La boda de Gerardo y Dulce en Coatzintla, Veracruz
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G&D
29 Jun, 2019La crónica de nuestra boda
Vivimos en la ciudad de Monterrey, por lo que planeamos llegar con tres días de anticipación a Veracruz. Por situaciones del destino, mi novio enfermó y el auto se descompuso, por lo que llegamos sólo 1 día antes. En ese día, los coordinadores nos ayudaron a preparar todo lo que teníamos pendiente. Nuestras familias nos apoyaron a armar los recuerdos que teníamos contemplado hacer a nuestra llegada.
La verdad es que durante esos 2 días, la angustia fue mucha y la incertidumbre mucho más, Dios nos habló de formas misteriosas, como Él suele hacerlo, y no dejaba de decirnos: "Si están juntos, cualquier obstáculo será vencido". Ese día llovió, símbolo de bendiciones, además, a pesar de estar pronosticada lluvia para el día de la boda, ni una gota cayó, al contrario, el clima estuvo riquísimo.
Gracias a Dios, por fin llegó el gran día. La maquillista hizo un trabajo espectacular, los organizadores se lucieron, ya que el programa funcionó cual reloj suizo, cada evento en su tiempo, el fotógrado, el auto de bodas. Todo funcionó excelente.
Seguir leyendo »Ver a mi futuro esposo, fue lo mejor de ese día, al estar juntos, nos miramos y nos dijimos: "ahora a disfrutar por todos aquellos sacrificios que hicimos para llegar a donde estamos hoy".
La misa fue preciosa pero lo que más recordaré de ese día, fue la manifestación de mi abuela, en paz descanse. Una señora en la calle, en plena sesión de fotos, me regaló un ramito de buganvilias. Para mí, las buganvilias representan el espíritu de mi abuela y bueno, ya se imaginarán, la piel chinita, las emociones a flor de piel.
Fue muy emocionante trasladarnos en un auto clásico. Toda la gente te quiere saludar y quiere ser parte de ese momento especial. Al llegar al salón, todo estaba ya preparado, nuestros invitados bien atendidos con bebidas refrescantes y deliciosos bocadillos. Por fin nuestra entrada triunfal, ser recibidos con tanta energía y amor, es lo mejor del mundo. Bailar con mi ahora esposo y mirarlo a los ojos, saber que él es el hombre que Dios envió para compartir mi vida, lo es todo.
Ese día bailamos toda la noche y disfrutamos cada minuto de la fiesta, nuestros esfuerzos se vieron recompensados con los agradecimientos de nuestras familias y amigos, porque la comida estuvo deliciosa, porque la música fue increíble, porque los recuerdos fueron muy útiles, porque se la pasaron fenomenal, etc., etc.
De verdad valió la pena. Al final, ver a la familia comenzar a irse es difícil, sobre todo porque es un día que quieres que dure para siempre.
Para finalizar mi consejo es: si no tienen aún un coordinador de bodas, por favor guarden algo de presupuesto para ello, no se van a arrepentir, es la mejor inversión que pueden hacer. Segundo consejo, no esperen que todo salga perfecto, mejor enfóquense en su pareja y en disfrutar con sus invitados, ya que a veces no sabes si esa es la última vez que estarán juntos.
Finalmente, no se preocupen del qué dirán y sólo inviten a personas que saben que se alegran por ustedes y que los llenarán de amor y no de críticas venenosas. Yo no quería casarme, pero al vivir esta experiencia tan increíble, ¡lo haría mil veces y con el mismo esposo!
Espero mi historia les sirva. Abrazos.
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