La boda de Héctor y Diana en Apetatitlán de Antonio Carvajal, Tlaxcala

Llegamos justo a las 5:00, y mis pajes no aparecían, ni mis padrinos de lazo... pero afortunadamente tampoco el padre, y como si se hubiesen puesto de acuerdo, llegaron exactamente al mismo tiempo. Yo por fin me relajé un poco, el padre nos organizó para la entrada y todo a partir de ahí fue dejarnos llevar. Al final dimos el sí, los anillos, el lazo, la biblia, la firma del acta, las fotos, y todo pasó rapidísimo. Al final nos lanzaron los pétalos (lo cual yo tenía mucho miedo porque le pedí a mi mejor amiga y madrina de lazo que los consiguiera el mismo día en la mañana, pero como la mejor del mundo que es, los consiguió).

Después de la misa, nos dirigimos al salón en nuestro coche, y no sé cómo describirlo, pero el ambiente era muy bonito entre los dos en ese pequeño lugar. Llegamos al salón y esperamos en el coche a que llegaran todos los demás para entrar. Amé la entrada del salón, tenía escaleras para entrar, entramos con la canción de “Brillas” de León Larregui, y detrás entraron mis damas. La comida estuvo deliciosa, fueron cuatro tiempos, la mesa de dulces y postres fue de estilo vintage. Aproximadamente a las 8 de la noche la madrina de brindis dio su discurso, la elegimos porque creo que gracias a ella estamos juntos. A continuación, comenzó la canción de “Perfect”, de Ed Sheeran (nuestro primer baile), mi esposo es un pésimo bailarín, por cierto, pero siento que nos complementamos tan bien que disfrutamos muchísimo ese baile. Luego siguió el baile con mis papás, con mis suegros, los abuelos y los padrinos principales, y así se abrió la pista de baile, todos bailaron.

Aproximadamente a las 10 de la noche partimos el pastel de boda, seguía la música para bailar y mi esposo y yo nos separamos unos minutos para convivir con nuestros amigos. A las 3 de la mañana nos fuimos, hasta que los últimos invitados se fueron.