La boda de Hugo y Mariana en Zapopan, Jalisco
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H&M
29 Nov, 2019La crónica de nuestra boda
Nuestro día llegó...
El pasado 29 de noviembre Hugo y yo llegamos al altar para completar el proceso de nuestra unión, luego de 5 años y 3 meses de haber iniciado nuestra relación.
Los preparativos de la boda comenzaron en diciembre del año pasado y aunque no teníamos un presupuesto destinado para ella ni yo empleo estable, logramos que todo saliera como queríamos, pero mucho mejor de como lo imaginamos.
Sé que muchas novias se estresan por pequeños detalles, quieren que todo sea perfecto... Yo sólo quería que nos alcanzara el dinero, jajaja, y lo logramos gracias a los apoyos económicos de nuestros padres, algunos familiares más y amigos muy cercanos.
Yo fui mi propia wedding planner. Solamente con las sugerencias de la coordinadora del evento en el salón, la florista y la coordinadora del grupo musical que contratamos, fue que definí poco a poco el rumbo de cómo sería nuestra boda.
Mi vestido lo encargué dos meses antes. Fue económico, de una tienda del centro histórico de Guadalajara, no de diseñador, sino de los que fabrican en su propio taller, a mi medida, pero la verdad me encantó y me sentí súper cómoda, ¿y por qué no decirlo? También muy bonita :)
Seguir leyendo »Los zapatos también fueron sencillos, pero eso sí, altísimos y de un estilo que pueda seguir usando en otras ocasiones. Y aguanté con ellos hasta el final de la fiesta. ¡Soy una campeona del tacón! Jajajajajaja.
La parte estresante, como ya lo comenté fue la económica, porque de repente se nos disparó el número de invitados y de un momento a otro habíamos pasado de 200 a 250. Peeero, poco a poco hubo gente que canceló y en el salón nos permitieron ajustar los número y dar el definitivo la misma semana de la boda.
Finalmente cerramos en 220 y pagamos el montaje de una mesa extra por si unos familiares decidían ir de último momento, pese a que lo más probable era que no fueran.
Llegamos al día de la boda 18 días después de que a Hugo se le manifestaran fiebres por dengue. Todavía esa semana estuvo con algunas secuelas y el mismo día de la boda tuvimos que ir al doctor por la mañana. Después fuimos a desayunar y a liquidar el pago del pastel.
Él se fue a casa de sus papás y yo me quedé en la de los míos, para bañarme y después ir a la estética donde me peinaron y maquillaron, muy cerca de la casa.
Creo que el único momento de estrés real que viví fue cuando me estaba poniendo el vestido, porque solamente podía ponérmelo por arriba, pues tengo la cadera muy ancha y por abajo corría el riesgo de que al forzarlo se tronara alguna costura. Entonces, debía hacerlo por arriba y con mucho cuidado de no arruinar el peinado ni mancharlo con el maquillaje.
Además, estaba preocupada porque tenía que llegar a las 4:30 pm a la sesión de fotos y apenas tenía unos minutos para llegar.
Fue divertido caminar vestida de novia por un andador de Tlaquepaque buscando la finca donde nos harían las fotos. Hugo ya estaba ahí esperando. La gente me miraba admirada y me felicitaba.
Aún no tengo las fotos, pero presiento que a pesar de que la locación fue un poco improvisada, la sesión quedó bien.
De ahí nos movimos al salón a llevar algunas cosas que debíamos dejar listas para cuando comenzaran a llegar los invitados. El auto fue el de mi hermano menor y él fue nuestro chofer.
Hugo y un amigo suyo se encargaron de ordenar las cosas que faltaban en el salón, mientras mi hermano se peleaba con el arreglo florar del coche, porque no lograba que se pegara al cofre.
Hugo se fue a la iglesia en el auto de su amigo y yo con mi hermano, pero íbamos con el tiempo justo y a vuelta de rueda cuidando que el arreglo floral no se fuera a caer. Logramos llegar a la iglesia con las flores a salvo.
En ese lapso en que nos dirigíamos a la iglesia fue que comencé a sentirme nerviosa. Saludé a algunas personas, me cercioré de que anillos, arras, lazo, Biblia y rosario estuvieran con los padrinos correspondientes. Pero me faltaban dos madrinas: la de ramo y mejor amiga, y la de lazo, mi prima más cercana.
Sin embargo, no me preocupé. Rápidamente les indiqué a los miembros del cortejo cómo debían acomodarse y el Padre nos dio la bendición para ingresar. Ahí yo estaba temblando de nervios. Es el momento en que te das cuenta de que todos los ojos están puestos en los novios.
La misa estuvo hermosa y más al haber estado acompañada por un bello coro que una tía nos regaló. Se escuchaba verdaderamente impresionante. El Padre nos habló muy bonito y pasó lo que no esperaba: a Hugo se le entrecortó la voz al decir los votos, y pues, obviamente me contagió y yo no pude contener las lágrimas cuando fue mi turno. ¡Conmovimos a todos!
Al final, de lo único que Hugo se quejó fue de que el Padre nunca dijo "Puede besar a la novia", pero a la salida nos besamos, obviamente.
¿Y se acuerdan del arreglo floral del coche? Ah, pues lo perdimos rumbo al salón. Y no parece tan importante, pero ese mismo arreglo es el que colocaríamos en la mesa de novios. La verdad ya ni me preocupé, total, no iba a resolver nada. Además, en la mesa principal ya había dos floreros que salvaban la decoración, así que no se vio tan mal.
Perdimos un poco de tiempo por las felicitaciones saliendo de la iglesia y llegamos una media hora después a la indicada para la fiesta. Nos hicieron algunas fotos y luego nos llamaron a la pista para bailar nuestro vals, muy peculiar. En realidad sorprendimos a muchos porque elegimos Kumbala de Maldita Vecindad, y el grupo la tocó en vivo. No somos para nada buenos bailarines, pero improvisamos y nos salió bien.
Entre fotos, abrazos y baile se nos fue la noche. Sólo nos sentamos para cenar, pero luego de eso no paramos ni un minuto.
Y a pesar de que no tomamos alcohol -Hugo porque se lo prohibió el médico debido a su recuperación tras el dengue, y yo por solidaridad- la pasamos genial.
Nuestra boda quedó hermosa, nos acompañaron las personas que son importantes para nosotros y sabemos que también la pasaron muy bien.
Creo que aún cuando Hugo pensaba que era mejor gastar ese dinero en un viaje, no se arrepiente de que hayamos celebrado un momento tan especial en grande con la gente que nos quiere.
A todos los futuros esposos:
No dejen que el estrés les gane y los ponga de malas ese día. Disfruten cada preparativo, cada momento, porque siempre habrá cosas que salgan mal, que no puedan controlar o corregir, pero lo que sí pueden hacer es tomarlas con humor y sonreís para que su día no deje de ser maravilloso.
Deseo que en su día la pasen igual o mejor de lo que lo pasamos Hugo y yo en el nuestro, pero sobre todo que no olviden que lo importante no es la misa, la fiesta, quien está o no, sino su matrimonio y lo que son ustedes estando juntos.
Un fuerte abrazo a todos y feliciades por dar este paso.
Servicios y Profesionales de la Boda de Hugo y Mariana



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