La boda de Juan y Pau en Mérida, Yucatán
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J&P
25 Mar, 2017La crónica de nuestra boda
El día comenzó rarísimo. Las botellas y los velos estaban en casa de mi abuela así que, como mi mamá estaba con mil cosas, fui con mis hermanas por ellos y comenzó el caos: aunque llevaban semanas colgados, uno de los velos estaba arrugadísimo. Fue toda una odisea encontrar la manera de plancharlo sin dañarlo, y terminamos en casa de un tío que con uno de los accesorios de su plancha de vapor lo logró.
Para este punto moríamos de hambre, así que pasé por la comida más healthy que encontré (unos jugos de detox y unos paninis deliciosos), y regresamos a la casa. De ahí agarramos todo y nos fuimos directo a la Hacienda Tixcacal, que teníamos desde las 8:30 am para arreglarnos.
Yo me sentía súper tranquila, y todos comentaban lo raro que esto se les hacía. Supongo que lo que pasaba era que, ya siendo el día, cualquier cosa o emergencia se iba a solucionar (o no), y ninguna emergencia que imaginaba me parecía tan importante como para arruinar mi día.
La acción comenzó oficialmente cuando las estilistas comenzaron a arreglar a mi mamá, hermanas, suegra y cuñada, y los del video las fueron llamando para hacerles unas mini entrevistas, porque les pedí que el video terminara como un tipo documental. Pero mis nervios llegaron en el momento en que me senté en la silla para que me arreglaran, ahí comencé a sentir mariposas en la panza y muchísima emoción. Creo que no dejé de sonreír desde ese momento hasta que fui a dormir.
Seguir leyendo »Tip muy importante: asignen a alguien que no vaya a estar muy ocupado para que se asegure de que todos coman. En nuestro caso, elegimos al prometido de mi hermana, que nos llevó pizza y sashimi; este último resultó ser la comida ideal para sentirme llena sin inflamarme.
Cuando llegó el momento de ver a Juan me puse un poco nerviosa, porque sabía que no le gustaban los vestidos demasiado voluminosos o cuya falda fuera solamente tul, y el mío cumplía con esas dos cosas. Aun así, fue un momento muy divertido y un poquito raro, porque toda nuestra familia nos estaba viendo.
Nos tomamos fotos divertidísimas, y después salimos a la Iglesia. La verdad no hubo mucho tiempo para pensar en nada ni para estar solos. Recomiendo que pidan unos segunditos antes de ir a la Iglesia, o que aprovechen los momentos en el coche para recordar por qué quieren casarse, porque es poco probable que estén solos hasta que la boda termine.
La ceremonia pasó muy rápido y yo no podía dejar de reír, en parte por felicidad y en parte porque, de nuevo, se me hacía rarísimo ser tanto el centro de atención. Regresamos a la hacienda y ¡se veía preciosa! Exactamente como me la imaginaba. La gente estaba encantada y no dejaba de decir lo bonito que era el lugar.
Los meseros recibieron a los invitados con tintos de verano, y mientras nos tomaban algunas fotos para revistas y cada quien ubicaba su mesa, Jarybó un dúo de padre e hija que tocan y cantan increíble, animó.
Para la entrada elegimos la canción de Can't stop the feeling de Justin Timberlake, porque se nos hizo súper alegre. Y para nuestro primer baile, Jarybó nos hizo una versión acústica de Can't take my eyes off you. Fue mi momento favorito y las fotos son hermosas.
La cena, a cargo de Mondana Banquetes, se trató de comida regional yucateca, y para complementar teníamos carritos de helados y marquesitas, una especie de crepa deliciosa porque queríamos un ambiente relajado y divertido. ¡Fueron un éxito!
Y desde que comenzó la fiesta, la gente no dejó de bailar. Creo que no podríamos haber planeado una fiesta más divertida. Se la pasaron tan bien que le pagaron al DJ por una hora más.
Definitivamente fue la boda de nuestros sueños.
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