La boda de José Manuel y Jessica en Xalapa, Veracruz
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J&J
10 Jun, 2017La crónica de nuestra boda
Horas previas a la boda:
Los momentos previos a la boda fueron una mezcla entre emoción y estrés, la emoción porque por fin se acercaba el tiempo de alcanzar una de mis metas y lograr cumplir uno de mis más grandes sueños, y el estrés por las pequeñas preocupaciones como ser puntual para asistir a la misa y para llegar al salón. Un poco de estrés se hacía presente por la preocupación de que a mis invitados les gustara la boda, fuera cómoda y agradable para ellos. Sin embargo, lo que lograba hacer que realmente me preocupara fue el simple hecho de pensar en el primer vals. A diferencia de muchos, a mí lo que más me estresaba era pensar en el momento de presentar nuestro vals a nuestros invitados. Al vals le dedicamos unos 6 meses de trabajo y ensayo, para que fuera algo bonito para nuestros invitados, pero sobre todo que demostrara el gran amor que tenemos entre mi esposa y yo.
En la iglesia:
Llegó ese momento cuando di los primeros pasos dentro de la iglesia. Ese momento en el que los nervios se desvanecieron totalmente y solo quedaba la emoción de pensar en ver entrar a mi prometida a la iglesia. Mientras yo caminaba hacia el altar veía a mis familiares y amigos, pero no podía dejar de pensar en ella: aquella mujer que decidió que quería estar a mi lado por toda nuestra vida. En cuanto llegué al altar al lado de mi madre sentí una sensación de alegría extrema, veía a mi padre junto a la madre de mi esposa, veía como pasaban nuestros padrinos y las damas de honor, cuando por fin vi a mi prometida al lado de su padre un sinfín de emociones me invadieron, emociones que incluso lograron hacerme sentir un nudo en la garganta y esas ganas de llorar de emoción, esas ganas que apenas pude contener. Ella lucía tan hermosa, tan radiante, sencillamente perfecta. Llegó el momento cúspide de esos 11 años de noviazgo, de aquellos dos niños que se conocieron y enamoraron en la secundaria. Llegó ese instante aquel en el que tartamudeaba de emoción y decía a mi prometida: “Yo. José Manuel, te recibo a ti, Jessica, como esposa y me entrego a ti…”. Ese instante en el que ella mirándome a los ojos con una gran y hermosa sonrisa me dijo: “Yo, Jessica, te recibo a ti, José Manuel, como esposo y me entrego a ti…”.
Seguir leyendo »Al finalizar la misa, cuando volteamos y vimos todas las personas que nos acompañaron, fue uno de los momentos más gratos. Mientras estábamos en misa solo mirábamos al frente, pero al finalizar nos dimos cuenta que llegó mucha gente a acompañarnos, tantas personas familiares y amigos que querían pasar a tomarse una foto con nosotros para recordar ese momento.
En el camino al salón:
El primer momento del día en el que podía platicar con mi esposa, pero estábamos un poco sin palabras, simplemente nos mirábamos. Poco a poco entablábamos más conversación y liberábamos nuestras emociones. El camino al salón fue algo emocionante en el que repetíamos múltiples veces la canción que bailaríamos como primer vals. Platicábamos de todo lo que sentimos y pensamos en la iglesia y de todo lo que nos esperaba en el salón.
En el salón:
Llegamos al salón y aún en el carro veíamos pasar a nuestros invitados mientras esperábamos a que llegara la encarga de realizar la boda civil, en ese transcurso de tiempo tuvimos una pequeña sesión fotográfica.
Cuando por fin bajamos del coche y entramos al salón, nos llevamos una gran sorpresa: lucía aún mejor de lo que habíamos pensado y se encontraba casi lleno por todas las personas que apreciamos. Aún fascinados por ese momento y mientras caminábamos al interior del salón, empezó a sonar la canción que dio inicio a nuestra relación como novios, aquella canción que marcó gran parte de nuestra vida: “Pensando en ti”. Enseguida nos dirigimos al centro del salón donde nos esperaba la juez encargada de realizar el matrimonio civil, del que participaron nuestros padres y testigo. Al finalizar disfrutamos de un fuerte aplauso y nos dirigimos a nuestra mesa, avasallados por múltiples emociones. El inicio de la fiesta que recordaré por el resto de mi vida. El inicio del festejo por el cumplimiento de nuestros sueños.
Todo lo que veíamos en el salón era muy grato para nosotros: unos bonitos adornos florales de rosas rojas en alto, que hacían un buen contraste con el salón mayormente adornado en blanco y negro que resplandecía por la sonrisa de todos nuestros acompañantes; una pista de baile esperando por las primeras personas para iluminarse; algunas velas colocadas en las mesas y otras más colgadas en el telar blanco y negro que cubría el techo del salón; todo daba un toque romántico a la noche.
El tiempo transcurría rápidamente mientras disfrutábamos de una muy grata compañía. Platicábamos entre mi esposa y yo, pasábamos a algunas mesas a platicar y compartir esos bellos momentos con nuestras familias, disfrutamos de una rica cena.
Sonó la canción de nuestro vals, al que debo mencionar me ponía de nervios. Yo me preparé junto con mi esposa para bailar ese vals. Me preparé por más de 6 meses porque he de mencionar que soy malo para bailar, pero a mi esposa le encanta bailar y sabía que debía darle ese detalle a ella, sabía que eso la haría feliz. El vals el cual nuestros invitados disfrutaron tanto como nosotros.
La noche se tornó corta entre risas y emociones, entre bailar y disfrutar, platicar y gozar, la fiesta llegaba a su fin. Todo fue tal como lo esperaba y aún más.
Atentamente: José Manuel
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