La boda de Luis Ángel y Itzel Monserrat en Puebla, Puebla
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L&I
08 Dic, 2017La crónica de nuestra boda
Hay historias de amor que se cuentan en muchísimos capítulos, en ocasiones quedan inconclusos o simplemente nunca salen a la luz, en esta ocasión nuestra historia quizá pueda ser la más corta pero también la que contiene todos los elementos necesarios para impregnarse en nuestra memoria.
Llegó el tan esperado día, 8 de diciembre del 2017. Algún amigo muy cercano a nosotros nos dijo: "Su boda es el evento que muchos estamos esperando desde hace tiempo", eso nos llenó de mucha esperanza, pero también de mucha responsabilidad. Siempre dijimos lo clásico: “Queremos algo familiar, sólo los más cercanos”, para quien ha tenido la oportunidad de planear un evento tan especial como una boda sabe que es una de las más grandes falsedades de la humanidad. Casarse es todo un ritual de principio a fin. Una noche antes, como se acostumbra en nuestras familias, se tiene que adornar la puerta de la casa de la novia, la verdad nunca estuvimos solos, además de nuestros padres que estuvieron siempre incondicionalmente, tuvimos el apoyo de nuestras amistades. Entre jalones al fin quedó un adorno muy bonito en la puerta, similar al que llevaría el carro que utilizaríamos para trasladarnos.
Seguir leyendo »Por la mañana cada quien pasó el proceso de arreglarse, claro, por separado. Itzel eligió un maquillaje muy sutil pero que resaltaba en labios color carmín, unas uñas diseñadas bajo el concepto de las aplicaciones del vestido y un fresco ramo de rosas rojas naturales. Eran muy pocos los detalles que no conocíamos uno del otro, pero eran los más significativos y los que sabíamos que al vernos de frente nos sorprenderían. Cosas tales como: El vestido, la corbata, el ramo y aquel prendedor en la solapa del novio del que aún no recordamos el nombre. El equipo fotográfico de Feelmakers estuvo al pendiente de cada detalle con mucha paciencia, desde el proceso de maquillaje hasta de crear ambientes que resaltaran las invitaciones hechas por nosotros, algunos testimonios de nuestros familiares y los instantes previos a nuestra llegada a Catedral.
Por algunos momentos el nerviosismo se convierte en lapsus de reflexión y no falta alguien que te haga regresar a la realidad. De pronto el reloj se acelera y parece que también lleva prisa y los pasos de los que estaban alrededor de nosotros parece que se sincronizan al ritmo del segundero, pero nos damos un momento de calma, cada quien desde donde se encontraba para recibir un abrazo y un beso de quienes han sido inseparables de nosotros durante tanto tiempo, nuestros padres. No podemos imaginar todavía de donde viene esa fortaleza en medio de esta tormenta de emociones, lo que si es que no dejan de sonreír.
Como dijimos en un principio, lo nuestro es una pequeña historia y como tal también tuvo un sabor no muy grato, en especial para la mamá de Luis que, al bajar las escaleras, a punto de subir al carro que lo llevaría a Catedral, resbaló y cayó de forma aparatosa.
Las personas corrían en busca de ayuda, los amigos de Luis que estaban ahí trataban de tranquilizarlo, por un momento pensaron en ir al hospital más cercano, pero poco a poco la mamá de Luis fue recobrando la conciencia e insistió que habría que llegar a Catedral y continuar con el evento. El hotel en donde se hospedaron estaba relativamente cerca de Catedral, sin embargo, después de haber perdido casi 30 minutos en la recuperación de la mamá de Luis y sin haber tomado en cuenta que justamente ese día demolerían casas antiguas afectadas por el sismo del 19 de septiembre en diferentes calles del Centro Histórico, siendo ya las 5:02 p.m. Luis se bajó del carro y corrió 5 calles sobre la calle 5 de Mayo en dirección a Catedral. Durante la carrera lo acompañaba uno de sus amigos y uno de los fotógrafos de Feelmakers con todo y su equipo que tenía que llegar también a tiempo para grabar la ceremonia. Obvio la gente nos veía, algunos pensaron que estábamos grabando alguna escena de acción, pero en realidad aun no comenzaba el show. Mientras en Catedral esperaba un poco angustiada junto con mis padres que por lo que vi estaban más nerviosos, sin embargo, me preocupaba más la situación de Luis y su mamá y me preguntaba qué podía hacer. De pronto veo a Luis cruzar la entrada hacia Catedral muy agitado y un poco desorientado pero todos se aliviaron con un profundo suspiro, eran ya 5:10 p.m. y el sacristán ya muy fastidioso le avisó al sacerdote que el novio había llegado. Ambos únicamente nos vimos a los ojos y comenzamos a caminar hacia el altar. Nos dio mucho gusto ver a nuestros familiares y amigos, todos nos miraban con mucha ternura y cariño, en cada uno de ellos veíamos tantas experiencias e historias vividas que nos reafirmaban por qué los habíamos invitado. Poco a poco Luis se fue reponiendo del ajetreo y un poco del susto de unos momentos antes. En instantes, nos fugábamos de la realidad al ver una construcción tan majestuosa como la Catedral de Puebla y reafirmábamos que era la opción ideal que pudimos encontrar. Poco después de iniciada la ceremonia, llegaron los padres de Luis, todo fue regresando a la normalidad. El momento de culminar la ceremonia llegó cerrándose con un beso que nos envolvió en paz y silencio por algunos segundos rompiéndose por el aplauso de quienes estaban ahí.
