La boda de Inti y Brenda en Taxco, Guerrero

Lo que pensamos iba a ser un gesto de bienvenida, se convirtió en toda una fiesta y trending topic en todo Taxco. Contratamos el servicio de "burro bar" tradicional en Taxco (literal es una burra) y mariachi para acompañar a la verbena, salimos desde el hotel Posada De La Misión con rumbo al centro, originalmente fuimos 100 personas aproximadamente, al llegar al centro parecíamos 500 personas entre agregados y la misma gente del centro, ofrecimos mezcal y cervezas, mi esposo y yo les mandamos a hacer unas máscaras artesanales de cartón a los hombres y diademas de flores para las mujeres, todos nuestros invitados iban vestidos de negro, eso era una procesión espectacular, la gente salía a sus balcones para vernos, el personal del hotel nos apoyó con la logística y apoyo por parte del tránsito municipal para darnos paso sin tener complicaciones (ya que las calles en Taxco son muy angostas). En resumidas cuentas, fue maravilloso.

Al siguiente día, los nervios me invadían (casi no dormí a causa del nervio, lo admito), todo había resultado de maravilla, los invitados de la boda parecían conocerse de toda la vida, desayunamos temprano en el restaurante del hotel y todos comentaban la callejoneada y anécdotas del día anterior. Yo, por obvias razones, tuve que subir a mi habitación desde temprano para iniciar con mis preparativos, mi esposo, sus amigos y muchos de los invitados hombres de la boda disfrutaban de la alberca sin preocupaciones.

Empezamos con el maquillaje y peinado (Cristina Cuellar Staff), en mi cuarto parecía estar todo el mundo, mi mamá, mi abuela, mi suegra, mis cuñadas, maquillistas, las pajes, damas, floristas, etc, etc. Alrededor de las 12 del día llegaron los fotógrafos y videocamarógrafos (Pingüino Wedding Photography & Rodolfo Cuevas Film) a documentar el famoso "getting ready", continuamos con una sesión "budoir" que me moría de ganas de hacer, seguimos con las damas y terminamos con el vestido en el que mi abuela y mi mamá me ayudaron a poner en un momento que me pareció muy especial.

Seguimos con el first look con mi papá, en uno de los pasillos del hotel, nótese que el sentimiento estaba a flor de piel todo el tiempo, después al "first look" con mi ahora esposo, mi corazón latía como si tuviera taquicardia. Tuvimos una sesión muy cortita pero sexy y de ahí, vámonos a misa. Quiero hacer notar que la catedral de Santa Prisca está a 15 min del hotel en un día normal, sin embargo, era sábado, tianguis de plata y día de muertos, la verdad fue un broncón llegar, no sólo para mí y mi esposo, sino para todos los invitados. Yo llegué 15 min tarde a misa (hicimos todo lo posible), en un taxi típico de Taxco con latas amarradas a la defensa y partiendo plaza. Fue divertido, pero yo iba con el nervio al mil.

El mejor momento de toda esta increíble experiencia, sí, fue cuando iba entrando a la Parroquia del brazo de mi papá, con el órgano tocando la marcha nupcial de fondo. Ese momento quedó grabado en mi corazón. La misa transcurrió como debía ser, emotiva.

Salimos en medio de un tumulto de gente, entre invitados y turistas del pueblo, con mariachi de fondo, una lluvia de pétalos de rosa blanca y burbujas. Nos tomamos fotos con los invitados y dimos una vuelta por el centro para tomar algunas fotos muy lindas. Mientras tanto los invitados se fueron adelantando al coctél, muy bonito, por cierto, la verdad quedó increíble, todo el crédito para mi banquetera (Romary Eventos) y los floristas (Sil Diseño Floral).

Después de una travesía llegamos al Hotel Posada De La Misión donde fue la recepción, ya era noche, alrededor de las 7pm, llegamos algo cansados no lo voy a negar, pero al entrar al salón en medio de todos nuestros invitados, nos entró como un rush de adrenalina y de ahí todo se fue para arriba. Entramos bajo una lluvia de papeles plateados al ritmo del Baile y el salón de Café Tacvba, agradecimos a nuestros invitados y de ahí a comer el delicioso menú regional que acordamos con Romary, un delicioso Mole Rosa típico de Taxco, con una entrada regional guerrerense y un postre fenomenal: Mouse de Chilate, todo al ritmo de bailes típicos mexicanos que me encantan (chilenas de guerrero, huapangos huastecos y sones jaliscienses).

Lo demás es historia, el brindis de nuestro amigo Torsten “el alemán” que estuvo súper divertido y tierno al mismo tiempo, luego mi suegro. Pasamos al protocolo de los bailes y qué les digo. Bailar con mi papá me sacó lágrimas de felicidad, incluso ver bailar a mi suegra con mi ahora esposo, también me puso la piel chinita, para terminar con la joya de la corona, el baile de novios al ritmo de Strangers In The Night de Frank Sinatra. Amé ese momento.

Después, bueno ya, el pachangón… La verdad la pasamos Increíble. Todos los invitados súper involucrados, todos me decían lo bien que la estaban pasando, que era la mejor boda de sus vidas. Todo eso lo llevamos en nuestro corazón y me siento tan agradecida con Dios y con la vida por haberme permitido vivir esta gran experiencia.