La boda de Marco y Erika en Tasquillo, Hidalgo

El tiempo se fue volando y de pronto se escucharon las campanadas de la iglesia, todos brincamos, pero al ver el reloj suspiramos aliviados no eran para nosotros aun había tiempo.

La hora de ponerme ese vestido con el que soñé por meses estaba colgado ahí y era simplemente hermoso, lo vi y supe que así tenía que ser, así que Novias de Plata se encargó de hacerlo realidad, un vestido color perla de falda de tul y corsé de encaje bordado con perlas y en la espalda un gran escote acompañado de un moño muy peculiar, el velo lo hizo una tía que vive en Texas, igual era de tul y estaba bordado de encaje y perlas en todo la orilla como el vestido no llevaba cola el velo midió 3 metros de largo.

Mi abuelita y mis damas me ayudaron a vestir, mi mama afinó detalles y al final me sentía como una princesa.

La hora de irnos a la iglesia llegó, mi papá entró con el auto, y antes de salir mamichi me dio su bendición y fue ahí cuando las lágrimas se escaparon de mi, de ella, de mi mamá, las palabras no fueron necesarias, pero todas sabíamos que nos hacía falta él. Mi abuelito quien falleció solo 5 meses antes no estaba ahí para apresurarme e inundar la sala con su perfume, pero estaba en nuestros corazones y sabía, yo sabía que estaba conmigo ese día.

Salimos a la iglesia y al doblar la cuadra el novio aún estaba en su sesión de fotos, no podía llegar antes que él, así que retrocedimos y nos estacionamos en lo que el terminaba. Mi novio se arregló en casa de nuestros padrinos de velación y serían ellos junto a su mamá y nuestro pequeño hijo quien lo llevarían a la iglesia.

Por fin avanzaron y nosotros pudimos seguir con nuestro camino, llegamos y ahí estaban amigos y familiares esperándonos afuera de la iglesia, pero el padre no estaba, sí, así es, el padre llegó casi 15 minutos tarde.

Sentía que mi estomago se me saldría por la boca mientras bajaba del carro y caminaba hacia él. Estaba parado ahí de espaldas a mí en la entrada de la iglesia esperándome.

La ceremonia comenzó, la iglesia estaba llena de flores y la música que sonaba era muy bella entramos tomados de la mano y ahí frente a dios, nuestra familia, amigos, pero sobre todo, frente a Diego, nuestro pequeño juramos amarnos toda la vida.

Debo decir que es maravilloso ver un sueño de toda tu vida verse cumplido.

Al salir de la iglesia nos llenaron de arroz y el beso a la entrada no pudo faltar.

Nuestra recepción se llevó a cabo en el Centro Recreativo El Renacimiento un balneario que se encuentra a la orilla del rio y desde la palapa la vista es simplemente grandiosa, cielo azul y todo a tu alrededor es verde, lleno de árboles y el sonido del rio a lo lejos.

El servicio de banquete había dejado el lugar justo como lo pedimos, los centros de mesa ya estaban ahí y lucían muy bien en las mesas, la mesa principal tenía un aire majestuoso, una mesa estilo vintage con sillones blancos y al fondo una cortina de luces que se perdía entre lo azul del cielo y lo verde de los árboles, el clima era perfecto, el calor se había calmado un poco y nos permitía disfrutar de la tarde.

Los invitados llegaban mientras nosotros afinábamos detalles del banquete y me daban un pequeño retoque de maquillaje.

El animador anunció nuestra entrada y el lugar retumbó de aplausos, y así dimos inicio a nuestra celebración.

Todas las personas que son importantes para nosotros y para las cuales nosotros somos importantes estuvieron ahí compartiendo con nosotros la dicha de ese gran día.

El pastel era otra cosa que fue mejor de lo que lo había imaginado, un pastel de 5 pisos de fondant blanco, de sabor vainilla con relleno queso con zarzamora y adornado con una pequeña guirnalda de flores y dos novios en la cima una pequeña novia acompañada de un novio con armadura de ironman le dan ese pequeño toque que lo hizo tan especial.

Nuestro primer baile fue difícil de elegir, pero nuestra canción fue "Perfect" de Ed sheeran la cual sonó mientras una presentación transcurría y nosotros hacíamos nuestro primer baile como marido y mujer, recuerdo que la canción se nos hizo eterna mientras todos nos miraban lo que ocasionó unas risas entre mi esposo y yo.

Desde ese momento no paramos de bailar, de reír, de disfrutar la compañía de cada una de las personas que nos acompañaron, fue un día mágico, inolvidable que sin duda valió la pena cada día.