El momento de las fotografías comenzó y a pesar de que muchos se quedaron sin poder inmortalizar el momento nos esperarían afuera para hacerlo con sus teléfonos. Tenemos que mencionar que las damas de honor de la novia lucieron esplendidas mientras que los amigos del novio… también se veían muy elegantes. Ya afuera de Catedral hicimos una fotografía acompañados por la mayoría de nuestros familiares y amigos invitados.
De pronto entre tantos abrazos y felicitaciones nos encontramos completamente solos, bueno, había algunas personas disfrutando de los adornos de luces navideñas que coloca el gobierno a un lado del zócalo, teníamos que caminar hacia el otro lado para poder subir al automóvil. En nuestro camino hubo personas que se tomaron fotografías con nosotros, no teníamos ni idea de quienes eran, pero nos felicitaban y admiraban el vestido de novia, decían que estaba muy bonito, incluso hubo algunas niñas que pensaron que era una princesa.
Nuestra sesión fotográfica fue en la terraza del mismo Hotel 5 de Mayo, tiene una vista maravillosa de la Ciudad de Puebla desde las alturas, además de una iluminación fantástica. Algo sucedió ese día que afortunadamente todos estuvieron al pendiente de nosotros.
Nuestra fiesta fue en Venecia Recepciones. Antes de nuestra boda, en ocasiones pasábamos por fuera y veíamos los arreglos que tenían para sus eventos y nosotros nos imaginábamos si así de majestuoso sería el nuestro, no nos equivocamos. Al llegar nos recibieron un joven y una señorita con una copa de vino, nos apoyarían en todo lo que necesitáramos. Nos sorprendió que tuviéramos un camerino exclusivo para nosotros, muy acogedor.
Poco antes de hacer nuestra entrada el maestro de ceremonias presentó a nuestros padres y a nuestros padrinos. Previamente junto con los organizadores elegimos las canciones que utilizaríamos para momentos claves de la fiesta, ello le dio un toque aún más personal a nuestra boda. Tenemos que decir que la iluminación y el sonido local del salón juega un papel muy importante. Nuestra canción de entrada fue “November Rain” de Guns N' Roses.
Al bajar por la escalera se dio una revolución de emociones y nos decíamos emocionados. ¡Ya estamos aquí! No dejábamos de sonreírnos mutuamente, era como escapar del mundo exterior por tan solo unos momentos y sentir el amor de que cada persona que se encontraba ahí nos dedicaría una noche para hacernos felices. La cena se desenvolvió entre porras y gritos de felicitación de nuestra familia y amigos. La fiesta apenas estaba comenzando.
Cada quien bailó con sus padres una pieza en donde la canción que elegimos significara algo especial, canciones que nos trajeran recuerdos o simplemente expresaran de forma explícita aquello que a veces no sabemos decir tan fácil. Hubo un video que preparó el papá de Itzel, una semblanza con fotografías, algunas de ellas ya no recordábamos en donde y cuando nos las habíamos tomado, nos gustó bastante y a veces en alguna que otra reunión lo volvemos a ver. Quisimos que nuestro vals fuera recordando quienes somos y de dónde venimos por lo que lo bailamos con nuestras respectivas abuelas acompañados de alguno de nuestros tíos, el vals que elegimos fue igualmente encausado a ello: “Dios Nunca Muere” de Macedonio Alcalá.
Aquí en Puebla hay una costumbre que, como amantes de la tradición y de nuestros valores culturales, agradecemos que continúe hoy en día: El Baile del Guajolote. La gente forma un circulo y se comienzan a repartir flores y algunos alimentos que se compartieron en la cena.
Además de canastos llenos de pan y uno en especial que resguarda un guajolote. Tomando en cuenta el cuidado a los animales decidimos utilizar una especie de piñata que para fines prácticos resultó muy bueno y a muchos les agrado (tanto que nos lo piden hoy en día para fiestas similares). También celebramos el lanzamiento de ramo y corbata.
Nuestro pastel fue idea de unos muy buenos amigos, que junto con lo que nosotros queríamos integró elementos de Star Wars y siendo que uno de ellos es fan de la saga fue un pastel lleno de creatividad además de delicioso. Para ello el salón también nos apoyó en la idea de utilizar la música de “The March Imperial” y efectos de sonido al cortar el pastel.
No quisimos que la fiesta terminara sin antes saludar y agradecer a cada persona que nos acompañó, algunos venían de muy lejos exclusivamente a nuestro evento, fue un momento de encuentros y reencuentros. Entre consejos, bromas, algunos brindis, pero sobre todo de cariño comenzamos con el baile. Poco tiempo paso para vernos de pronto arriba del escenario bailando como Timbiriche y vestidos igual que ellos, no sabemos cómo nos acomodaron el vestuario pero sin duda lo volveríamos a hacer.
Casi al terminar la recepción llegó el momento de la llegada del mariachi. Ambos sin más ni más nos levantamos y comenzamos a bailar la clásica de los mariachis en todas las bodas “Novia Mía”, no sabíamos si se bailaba o no lo disfrutamos bastante. Poco a poco se fueron apagando las luces, había quienes querían seguir disfrutando de la fiesta, incluso nosotros.
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