La boda de Germán y Mirna en Tamazunchale, San Luis Potosí

La crónica de nuestra boda

Aún recuerdo ese hermoso día, fue una tarde soleada, el viento era fresco y el olor a flores. Fue a las 6 pm la hora pactada para que familiares y amistades nos acompañaran en ese gran día. Los nervios a flor de piel. Yo solo dije: “estoy lista” y se dio la órden de comenzar. Escuché el sonido del vals de mi esposo, que entró del brazo de su madre junto a los padrinos, después unos minutos de silencio y comenzó mi vals Christina Perri con “A Thousand Years”, mis piernas temblaban de emociones y de las manos de mis padres hicimos la entrada, fue una gran alegría verlos, pero lo mejor fue ver al amor de mi vida que de emoción corrían lágrimas en sus mejillas, sin duda fue mi mayor regalo.

Después de recibir la bendición y de hacer nuestros votos siguió la recepción de sirvieron platillos típicos de la región (zacahuil y barbacoa), posteriormente el reencuentro con amistades, familia y padrinos, felicitaciones, abrazos y muchas buenas vibras para nosotros. Posteriormente realizamos el vals que decimos cambiar un poquito y realizamos un mix pegajoso para que nuestros invitados tuvieran algo diferente y divertido, se llegó la hora del pastel y de la mesa de dulces, que todos corrieron por sus dulces, (estaba riquísimos) para finalizar mi esposo nos dio la sorpresa con juegos pirotécnicos y un pequeño castillo con nuestros nombres. Para amenizar el ambiente tuvimos sonido y grupo en vivo. Cabe mencionar que todo fue en un solo lugar y la organización fue de primera que nos ayudó a lograr el mejor día nuestras vidas, gracias a nuestros familiares, padrinos e invitados por compartir ese momento tan especial.