La boda de Jorge y Anel Estrella en Santa Rosa Jáuregui, Querétaro
Elegantes Invierno Blanco 4 profesionales
J&A
13 Nov, 2021La crónica de nuestra boda
Hola, queridas novias, aunque cada boda sea diferente y especial, qué más puedo decir que muchas novias no hayan dicho ya en sus historias de boda je, je, je.
Las que habrán leído mis post anteriores sabrán que hice de todo para lograr que este día tuviera todo lo que siempre soñamos sin salirnos del presupuesto, motivo por el cual el DIY estuvo presente en cada detalle, tanto en los recuerdos, en mi look nupcial, en la decoración y en las mesas de postres y canapés. No voy a negar que aunque eso nos ahorró muchísimo dinero, también nos tuvo de arriba para abajo en la última semana. Al grado de que la noche anterior a la boda solo dormimos una hora para después ir a decorar el salón. Y, por si eso no fuera poco, en la madrugada recibimos el mensaje de dos tías que no irían a la fiesta. Sentí que ardía de coraje pues eran 15 boletos desperdiciados. Por invitarlas a ellas no invité a otras personas pues decidimos que sería una boda petit con solo 50 invitados que era el máximo permitido en mi estado y en el salón. De hecho eran mis únicos familiares a parte de mis padres y hermanos que invité, pues para los hermanos de mi mamá no me alcanzaba para todos.
Seguir leyendo »Dirán por qué no invitar solo los que alcancen o ampliar la lista de invitados, en verdad ninguna de esas opciones se podían… Primero porque el salón no permitía más de 50 invitados por el Covid, y segundo, porque mi familia es algo especial: no puedes solo invitar a unos, sino a todos o se ofenden y tan solo de ellos serían 40 boletos. Consecuencia de ser de las primas más pequeñas, algunos de mis primos maternos ya tienen hasta nietos.
Para evitar complicaciones pues decidimos no anunciar la boda a esa parte de la familia, a quienes sí invitamos hace 14 años al civil, y mejor invitar a las dos hermanas de mis papás con mis primos (con quienes convivo más). De ahí mi coraje porque me dejaran tirada a horas del evento, aunque una de ellas presentaba motivos válidos, había fallecido la cuñada de mi prima e irían al funeral. En fin, decidí que eso no afectaría nuestra boda aunque tuviera platillos de sobra, por lo que decidí dárselos a los proveedores en vez de comprarles pizza. Aun así me sobraban 6 platos.
El sábado 13 desde las 6 am estuvimos en el salón para decorarlo con ayuda de mis padres y hermanos, a quienes agradezco infinitamente. La verdad por un momento sentí que todo sería un descontrol con tantas cosas por hacer, coordinar proveedores, decirles donde va todo, montar mesas, decorar cada espacio y hacer los adornos con las flores que compramos. Porque sí, solo las compramos en el puesto local a muy bajo precio y nosotros hicimos los arreglos junto con mi ramo y el botonier (los cuales quedaron divinos je. je). No crean que por que fue una boda petit fue más sencillo, no, fue igual de trabajoso que una enorme je, je.
Gracias a Dios todo fue tomando forma aún mejor de lo que soñé y al ver la planeación de más de un año hecha realidad delante de mí me arrebató las primeras lagrimas del día, pero de felicidad, porque eso lo hacía más tangible.
Como verán, este día al iniciar tan temprano, tanto para mi esposo como para mí, se nos hizo largo y no en el mal sentido, al contrario, no dejábamos de agradecer que así fuera porque eso nos hizo disfrutar cada momento, aun los más pesados.
Terminado todo el trajín de la decoración, tenían que comenzar a arreglarme pues el evento iniciaba a la 1:30 pm, muy temprano para nuestro gusto, pero debimos hacerlo así ya que por pandemia el salón se entregaría a las 12 de la noche, como cenicienta je, je. Al faltar todavía proveedores por llegar, me vi en la obligación de arreglarme en el baño del salón donde mi hermana hizo maravillas con mi cabello y rostro, borrando las ojeras del desvelo. El resultado fue fenomenal, una vez me vi con mi vestido, el ramo, el velo que bordé, me sentí la mujer más hermosa del universo, muriendo de ganas de que mi esposo me viera.
Imagínense los nervios en ese punto donde solo falta menos de una hora, pues en mí se maximizaron porque no llegaba el proveedor del banquete y ni me contestaba. Juro que casi me da un ataque por el temor de que me fallaran, pues nada podía hacer ya. Solo pensaba ¿qué le voy a dar a los invitados? pues solo tenía los canapés, los postres de la mesa de postres, botanas, pastel y alcohol. Con todo el gasto no tenía ni un peso para ir aunque sea por unos pollos. Gracias a Dios no fue así, solo se habían perdido y no tenían señal, por eso el retraso.
Con todo lo que les he contado, pensarán que el inicio de mi gran día fue de locos y lleno de estrés, tal vez tengan razón, pero eso se esfumó en el momento en que inició la música de entrada “say you won't let go” de James Artur. Al escucharla salí tomada del brazo de papá para ver a mi amado con su traje negro frente al altar, que estaba justo en la terraza del salón. Se veía tan guapo como la primera vez que lo vi en la universidad. Las emociones a flor de piel me recorrían toda haciéndome temblar a cada paso, conteniendo las lágrimas al ver a todos nuestros familiares y amigos, pero sobre todo a mis padres quienes esperaron 14 años para verme así pues solo estábamos casados por el civil.
