La boda de José María y Eva Marina en Mocochá, Yucatán
Al aire libre Verano Vino 4 profesionales
J&E
04 Nov, 2017La crónica de nuestra boda
Si alguien me hubiese dicho hace 10 años que me iba a casar con mi (ahora) esposo, me hubiese reído a carcajadas. Lo conozco desde muy pequeños y no había ni rastro de química entre nosotros. Nos dejamos de ver muchos años y cuando nos volvimos a encontrar, la química sobraba. Estaba tan segura de que él iba a ser mi esposo, que le podría haber dado el sí el primer mes de novios. El día que pidió mi mano yo no lo esperaba, lo deseaba mucho pero me sorprendió por completo. Ahí comenzamos la locura de planear una boda. Ninguno de los dos somos de familias con mucho dinero, así que la prioridad era hacer lo mayor posible con un presupuesto apretado. Sabíamos que queríamos una boda en donde todos se sintieran como familia, algo acogedor, en confianza, sin tantos protocolos aburridos. Decidimos casarnos en una hacienda en Mérida llamada Yaxilkú, en el pueblito de Mocochá. Teníamos planeado celebrar la misa ahí mismo en la hacienda pero cuando conocimos la iglesia del pueblo quedamos enamorados: un edificio amarillo gigantesco, imponente y altísimo. Platicamos con el sacerdote y apartamos la fecha: 04.11.2017. Yo quería que el Padre nos anotara en la agenda para que nadie nos ganara el día, pero el Padre me aseguraba que nadie se iba a casar en esa fecha puesto que era fin de semana de día de muertos y en los pueblos, la gente es muy supersticiosa y nadie se casa en esos días.
Seguir leyendo »El gran día llegó y éramos un mar de nervios. Logramos juntar a mucha familia que teníamos años sin ver y a quienes les dio mucho gusto acompañarnos. El ajetreo comenzó temprano pues era una boda de día con intención de acabar hasta que el cuerpo aguantara. La misa fue bellísima, para nada aburrida ni acartonada, al contrario, el Padre muy ameno, permitió que la gente nos aplaudiera en plena misa y dijo palabras de aliento para nuestro recién jurado matrimonio. Nada más de recordarlo se me salen las lágrimas de emoción.
Saliendo de la misa, nos quedamos mi esposo y yo a la sesión de fotografías y una hora después llegamos a la hacienda, en donde ya la gente estaba degustando cocteles y canapés deliciosos al ritmo cubano de un grupo en vivo. Ya se estaba poniendo el sol y comenzaron a prender las luces de nuestra carpa para pedirle a la gente que pasara a cenar. La comida exquisita, en verdad la gente no paraba de decirnos lo delicioso que estaba todo. Bailamos juntos por primera vez como esposos y entonces sí, comenzó el baile el resto de la noche. Nos divertimos muchísimo y la gente que pudo estar con nosotros también se la pasaron padrísimo porque hasta el día de hoy, nos recuerdan como la mejor boda a la que han asistido y no por ser una boda de mucho dinero ni muy elegante, sino porque los detalles lo eran todo, nos encargamos de hacer una boda que no sólo disfrutaran nuestros invitados (como suele pasar) sino que también la disfrutáramos nosotros.
Hoy, con toda seguridad puedo decir que ése ha sido el mejor día de mi vida hasta hoy, recuerdo cada detalle de nuestra boda con mucho cariño y los comentarios que escucho de la gente que asistió nos alegran el alma. Mi gran consejo a los futuros novios es que disfruten todo: los llantos, las risas, el estrés, la adrenalina, las degustaciones, los planes, los viajes, hasta los pleitos que de vez en cuando aparecen; todo es un viaje de emociones que pasa en un abrir y cerrar de ojos, así que recíban todo con brazos abiertos. Todo pasa por una razón y todo estará bien. Respiren.
Una boda con presupuesto es un reto, pero no una limitante. Lo que se hace con el corazón, siempre se siente sincero.
Pepe & Eva
Servicios y Profesionales de la Boda de José María y Eva Marina
Otros Proveedores
Otras bodas en Yucatán
Ver todas
Hacienda San Diego Tixcacal
Hacienda Chaká
Hacienda Chichí Suarez
Inspírate con estas bodas
Deja tu comentario