La boda de Gustavo y Carmen en Xochimilco, Ciudad de México

La crónica de nuestra boda

Mi boda fue preciosa, totalmente diferente a lo que imaginé, sin embargo, fue en extremo complaciente. Pensaba que sería de noche y en algún salón, en primavera y de color rosa. Fue en un precioso jardín, de día y en otoño-invierno. Mi esposo eligió el color naranja y fue tan determinante con su elección que no quise contradecirlo, pero agregué el color salmón y el beige para contrastar.

Sabía que iba a estar nerviosa, pero me sorprendió que ese día, justo antes de llegar al altar me sentía contenta y con poco nervio. Mi mirada era hacía él, no vi a nadie a mi alrededor, sólo a él, después supe que a esto se le llama mirada de túnel. Me casé completamente enamorada. Previo a la boda, durante el maquillaje, el peinado y una sesión de fotos, una de mis damas se reía y me decía "¿estas volviéndote loca amiga?" pues estaba histérica pero poco a poco fue disminuyendo esto conforme se acercaba el momento.

Cuando eres la protagonista, junto con tu esposo de un evento así, no bebes agua, sudas, no platicas con todos, no te retocas el maquillaje, te da hambre, etcétera, pero el hecho de ver que todo está saliendo bien o mejor aún que él y tú están felices, te causa agrado. La verdad es que hay cosas que no podemos controlar, así que yo recomiendo disfrutar al máximo el día más importante de nuestras vidas.