Las palabras del pastor fueron hermosas, llenas de un gran mensaje: amor, fidelidad, respeto y Dios en nuestras vidas. No voy a negar que durante la ceremonia aún estaba nerviosa, pero sobre todo feliz y en cuanto llegó el momento de los votos fue mágico. El cómo mi esposo me miraba prodigándome esas palabras que sé que le nacieron del corazón. Esas promesas que reafirman que han valido la pena todos estos años y la familia que hemos formado, todo ello desbordó ese sentimiento que había contenido estoicamente. Tanto que mi voz se quebraba cuando fue mi turno de decir mis votos. Con tanta emoción embargándome juro que si no hubiera tenido escritas mis palabras se me hubieran olvidado y hubiera improvisado. Por fortuna pude decir todo lo que había escrito un mes antes esperando que él sintiera lo mucho que lo amo en cada frase, tanto o más de lo que yo sentí cuando de sus labios salió ese te amo que me desarmó.
Uno pensaría que al planear su propia boda no habrá nada que te tome por sorpresa pues supuestamente lo tienes todo controlado, qué equivocada estaba: ni mi esposo ni yo esperábamos que el pastor pidiera que nuestros padres nos dieran un mensaje para nuestro matrimonio, lo cual nos tocó el corazón. Pero lo que realmente nos conmovió fueron las palabras de nuestras hijas que, con lágrimas en los ojos, agradecían el tenernos como padres y expresaban lo afortunadas que son de que nos amemos y por la unión de nuestra familia. Terminado este momento tan emotivo inició el coctel donde agasajamos a nuestros invitados con canapés que hice la noche anterior. En su mayoría eran profiteroles rellenos de queso crema con dátiles, jamón serrano, otros con queso y nueces, unos con queso y albaca. Dimos hojaldre relleno de atún a la vizcaína, otros rellenos de jamón almendrado, salchichas cocteleras a la bbq, tomatitos cherry, jamón canadiense con queso. Todo eso acompañado de cervecitas, refresco o agua mineral. Pero lo que fue la estrella del momento fueron unos cubos de queso filadelfia con almendras y dátil cubiertos de jamón serrano, esos volaron y me decían que estaban deliciosos que hubiera hecho más, porque sí, toda la familia sabía que eran creaciones mías sin que se los dijera pues me conocen que me encanta la cocina.
¿Se acuerdan de una de las tías que me canceló? Bueno, pues resulta que a última hora encontró quien la trajera a Querétaro y llegaron a mitad del coctel. Lejos de sentir enojo por no avisarme de nuevo, sentí alegría de verla junto con mi prima y sus hijos, y con respecto a sus platillos pues ni apuros ya que no los había cancelado. Así que solo me quedó acomodar la mesa pues no la habíamos puesto. Por fortuna los meseros muy serviciales lo hicieron pese a que todavía no iniciaba su turno. Al acabar el coctel no fue difícil ubicar a cada invitado debido a que hice un stand de “busca tu lugar” donde estaba impresa unas tarjetas con el número de cada mesa y las personas que ahí estarían.
Ya con todos sentados pasamos a la recepción mientras sonaba “Quiero casarme contigo” de Carlos Vives. Fue muy linda esa canción que mi esposo siempre me ha dedicado, trayendo a mi mente esos momentos de universidad cuando la oímos por primera vez. Él nunca ha sido muy expresivo y esa fue su forma de decirme que quería estar a mi lado por siempre.
Qué decir de la comida, fue exquisita y muy bien servida, nuestros invitados quedaron muy satisfechos con todo. Banquetes Ontiveros nos sirvió crema de almendras con uva blanca, cerdo a la cerveza negra en una cama de cebolla caramelizada acompañado de un mil hojas de papa con queso y tocino. De postre fue el pastel de queso con zarzamoras y un toque de amaretto, estuvo delicioso como todo lo que hace ese pastelero amigo de mi esposo, que ahora trabaja en Superama Juriquilla, hace delicias de repostería.
La bebida puso alegres a los menos esperados, pero sin llegar a los extremos. El barman que contratamos, muy profesional, supo hacer rendir todo y los cocteles estaban deliciosos, o eso me dicen porque yo bebí solo cerveza debido a que entre tanto baile tenía mucha sed. Porque déjenme decirles que después del baile de novios: Stir Nicht Vor Mir (“no mueras antes que yo” de Rammstein) no todo fue sentimentalismo, también hubo diversión, y mucha porque el dj Némesis puso a bailar hasta a los más apáticos de la familia. En serio, en todos los años que llevo casada con mi esposo jamás los vi bailar en ninguna fiesta y esta vez eran como trompos en la pista.
Mi esposo y yo nos divertimos como enanos, bailando, disfrutando de cada invitado, tomándonos fotos con todos, entregándoles todos los detalles que con amor se hicieron. Que por cierto a mis invitados les encantaron los kit de belleza, hasta hubo hombres que me los pidieron je, je. Se preguntarán cómo aguantamos tanto si no habíamos dormido, pues mi mamá fue la que nos salvó del colapso je, je. Justo en la mañana nos dio una de sus famosas bombas de vitamina para tenernos al 100. Lo recomiendo mucho, son productos muy seguros, gracias a ello disfrutamos de todo el día sin tener un bajón, ni siquiera cuando llegamos al hotel pues todavía pasamos buen rato con nuestra familia entre café y panes divirtiéndonos en la salita. Simplemente todo fue mágico de inicio a fin.
En fin, espero no haberlas aburrido con tanta palabrería, tal vez han de decir que soy muy melosa con lo que escribo, pero es que quiero que a través de estas letras sientan todo lo que sentí ese hermoso día. Y que comprendan que no importa si es tu primera o segunda vez que te casas, uno puede experimentar un gran éxtasis cuando es con la persona correcta.
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