unirían para jamás volver a separarse. Con esta conclusión mi persona quedó tranquila, madurando el valor de la paciencia para la consecución de los deseos.
Por parte de mi muñequita, las cosas no fueron tan tranquilas como hubiéramos querido, recibiendo múltiples llamadas de nuestros anfitriones (Terraza Jardín), quienes saben su papel para lograr eventos inolvidables. Sin embargo y a pesar de la comunicación constante el último día como soltera, fue un día de apego y solidaridad familiar, el cual te recuerda que a pesar de que salgas de esa casa, jamás saldrás de la familia y que siempre estarán contigo.
Llego el gran día, y los escenarios eran distintos por mi parte, descanse hasta media mañana, en su caso tuvo que despertar temprano para comenzar los peinados y maquillaje. Yo desayuné fruta y taquiza, ella comió lo que pudo. Circunstancias que no minimizaban ni la emoción ni la voluntad de llegar a la cita.
Como siempre el novio llega antes que la novia, acompañado de su familia y un amigo que fue el punto de inflexión en su vida, el cual influyo de manera tan directa y profunda que encendió la maquinaria que hoy en día me ha llevado a vivir mis sueños, siendo este el más gratificante y vivido. La llegada de los invitados, lo padrinos, amigos y familiares, pudiera significar potencializar los nervios previos, sin embargo, la sensación producida era adrenalina y emoción por que llegara el punto medular. Al llegar la novia, aun había que esperar unos minutos para ese tan esperado último primer beso.
Nuestra ceremonia, comenzó con un cortejo donde el novio fue escoltado por padres y padrinos, conto con un coloquio recitado por ambos uno desde cada lado de la iglesia, seguido de la tan famosa marcha nupcial, rematando con una entrega mutua, en la cual cada par de padres hacia entrega de su hijo para con la pareja, siendo los padres los encargados de enunciar unas palabras salidas de lo profundo de su ser, resaltando lo agradecidos de ser parte esencial de estos momentos tan relevantes en la vida de sus hijos. Las acciones de la ceremonia no podían ser menos significativas, una guardia realizada por los padrinos de velación, tan dignos y acogedores que generaban una sensación de cobijo. La entrada de cada uno de los demás padrinos siguió la tónica de la emotividad. Las palabras de párroco, fueron tan entendibles, una invitación a disfrutar nuestra relación, en lugar de una imposición de cumplir con una institución. Palabras tan directas y honestas, donde no existía un cuento color de rosa, sino un libro en blanco, listo para escribir una historia, llena de emociones, vivencias, experiencias, pero juntos.
Al terminar la ceremonia, la mesa estaba puesta, nuestros amigos de Terraza Jardín, hicieron de su casa el marco perfecto de una fiesta de antología, la cual podrán pasar años, fiestas y reuniones y se seguirá hablando de ella. En principio de cuentas por la sonrisa que había en el rostro de todos y cada uno de los invitados en especial de los novios, el segundo dato a resaltar en el servicio, ¡wow!, que atención tan especial, no cabe duda que cada uno de nuestros caprichos fue cumplido.
Nos dieron la oportunidad de bailar un mix de las acciones de Vaselina para abrir el baile (que quede claro, ensayamos, una vez, pero ensayamos). De igual forma la primera canción ya con todos en la pista, fue la primera que como novios bailamos hace ya tantos años, Procura de Chichi Peralta. Cada uno de los congregados se mostró emocionado. La sesión de fotos en terraza y jardín, fueron una combinación de clásico y contemporáneo, teniendo como fondo un cielo a medio partir, con amenaza de lluvia, pero con las ranuras suficientes para que el sol entrara e iluminara nuestra unión.
No tengo más que decir, nuestra boda, fue todo y más de lo que pudimos haber soñado alguna vez. Estamos felizmente enamorados, comenzando una historia llena de grandes ilusiones, tan felices como cuando comenzamos a abrir el libro y emocionados por todo lo que venga. La vida nos dará mucho que recordar y será maravilloso.
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