La boda de Jesús Alberto y Gabriela en Zamora, Michoacán

La crónica de nuestra boda

Tenía dos días sin dormir por los nervios de la boda, un día antes todo parecía que iba a ser un caos, aparte de que el clima mostraba que iba a haber tormentas eléctricas, empezaron a cerrar carreteras de Michoacán por el problema con los normalistas, ¡y la mitad de nuestros invitados tendría que trasladarse desde otras ciudades! Exploté, lloré, y estuve a punto de enloquecer pensando que todo el gran día que tenía meses planeando se echaría a perder por una cosa o por otra.

Llegó el gran día, el día estuvo más soleado que nunca, desde temprano llegó mi maquillista a peinarme, las horas se pasaron volando, cuando menos me di cuenta ya era hora de irnos al Santuario, llegué y todos nuestros invitados iban super guapos, todos pudieron llegar, a pesar de los inconvenientes en las carreteras. Vi a mi novio hasta que mi papá me dejó en el altar junto a él, se le humedecieron los ojos cuando me vio, yo lloré con el sermón del Párroco, que la verdad estuvo muy bonito; no suelo ser sentimental, pero ese día me la pase llorando todo el tiempo.