La boda de Jaime y Eugenia en Durango, Durango
De noche Primavera Vino 4 profesionales
J&E
06 May, 2017La crónica de nuestra boda
Todo comenzó el dia 4 de mayo. Los nervios estuvieron a todo lo que dan ya que ese día nos casamos por el civil en una bonita ceremonia muy privada en Parque Fudidora Durango, un lugar antiguo, hermoso. Mientras el sol se ponía nuestra familia más cercana nos acompañó a confirmábamos legalmente que queríamos pasar el resto de nuestra vida juntos. Estábamos super emocionados dado que en 2 días más nuestra boda religiosa se llevaría acabó.
El dia 6 de mayo fue una locura. Nos levantamos desde las 6 am para que la maquillista nos arreglara a mí, mi mamá, mi suegra, y a mis 6 damas de honor (quienes eran mis hermanas y las hermanas de Jaime). Tuvimos una sesión de fotografías de getting ready muy lindas donde todas lucimos las batas que mandamos hacer especialmente para la ocasión, mientras Jaime se arreglaba en su casa. Hasta ese momento estaba "tranquila", pero cada vez los nervios iban aumentando poco a poco. Después de que mi maquillaje y peinado estuvieron listos era la hora del vestido y fue mi mamá quien me ayudo con él. En ese momento aparentaba tranquilidad, pero no era así, en mi estómago revoloteaban muchas mariposas y sentía que no respiraba bien... ¡los nervios! Fue un momento muy emotivo el que mi mamá estuviera a mi lado mientras me ponía el vestido, (por cierto, de los nervios olvidé ponerme la crinolina, pero no fue necesaria, afortunadamente).
Seguir leyendo »Mi papá ya estaba listo en el carro esperándonos a mamá y a mí para llevarme a la iglesia, pero al momento que subí descubrí un regalo: "para mi esposa Eugenia", decía una nota junto a un collar de perlas que Jaime había dejado para mí en el asiento trasero del carro. Esto provocó que me emocionara más todavía. Camino a la iglesia, yendo junto a mis padres provocó que quisiera llorar de la emoción, pero me ayudaron a tranquilizarme.
Llegué a la iglesia y a la única persona a la que veía era a él, a Jaime en el altar esperándome con una gran sonrisa y ojos llorosos que pude ver al momento estar frente a él. Debo decir que fue la ceremonia más rápida en la que he estado, y no porque fuera corta, sino que los nervios, la emoción y el significado que tenía para nosotros provocó que aparentara ser muy rápida. Saliendo, nos fuimos a la hacienda San Martina, donde fue la recepción para tomarnos una sesión de fotos con nuestras familias, damas y caballeros de honor.
Después de esto comenzó la recepción, nosotros como novios llegamos un poco más tarde, pero debo decir que al llegar al jardín donde estaban todos nuestros invitados quedé enamorada. Me encantó ver a todos esperándonos, ver la decoración como yo la había pensado: luces naturales colgantes por todas partes, series en los árboles, fuego en algunos spots específicos (colocados cuidadosamente para evitar accidentes) y velas en las mesas. Queríamos que nuestra boda fuera clásica, y así lo fue. Teníamos unos candelabros con flores y velas en algunas de las mesas y moños con velas en otras. Los colores de la boda fueron dorado y guinda, colocados muy discretamente en las mesas de invitados y la mesa de dulces. En el acceso colocamos una mesa donde estaría el árbol de huellas listo para nuestros invitados.
Nuestro primer baile fue “All of me” de John Legend tocada en sax. Mientras bailábamos en nuestra boda de ensueño nuestra canción y recordábamos nuestra historia. Llegó el momento de bailar con nuestros padres, ¿la canción? “A thousand years” de Christina Perri. De ahí bailamos con nuestros invitados y aventamos el ramo y la liga durante el cual muchas risas hubo, como el momento en que ninguno de los hombres levanto la liga.
Después fue el brindis por uno de nuestros mejores amigos, quien sabe nuestra historia y relató cómo al momento de entrar yo a los scouts comenzó nuestra historia de amor. Era la hora de la comida, la cual debo decir me gustó mucho. Elegimos pasta carbonara, ensalada de mango y rollos de res con salsa de almendra con chipotle. De postre, además de la mesa de postres que teníamos dimos también el pastel. Terminando lo dicho comenzó el baile, quisimos estar con todos nuestros invitados y disfrutar con ellos el momento más importante de nuestra vida, pero llegó una sorpresa: el mariachi entró a cerrar la noche mientras bailábamos incesantemente. Al terminar la fiesta debo de decir que no quería irme, no quería dejar ese lugar, ese momento... Nuestra boda, pero sé que los recuerdos vivirán por siempre.
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